El hombre, que también murió, y su esposa estaban tramitando la separación. En la vivienda había bombonas manipuladas
21 feb 2017 . Actualizado a las 11:26 h.Una fuerte explosión, que fue escuchada en gran parte de la parroquia de Chapela (Redondela) a última hora de la tarde de ayer, causó la muerte a una pareja que se encontraba en trámites de separación. La deflagración del gas de al menos dos bombonas destrozó el interior de la vivienda unifamiliar ubicada en el barrio de A Pousadoura, situado entre la raqueta que permite tomar desde Vigo la autopista AP-9 con dirección a Portugal y las antiguas vías del tren, ya en las proximidades de Vigo.
Varios vecinos identificaron con rapidez el lugar del estruendo y alertaron a los bomberos de Vigo cuando eran las 20.30 horas, efectivos que al acceder a la casa se encontraron con los dos cadáveres. María José Mateo García, Sesé, de unos 52 años, fue hallada sin vida junto a su segundo exmarido, Emilio Fernández Castro, de 47, que también falleció a causa de la deflagración.
La investigación abierta por la Policía Nacional apunta a una explosión de butano que pudiera haber sido provocada, por lo que el suceso es analizado desde la perspectiva de un posible caso de violencia doméstica. De hecho se consignó la existencia de sendas gomas de canalización del gas manipuladas, la deflagración del gas de al menos dos bombonas y también fueron encontrados restos de gasolina en el interior de la vivienda, según apuntaron fuentes de la investigación.
La casa, de dos plantas y garaje, quedó seriamente afectada en su interior por una onda expansiva cuyo estruendo fue descrito por la propia hermana de la mujer fallecida como «una explosión que hizo temblar todo».
Un niño dado por desaparecido
Tras encontrar los dos cuerpos sin vida, los bomberos buscaron con celeridad la presencia de uno de los hijos, de 8 años, de la pareja, que que según varios vecinos podría encontrarse en la casa con su madre. El pequeño llegó a ser dado por desaparecido por los efectivos desplazados, hasta que finalmente y tras momentos de gran tensión, fue localizado en casa de sus abuelos paternos, que residen en el mismo municipio de Redondela y que no advirtieron las llamadas en los teléfonos móviles a través de los cuales los habían intentado localizar de forma insistente otros miembros de la familia.
Según los testimonios de los vecinos, la pareja había roto en alguna ocasión, pero, tras reconciliarse, recompusieron su relación hasta la última ruptura. Varias fuentes apuntaron que el hombre seguía visitando a la familia casi a diario para llevar al pequeño al colegio. Ayer fue visto antes del suceso portando unas bolsas hacia la casa tras dejar aparcada en las inmediaciones su furgoneta Citroën Berlingo, que la policía científica analizó en una primera revisión ocular y ordenó retirar con una grúa para un examen pormenorizado.
El jefe del operativo de los bomberos confirmó que la explosión se produjo en el interior de la casa, y afectó al pasillo de la planta en la que vivía la fallecida y a su habitación, además de a un muro de carga. El destrozo generado obligó a apuntalar la fachada de la casa, tareas en la que los bomberos emplearon tres horas junto a la extinción del incendio declarado y la búsqueda de personas en el interior.
La madre de la víctima, que vivía en el piso superior, tuvo que ser atendida por efectivos sanitarios por el impacto psicológico sufrido. «Son vecinos de toda la vida, se criaron aquí y eran muy conocidos», apuntaban conocidos de ambos en medio de una gran expectación y el cierre de la calle, un camino sin salida que concluye en la casa donde se produjo la explosión.
El juez de guardia de Redondela declaró el levantamiento de los cadáveres, cuando la vivienda quedó apuntalada, en medio de la expectación vecinal.
La mujer recibió una llamada de teléfono veinte minutos antes de morir: «Vale, ya voy», dijo
María José, Sesé para familiares y amigos, la mujer fallecida en el incendio, trabajaba en Pescanova. Recibió una llamada telefónica apenas veinte minutos antes de la explosión en la vivienda. Se encontraba en una tienda del barrio a la que acudía habitualmente comprando pan de molde y otros productos -«para hacer bocadillos», comentó-, cuando recibió una llamada de teléfono.
Según testigos presenciales, la conversación fue muy corta y bastante seca. «Vale, ya voy», se limitó a decir. A partir de ese momento, abrevió tanto la compra como la distendida charla que hasta ese instante estaba manteniendo con las personas que estaban en el establecimiento, todas ellas también asiduas y, por tanto, conocidas.
Por el tono que empleó con su interlocutor, la hipótesis -que fabricó más tarde, cuando conoció el terrible desenlace- de una de las vecinas que escuchó las contadas palabras que pronunció María José es que la llamada que había recibido era de Emilio, su segundo marido, con el que se encontraba en trámites de separación y con el que tenía un hijo de 8 años, por cuya vida también se temió en un primer momento.
Pocos minutos después de producirse la explosión, varios vecinos confirmaban que el coche de Emilio estaba aparcado en las inmediaciones de la casa.
Subió bombonas al piso
Alguno de ellos comentaba que le había visto subir al piso «dos o tres bombonas de butano. Le llenó la casa de bombonas, abrió las espitas y cuando llegó Sesé todo saltó por los aires», aseguraba una mujer que reside a unos 200 metros del lugar del suceso y que aseguró que «el estruendo que produjo la explosión es lo más parecido que he escuchado a una bomba, una muy potente. No sabíamos lo que estaba ocurriendo, salimos a la calle y ya nos encontramos la casa en llamas. Estamos en shock. No damos crédito a lo que ha sucedido», señalaron.
Uno de los hijos mayores de la víctima -tiene otros dos de un matrimonio anterior-, parece que en cuanto contempló el dantesco escenario comentó en presencia de varias personas del barrio: «La ha matado, se la ha cargado».
Por su parte, la madre, que vive en otra planta del mismo edificio, tuvo que recibir atención médica en una de las primera ambulancias que se desplazaron al lugar. Una hermana que también ocupa otra de las plantas de la vivienda, estaba fuera de casa en el momento del suceso.