El reto de la «nueva» Albo: enlatar 100 toneladas de pescado al día sin ampliar plantilla

Alejandra Pascual Santiago
alejandra pascual VIGO / LA VOZ

SALVATERRA DE MIÑO

La fábrica de Salvaterra, de 24.000 metros cuadrados, se inauguró el pasado abril.
La fábrica de Salvaterra, de 24.000 metros cuadrados, se inauguró el pasado abril. Albo

La china Shanghai Keichuang dedica un presupuesto de 25 millones a la nueva planta de la conservera en Salvaterra y mantendrá 160 trabajadoras

15 jun 2023 . Actualizado a las 00:22 h.

Albo ha asumido el reto mayúsculo de procesar 100 toneladas de pescado diarias en su nueva planta de Salvaterra de Miño sin ampliar plantilla. La conservera, que promete producir más de 100 millones de latas al año, se bastará de sus 160 trabajadoras desplazadas desde las históricas fábricas de Vigo y A Mariña para alcanzar el objetivo. No hay más contrataciones de personal previstas, tal y como han informado a los sindicatos tras la inauguración en la plataforma logística. La compañía china Shanghai Keichuang, propietaria de la empresa, se ha propuesto medir la productividad «al milímetro». El presupuesto que manejan para esta nueva planta es de unos 25 millones de euros.

La mayor fábrica de conservas de Europa, como refieren ellos mismos, exprimirá los sistemas tecnológicos con los que se ha equipado para aumentar la producción sin invertir en mano de obra. Cuentan con cámaras frigoríficas de temperatura negativa, otras para atemperar y un espacio de depuración propio. En la planta, de 24.000 metros cuadrados construidos a cargo de Dragados, han integrado los equipos rescatados de las instalaciones de Beiramar. También ha instalado nueva maquinaria, más innovadora, como un salmuerador continuo de sardina con varios sistemas de transporte, suministradas por la gallega Gaictech. También se ordenó a Tecingal el almacén de envase de vacío, con la instalación de despaletizadores para cada formato de latas.

Digitalizar los procesos productivos es el segundo pilar en el que se han apoyado desde Albo para alcanzar sus objetivos. Se han desarrollado e implementado diferentes soluciones tecnológicas como analítica avanzada, machine learning o big data para optimizar las fases de cocción, limpieza, empacado y cierre. «Las nuevas tecnologías nos permiten ser más competitivos y ágiles, mientras que los procesos artesanales se mantienen para asegurar el sello de calidad», resumen.

Fachada de la nave de la conservera Albo, única fábrica construida en la Plisan
Fachada de la nave de la conservera Albo, única fábrica construida en la Plisan Oscar Vázquez

La plantilla comenzó sus desplazamientos hasta Salvaterra el pasado octubre. El verano anterior, la factoría de Beiramar echó el candado después de 105 años de historia. En los últimos seis meses, las empleadas y la organización se han adaptado a las nuevas instalaciones, donde hoy en día ya operan al cien por cien de su capacidad. Fuentes sindicales conocedoras de la situación corroboran que, salvo las complejidades que entrañan los desplazamientos hasta la Plisan, las trabajadoras se han acostumbrado a su nueva ubicación.

Facturación

Otro reto que aspira a batir la conservera es el de sobrepasar los 100 millones de euros de negocio anual con el equipo actual. En el 2022, que fue un año de cambios, Albo alcanzó los 96,5 millones de euros de caja. En el ejercicio anterior, influencia de la pandemia, habían sido 81,5 millones. Lo consiguieron a base de vender túnidos, calamares, sardinas, mejillones, zamburiñas y huevas de merluza. España es el principal mercado en el que está presente la marca, según las últimas cuentas auditadas publicadas, correspondientes al 2021. Aquí vendieron 76,5 millones de euros. El resto del mercado europeo sumó otros 2,4 millones. Por detrás se encuentran África (1,3), América (0,6) y Asia (0,5). La conservera pretende «incrementar la presencia de la marca en los mercados internacionales, tanto en los ya posicionados, como en nuevos emergentes, como la zona norte africana», indica la empresa.