«El trabajo más duro del banco de tapones es clasificar todo el material»

Soledad Antón García
soledad antón VIGO / LA VOZ

TOMIÑO

cedida

El objetivo de la nueva campaña es lograr 46 toneladas y recaudar 10.000 euros

05 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Fue hace poco más de año y medio cuando Jose Carlos Balea (Vigo, 1975) se puso al frente del Banco de Tapones de O Baixo (Banta), aunque es uno de los voluntarios más activos de la ONG prácticamente desde su creación hace seis años. Fue entonces cuando un grupo de padres de Tomiño empezó a tejer la red de la solidaridad para ayudar a costear la prótesis de Diogo, un niño de 3 años que había nacido sin el antebrazo derecho. «Entonces entrenaba a un equipo de fútbol sala de chavales, me enteré de la iniciativa y empecé a recoger en el vestuario los tapones que traían los niños», relata.

Igual que José Carlos, media Galicia se puso también a recolectar tapones de plástico y no ha parado desde entonces. Porque detrás del caso de Diogo vinieron otros y la bola de la solidaridad ha seguido rodando. «Acabamos de abrir la campaña número 13», afirma Balea, que explica que en esta ocasión serán tres los destinatarios del dinero que se proponen conseguir, unos 10.000 euros.

Son en concreto sendos niños de 3 y 11 años, diagnosticados de leucemia y de autismo, respectivamente, y un redondelano de 40 años que, fruto de un accidente, padece dorsolumbalgia crónica desde hace dos décadas y, además de una grúa, necesita instalar y homologar una rampa para subir y bajar de su furgoneta con la silla de ruedas.

El presidente de Banta, José Carlos Balea, explica que en el caso del pequeño con leucemia, los 3.000 euros que pretenden aportar se destinarán a cubrir los gastos de estancia y transporte al hospital, «y lo que pueda surgir, ya que el diagnóstico es todavía muy reciente», dice. También para colaborar en el transporte será el dinero que quieren entregar a la familia de la niña autista, que tiene previsto viajar a México, uno de los contados países en los que se realiza una terapia de estimulación de choque. Se trata de un tratamiento que no existe en España.

Es un trabajo al que muchos voluntarios dedican su tiempo libre. «Compensa», asegura José Carlos, que dice que están recogiendo en torno a tres toneladas de tapones cada mes. Teniendo en cuenta que la empresa que los recoge para reciclarlos paga en torno a 250 euros la tonelada, han calculado que necesitan al menos 46 toneladas para cumplir con el objetivo de esta nueva campaña.

Explica que ya tienen varias rutas fijadas que realizan de forma regular. Las cubren con dos furgonetas, una de las cuales se la donó PSA. Y es que no son pocas las empresas que también arriman el hombro.

Jornada de clasificación

Especialmente de agradecer, dice, es el caso de una voluntaria que viene en tren desde A Coruña cargada con bolsas y maletas de tapones. «En Ourense también recogemos del orden de una tonelada de tapones al mes», dice Balea, que añade que el trabajo más duro «quizá sea clasificar todo el material que llega al almacén central de Tomiño». En este caso, toda ayuda es poca, por lo que hace un llamamiento a todas las personas que quieran echar una mano para que se acerquen a Tomiño (plaza de la Mina) el próximo día 14. «Hemos organizado una jornada de clasificación desde las 9 de la mañana hasta las 2 de la tarde», dice.

Mejor si las personas que decidan sumarse llegan cargadas de tapones de plástico. Valen también cualquier recipiente de plástico duro, como los de detergentes o suavizantes, pero prefieren los tapones porque son más manejables y pueden almacenarse mejor.

El Banco de Tapones de O Baixo Miño nació para transformar plástico usado en dinero, pero con el paso del tiempo ha ido ampliando sus actividades. A base de llamar a la puerta de varias empresas, y de la solidaridad de particulares, han conseguido montar un aula en la que ofrecen formación. «También impartimos charlas en los colegios en las que explicamos lo importante que es reciclar y lo mucho que vale cada gesto en ese sentido por pequeño que sea».