Lo reconstruirá porque el original está en la localidad gallega
13 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.La Gran Vía de Madrid volverá a disfrutar de la obra del arquitecto porriñés Antonio Palacios. Dentro de las obras que modernizarán la zona, se incluirá un templete que en tiempos pasados servía de ascensor para bajar la estación de metro. La obra original permaneció en funcionamiento desde 1919 hasta 1969, cuando se realizaron obras para que la línea 5 pasara por la Gran Vía madrileña. Un año después, el templete se desmontó y se envió a O Porriño, localidad natal del arquitecto. A día de hoy sigue allí a pesar de los intentos del Ayuntamiento de Madrid por recuperarlo.
La construcción intentará ser lo más exacta posible a la anterior con la salvedad de que si en el original cabían dos personas, en la nueva copia lo harán hasta 16 y será gratuita. Las reformas se esperan que acaben antes de que acabe el próximo año.
Esta referencia a la obra Palacios, constituye un reconocimiento por sí mismo a la figura del arquitecto. Su familia materna siempre estuvo muy vinculada a la explotación del granito gallego y él siguió su legado al ser el primer arquitecto en hacer uso de ese material para sus proyectos.
Abandonó Galicia muy joven para estudiar la carrera de Arquitectura en la capital de España, donde comenzó a ganarse a pulso el ser unos de las referencias en el siglo XX en su campo. Dejó su firma en edificios que a día de hoy se consideran emblemáticos. Entre sus obras destacan el Palacio de Comunicaciones (que hoy alberga la sede del Ayuntamiento de Madrid) y el Banco del Río de la Plata.
Nunca tuvo desatendida a su tierra. Palacios dejó su huella de una manera notable en Vigo y su área metropolitana. Diseñó edificios tan importantes para el imaginario colectivo vigués como el Teatro Caixanova (antes conocido como Teatro García Barbón) o el monasterio de la Visitación de las Salesas Reales, actualmente reconvertido en un geriátrico.
También diseñó el Plan General de Urbanismo de Vigo, un proyecto con el que quería conseguir un crecimiento ordenado de la ciudad, para el que era necesario derruir el Casco Vello y que no se llevó a cabo con la excepción de la construcción de la Gran Vía.
Es autor de obras como Virgen de la Roca (Baiona), una estructura de más de 15 metros hecha con mármol blanco, el Monumento Votivo del Mar (Nigrán), de influencia visigoda, edificio donde se aloja el Concello de O Porriño o varios chalés en Praia América.
A lo largo de su vida, Antonio Palacios siempre mantuvo un vínculo con sus orígenes (como prueba por ejemplo el escudo gallego presente en el palacio de las Comunicaciones). No se olvidó jamás de donde venía.
La ciudad de Madrid le brinda un merecido homenaje a la obra del arquitecto, que merece un reconocimiento como es debido. Una persona sin la que pasear por la calles de muchos lugares sería radicalmente diferentes.