Fenosa reclamaba las expropiaciones para hacer una presa que afectaría a Crecente, As Neves y Arbo
02 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Antes de la apertura de la autopista, el viaje entre Pontevedra y Vigo tenía un embudo que provocaba interminables retenciones. Era conocido con la palabra gallega funil. A finales de enero de 1977, el Ministerio de Obras Públicas anunciaba al Concello de Redondela la aprobación del presupuesto definitivo para corregir esta estrechez en plena villa. El gobierno de aquella localidad era conocedor al mismo tiempo de la decisión del Consejo de Estado de atribuirle la titularidad de la isla de San Simón.
Noticias igual de positivas recibía el municipio de Tui. En el campo de la feria se destinarían 1.500 metros cuadrados para la construcción de un ambulatorio de la Seguridad Social.
Menos agradables fueron las cosas en los municipios de As Neves, Arbo y Crecente. Desde finales de los años setenta pendía sobre la zona un proyecto para hacer un embalse en el Miño. Se expuso al público en 1971 y en enero de 1977, Fenosa solicitaba la expropiación urgente de los terrenos. Los vecinos se opusieron hasta que el proyecto se paralizó por el rechazo del Gobierno portugués muchos años después. El español nunca lo rechazó.
Aguas abajo, los ayuntamientos de Tomiño, O Rosal, A Guarda y Oia se preparaban para acoger un colegio de atención a niños con síndrome de Down. Los estatutos fueron aprobados por el Gobierno Civil de Pontevedra, elaborados por una comisión gestora. Comenzaba a andar el Colexio San Xerónimo Emiliani.
En Tomiño, aquel verano tuvieron unas veraneantes de alta alcurnia. Las infantas Elena y Cristina de Borbón pasaron diez días, junto con otras compañeras del colegio Virgen del Camino de Puerta de Hierro, en el pazo de Tebra. Según desvelaba La Voz, fue clave para la elección la mediación de una maestra de O Rosal que había sido compañera de estudios de la directora del centro escolar madrileño donde estudiaban las infantas.
Más preocupados andaban en O Condado con la elaboración del plan de ordenación comarcal. Los vecinos de Mondariz buscaron el asesoramiento del arquitecto César Portela y, en una reunión de junio, decidían impugnar la totalidad del plan.
Como curiosidad para la época, en el pleno de la corporación de O Porriño decidieron comprar un magnetófono para recoger textualmente lo dicho en las sesiones corporativas.
La lancha de ría era el principal medio de comunicación entre O Morrazo y Vigo. La Asociación de Veciños de Cangas iniciaba en enero una campaña para reclamar seguridad en estas embarcaciones. Mientras tanto, en Moaña gritaban en la calle a favor de una mejora de las instalaciones educativas. «¡Pocilgas, non!» y «Construción urxente dos colexios de Tirán e Domaio», eran los lemas elegidos.
Más humanitaria era la reclamación de mil habitantes de Baiona. A través de un escrito debidamente firmado, le reclamaban al gobernador civil la restitución del concejal Joaquín Pazo Eloy. Por entonces, se obligada a estar censado en el municipio para ejercer de edil.