Mata a tiros a su hermana y a su sobrina en una riña por una escalera en Soutomaior

Dos mujeres fueron asesinadas ayer en Soutomaior y el detenido como supuesto autor de los crímenes es hermano y tío de las víctimas. Eran las tres en punto de la tarde y, al parecer, fue un vecino el que dio la voz de alarma. La Policía Local se personó en el lugar y encontró a Miguel Gil Rodríguez delante de la especie de galpón rudimentario que él mismo había hecho y en el que vivía solo. Allí descubrieron también los cuerpos sin vida de Genoveva Gil, de 62 años y de su hija, Noelia Ramos, por lo que ya lo arrestaron allí mismo.

La Guardia Civil ya había acordonado la zona cuando llegaron los primeros familiares de las víctimas, en evidente estado de shock. Manuel Otero Sorribas, novio de Genoveva, esperaba destrozado noticias de lo que había pasado tras el cordón policial. Aún sacó fuerzas para explicar su impotencia y versión de unos hechos inexplicables e inesperados para todos que dejan varias familias destrozadas. Según indicó Manuel, que vivía con Genoveva en Vigo, madre e hija habían ido ayer a Soutomaior a darles de comer a unos perros que tenían en una finca. «Foron á casa do irmán a buscar a escaleira que el lles roubara, porque era de Genoveva, e él respondeu a tiros», afirmó Manuel Otero, visiblemente afectado. Unos amigos de Vigo, con los que la pareja debía haber comido este domingo, como era costumbre, llevaron a Manuel al lugar porque él ni conduce ni tiene coche. «Genoveva era una persona muy buena que ayudaba a todo el mundo. Estaba feliz viviendo con Manuel», señaló su amiga Sofía.

«No se llevaban bien, pero nadie podía imaginar esto», declaró en el lugar Manuel Otero. Ni él ni ningún lugareño pensaron jamas en vivir algo así. Tampoco otros familiares, como uno de los cinco hermanos de Genoveva y Miguel, que acudió al lugar sin saber casi lo que había pasado. «Estamos en shock, yo conozco a mis hermanos y ninguno de los dos es conflictivo como para llegar a esto. Solo las diferencias que puede haber en todas las familias», sostuvo una hermana de ambos.

Las dos mujeres murieron por heridas de arma de fuego realizadas con una pistola, a falta de las correspondientes autopsias. Ni el marido de Genoveva, ni sus hermanos que acudieron ayer al lugar, ni sus vecinos, sabían que Miguel tuviera armas. «Que digan que pudiera tener armas es algo que no te lo crees, parece todo de ciencia ficción y que estamos viviendo algo que no es real», manifestó Raquel Gil, impresionada por la noticia.

«Decía que tenía una pistola, y claro que la tenía, a la vista está. Pero cómo lo íbamos a saber...», lamentaba Manolo Otero. Fue uno de los amigos que lo llevaron hasta Soutomaior el que tuvo que avisar al novio de Noelia desde allí. «Non o pode crer, estoulle a dicir que é verdade, que mataron a Noelia, pero non o cre», confirmaba mientras intentaba convencer y tranquilizar a su interlocutor. Es el novio de Noelia. «Vivían xuntos nunha casa que eu teño en Rois. Ela era moi traballadora e acaba de comprar un coche», indicó Manuel Otero.

Varios lugareños se concentraron en las inmediaciones para saber qué había pasado, impresionados con el despliegue policial. «Miguel era bastante pacífico, no era una persona violenta, tenía que estar muy picado», sostiene María, otra vecina incapaz de asumir lo que ha pasado a escasos metros de su casa.

Los hechos se produjeron en una zona bastante aislada, con más tráfico ayer de lo habitual. Numerosos vehículos oficiales entraron y bajaron durante horas hasta que la jueza ordenó el levantamiento de los cadáveres, sobre las siete y media de la tarde. Solo entonces pudieron ir hasta el lugar los familiares, a los que la Guardia Civil les acompañó personalmente. El detenido fue trasladado a un centro médico porque tenía cortes en las manos.

Soutomaior decretará dos días de luto oficial por el doble homicidio. Así lo ha confirmado, el alcalde, Agustín Reguera, que ha señalado que, además del luto, se suspenden todas las actividades municipales previstas este fin de semana. El regidor ha constatado la gran «consternación» que se vive en el pueblo.

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