Dos jóvenes de Vigo mueren en un accidente de moto en Redondela al estrellarse contra un coche y un camión

M. Torres / E.V. Pita VIGO / LA VOZ

REDONDELA

Atlas

Las motocicleta en la que viajaban las víctimas invadió el carril contrario según la Guardia Civil

23 ago 2024 . Actualizado a las 01:48 h.

Tragedia en Redondela, donde perdieron la vida África Pérez Fernández y Alejandro González Pérez, dos jóvenes de Vigo y de tan solo 19 años, que sufrieron un accidente de tráfico a última hora del lunes. La moto que conducía ella se salió de la vía y, según confirmó la Comandancia de la Guardia Civil de Pontevedra, invadió el carril contrario. Era una Honda CBR de 125 centímetros cúbicos en la que circulaban por la Nacional 550. Fue a las 23.30 horas del lunes, a la altura del kilómetro 140,200 «un punto muy peligroso», según los vecinos, cuando la motocicleta de los jóvenes, que iba en sentido a Pontevedra, chocó primero contra un turismo Volkswagen Golf y después contra un camión de la basura

Nada se pudo hacer por salvar la vida de los jóvenes, que llevaban puesto el casco de seguridad en el momento del siniestro. Al lugar se desplazaron los servicios de emergencias con una ambulancia asistencial y otra medicalizada así como un amplio dispositivo de emergencias que movilizó a la Policía Local, bomberos, efectivos de Protección Civil de Redondela y al GES de Mos.

Alejandro González Paz, el vigués de 19 años fallecido en el accidente, trabajaba de soldador en la empresa Insnor S.L., situada en el municipio de Mos, en la carretera que lleva de O Porriño a Redondela. Sus compañeros estaban esta mañana consternados. «Era un chico muy alegre, con ganas de vivir, un niño muy querido por todos. Estamos consternados, el día antes había venido a trabajar como siempre, fue un golpe muy duro para todos», afirmó una portavoz de la empresa, casi sin dar crédito todavía a lo sucedido. El trabajador era muy apreciado por el resto de sus compañeros en la plantilla y había empezado en la empresa haciendo prácticas.

Conocía a la otra víctima del accidente, África Pérez Fernández, también de 19 años, que habían ido desde pequeños en un colegio del barrio de O Calvario. África, que era la conductora de la motocicleta siniestrada, fue atleta del CDCR Beade, la asociación cultural y deportiva de esta parroquia viguesa, cuyos miembros hoy se mostraban consternados. Había competido en carreras a través en su adolescencia y en el club guardan muy buen recuerdo de ella. Tenía una hermana menor.

Pese a la rápida actuación de los servicios de emergencias, ambos jóvenes fallecieron al momento. Numerosos conductores pararon también para intentar ayudar, ya que se trata de una de las vías con más densidad de tráfico de la provincia, si bien ya nada se podía hacer por las víctimas mortales.

Tanto los ocupantes del turismo contra el que chocaron primero como el del camión resultaron ilesos y los conductores de ambos vehículos dieron negativo en las pruebas de alcohol y drogas Tráfico les realizó en el lugar del siniestro. El accidente se produjo en la conocida como curva de la pantalla, por el emblema del Camiño Real que desde hace siglos está ubicado en el barrio de Coto, en la parroquia de Cesantes. Justo debajo de la vía del tren y en un kilómetro considerado como «punto negro» por los lugares que llevan años advirtiendo de la alta siniestralidad en la vía y reclamando medidas de seguridad, tanto para los conductores como para los residentes. «Ese corte que hay en la carretera, es mortal de necesidad», aseguraban horas después del siniestro Manuel y Nieves Cerezo. Viven a menos de cien metros del lugar del accidente y fueron de los primeros en llegar al macabro escenario.

«Aún no he podido dormir porque no me quito de la cabeza las imágenes», explica visiblemente emocionada Nieves. Su casa está casi enfrente del lugar del accidente. «Estaba con mi hijo cenando y escuchamos dos golpes seguidos. En cuanto salí ya me encontré con la tragedia, ya no podíamos hacer nada por ellos, no me lo puedo quitar de la cabeza ni dejar de pensar en ello», señala esta motera que la tiene en el garaje «porque por esta carretera es muy peligroso circular». Su vivienda tiembla cada vez que pasan los camiones de alto tonelaje que circulan por esta carretera masificada y que comparten calzada con miles de coches, motos y peregrinos, pero que no tiene aceras. Será el grupo de Tráfico el que determine las causas de este terrible accidente, pero los vecinos advierten que «no será el último si no se toman medidas para frenar esta sangría».

Dejan que la investigación continúe su curso, pero insisten en que llevan años reclamando «ante el Concello, la Diputación y la Xunta unas medidas de seguridad que no llegan y tiran de hemeroteca para hacer un listado de accidentes en el mismo lugar. «Si pones en Google kilómetro 140,200 de la Nacional 550 ya te sale una retahíla de accidentes. Hacía tiempo que no se producía ninguno con consecuencias tan graves, pero de daños hay casi a diario, vivimos con miedo constante», insisten.

Nieves recuerda cómo hace tan solo dos años, también delante de su casa, perdió la vida otro motorista, un vecino de 61 años del municipio. «Dijeron que debió sufrir alguna indisposición y por eso perdió el control de la moto y acabó chocando contra un mojón, pero yo vi cómo su motocicleta se tambaleaba en la zona de las grietas», insiste mientras mete la mano en uno de los agujeros que presenta el firme de la calzada en el carril de sentido a Pontevedra. A unos cincuenta metros del lugar en el que se produjo el impacto mortal que sesgó la vida de estos jóvenes de Vigo el lunes por la noche, está el último de los agujeros de unas grietas longitudinales de más de dos metros que discurren paralelas a la vía. «Cualquier motocicleta de poca cilindrada puede meter ahí una rueda y descontrolarse», dice mientras intenta sortear los vehículos que, a toda vista, superan de media y con creces, los 70 kilómetros de velocidad máxima a los que está delimitada la circulación en este tramo. Además, coches, motos y camiones invaden los arcenes, especialmente al llegar a esta curva, con el consiguiente riesgo para los viandantes y peregrinos que ya intentan evitar este tramo por seguridad.

«En otro carril está asfaltado, el que va hacia Vigo, y el que va a Pontevedra también, pero solo, a partir del agujero. No se entiende por qué no arreglan todo el tramo y por qué no reducen la velocidad máxima cuando sí lo hacen en zonas donde no hay tanta población como aquí, esto es un sinvivir», lamenta conmocionada Nieves Cerezo. Ella ni siquiera puede meter sus coches en el garaje «porque no hay visibilidad para salir» «Llevamos años pidiendo límites pero sobre todo las grietas que son especialmente peligrosas para las motos», consideran.