Las singulares iglesias de dos torres

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

TOMIÑO

En Vigo y su área de influencia hay diez templos de esta característica arquitectónica

30 jun 2024 . Actualizado a las 00:43 h.

La tipología más habitual de las iglesias en la diócesis de Vigo es la que presenta el campanario en una espadaña, que puede ser más o menos sofisticada. Después, por número están los templos con una sola torre, que puede estar centrada en el eje del edificio o situada en un lateral de la fachada. Mucho menos frecuentes son los casos de doble torre en la fachada. Concretamente, en todo el sur de la provincia de Pontevedra son diez los ejemplos de esas características. Su función práctica es servir de soporte a dos juegos de campanas.

El gótico introdujo la doble torre con el afán de dotar de armonía a las fachadas y aumentar su verticalidad, aunque también sirven para marcar un cierto carácter defensivo. El caso más claro de esta última característica se encuentra en la fachada principal de la catedral de Tui. Ahí aparecen dos torres almenadas que no acogen el campanario, ya que este está situado en la fachada norte. Su función parece más confirmar la fortaleza de la fe católica. La construcción de la fachada se inició en el siglo XII.

Santa María de Baiona, la ex-colegiata, también presenta un aspecto fortificado. Sus orígenes están en el siglo XIII, aunque experimentó modificaciones en las siguientes centurias. Ninguna de las dos torres fueron concluidas, quizá por falta de dinero, o porque los estilos arquitectónicos fueron cambiando. La torre meridional alcanzó más altura que la que da al norte, dejando un aspecto más achaparrado de lo que seguramente ideó el maestro que diseñó la fachada.

En la misma localidad se encuentra la capilla de Santa Liberata. Es un edificio que se construyó a caballo de los siglo XVII y XVIII, pero que requirió numerosas reparaciones al poco de su término. Las dos torres están claramente situada a partir del primer cuerpo del edificio y, actualmente, precisan una limpieza de sus cubiertas, así como todo el resto de la techumbre del edificio. En su diseño y ejecución participaron, en la fase inicia, los canteros José Domínguez y Marcial González, y, posteriormente, el maestro Juan Portela.

Al igual que ocurre con Santa Liberata, el templo de San Campio de Lonxe, en Figueiró, Tomiño, también está dedicado a un mártir. Este templo está fechado a comienzos del siglo XIX, y muestra claras influencias del barroco portugués, especialmente en el remate de sus torres. Ambos elementos le otorgan al conjunto una gran esbeltez. A lo largo del siglo XIX experimentó varias reformas.

Aunque de una hechura muy diferente, San Xoán de Rubiós, en As Neves, coincide cronológicamente con San Campio. Sobre un templo barroco se realizaron modificaciones durante el XIX, como es el caso de una de sus dos torres.

Más antiguo es el santuario de Santa María de Darbo, en Cangas. Su construcción se realizó entre los siglo XVII y XVIII, y constituye un ejemplo de gran valor arquitectónico en el barroco rural gallego debido a la armonía del conjunto. Hay expertos que relacionan sus formas con el barroco colonial americano.

En O Porriño se encuentra la capilla de San Bieito, en el barrio de mismo nombre. Es una construcción de reducidas dimensiones en la que resaltan perfectamente las dos torres laterales. Su construcción, a finales del siglo XIX, fue impulsada por los porriñeses residentes en América.

Santa María de Vigo, la antigua colegiata hoy ascendida a la dignidad eclesiástica de concatedral y basílica, es uno de los escasos ejemplos de arquitectura neoclásica en Galicia. Melchor de Prado proyectó este edificio para sustituir al anterior templo, que había sido levantado a finales del siglo XV. Explica Montserrat Rodríguez Paz en su libro Santa María de Vigo, que, en el diseño original, las torres constaban de dos cuerpos rematados en una pequeña cúpula de estilo corintio. El proyecto final fue modificado al incorporarse a ambos elementos un cuerpo más en altura, lo que le dio mayor esbeltez. El primer cuerpo es macizo; el segundo tiene cuatro vanos y acoge las campanas; y el tercero está rematado por una pequeña cúpula. Aunque el templo fue abierto al culto a partir de 1836, las torres no se concluirían hasta unas décadas después.

La iglesia parroquial de Santiago de Vigo estuvo situada en el entorno de la actual plaza de Francisco Fernández del Riego. El mal estado del templo provocó su derribo a finales del siglo XIX y la construcción de una nueva iglesia en su actual emplazamiento, en la calle de García Barbón. Fue encargado a Manuel Felipe Quintana. Se inspiró en el gótico, aunque por necesidades económicas se vio obligado a recortar la altura de las dos torres, lo que privó al edificio de la verticalidad propia del estilo medieval. Fue consagrada al culto católico en el año 1907.

La más reciente de cuantas iglesias presentan dos torres en el área viguesa, aunque fuera de la Diócesis Tui-Vigo, es Nosa Señora do Carme, en Moaña. Fue iniciada su construcción en el año 1947, pero las obras se prolongaron durante años. De hecho, cuando comenzó a acoger los oficios religiosos todavía no estaba acabada la iglesia. Fueron sus torres los últimos elementos construidos. Y no hace mucho de eso. En el año 2020 fue cuando se completó con la presencia de las dos torres, que están separadas del cuerpo principal del edificio. Poco después ya se pudo instalar una campana en una de las torres.