El médico Víctor Quesada explica que existen nuevas enfermedades relacionadas con las adicciones a las nuevas tecnologías
18 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Existe un fino límite entre estar muy pendiente del móvil y ser un tecnoadicto. No hay una frontera clara que establezca que un comportamiento es patológico. «El uso de las nuevas tecnologías se convierte en una adicción cuando afecta a tus relaciones, cuando provoca aislamiento, estrés, desaseo...», establece el médico de familia Víctor Quesada. Ve un síntoma de adicción cuando se percibe la llamada vibración fantasma, «que es estar mirando el móvil continuamente porque crees que vibra, y es que no eres capaz de desconectar».
Quesada es médico de cabecera en Ponteareas y experto en medicina y nuevas tecnologías. Ayer ofreció una charla sobre las tecnoadicciones, dentro de la semana de actos organizada por la Asociación Galega de Medicina Familiar e Sociocomunitaria.
Opina que deben existir límites. «El trabajo puede esperar en la hora que dedicas a comer o a estar con tu familia; también cuando duermes», dice.
La charla iba especialmente dirigida a padres y educadores. A los médicos de familia les preocupan los adolescentes. Ellos ven a pacientes desde los quince años. «Lo habitual, desde siempre, es que cuando vienen a consulta no contesten ellos, sino la madre o el padre. Sin embargo, ahora sí están contestando mensajes de Whatsapp», dice. Si el progenitor no le llama la atención, puede querer decir que el comportamiento es frecuente en el joven. Así que el médico debe estar atento y tirar del hilo, ya que ahí se puede ocultar una adicción. Y no es frecuente que sean los pacientes los que acudan a consulta con una tecnoadicción reconocida.
¿Qué pueden hacer los padres? Víctor Quesada cree que prohibir el uso de las nuevas tecnologías es «ponerle puertas al campo», es decir, un error. Pero es partidario de «poner unos límites al uso del móvil, unas reglas». La primera es establecer un horario pero explicando al joven por qué se actúa de esa manera. La segunda podría ser revisar el contenido que visita en Internet, pero siempre de acuerdo con él. La tercera consiste en establecer una red de confianza entre el padre y el hijo, pasar tiempo juntos, conocer las aficiones y que el niño tenga claro que, si pasa algo, el padre va a estar ahí apoyándole. «El principal problema del ciberacoso es que la gente no denuncia porque no se atreve», explica.
En este sentido, hay tres fenómenos relacionados con el mal uso de las nuevas tecnologías por los adolescentes. Uno es el ciberacoso. «Hay gente que nunca sería un abusón físicamente, pero que las nuevas tecnologías le permiten serlo», dice el médico. Otro es el grooming, que consiste en que un adulto se gane la confianza de un menor para abusar sexualmente de él. El tercero es el sexting, que es la obtención y difusión de imágenes de contenido sexual.
Víctor Quesada Médico de Familia