El número de hogares que viven con 338 euros al mes atendidos por la organización religiosa aumenta un 23 %. Contratará más trabajadores para reducir la lista de espera
25 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.La pobreza sigue azotando a la población viguesa, como demuestra el hecho de que Cáritas Diocesana de Tui-Vigo atienda a 1.800 familias al año. La cifra supone un 23 % más que la registrada en el 2013, cuando parecía que había tocado techo, y da la razón a un informe de Cáritas Europa en el que reflejaba que la austeridad no está funcionando. El documento, titulado Pobreza y desigualdades al alza: la única solución que se necesita son sistemas sociales, recomienda garantizar unos ingresos mínimos para todos, abordar la evasión fiscal e introducir sistemas justos de fiscalidad.
Otra muestra de la necesidad de un nuevo enfoque se confirma al tener en cuenta el salario medio que perciben esas 1.800 familias: 338 euros al mes. Con ese dinero tienen que pagar el alquiler del piso, comer, vestirse, abonar luz y agua y cubrir otras necesidades imprevistas como medicinas, averías y material escolar, si tienen hijos. El 26 % del total de esas familias son monoparentales y más de la mitad tienen hijos menores.
«La austeridad ataca siempre a las familias más pobres y debemos ser solidarios, no solo papá Estado, sino la sociedad; tenemos el deber de ayudar y el derecho a ser ayudado. Si no ayudamos a nuestros hermanos, amigos y compañeros, mal vamos», comenta el director de Cáritas Diocesana de Tui -Vigo, Ángel Dorrego. «¿Si con la austeridad conseguimos trabajo? Pues no lo sé», duda el responsable.
Lo que sí sabe Dorrego es que están haciendo lo indecible para ayudar a las personas que pasan por su local. La demanda es tal, que la lista de familias que reclaman ayuda obliga a esperar un mes hasta ser atendidas. Para paliarlo, contratarán a dos personas a tiempo parcial, porque tampoco tienen espacio para mucho más.
Desde el punto de vista presupuestario, este año ampliarán las provisiones en cien mil euros para poder ayudar a más familias a pagar la comida y los alquileres, así como la luz y el agua, problemas fuertemente enquistados que en muchas ocasiones no pueden ser afrontados por los allegados. Dorrego espera que la sociedad viguesa les eche una mano para llevar adelante esta mejora.
El tiempo que Cáritas suele prestar ayuda a las familias oscila entre seis y ocho meses. «Nosotros no tenemos capacidad para dar trabajo, ayudamos a encontrarlo dentro de nuestras posibilidades, apunta Ángel Dorrego. Tanto el director como el equipo que tiene a su cargo hacen a diario lo indecible para mejorar la vida de muchos hogares vigueses. Nueve de cada diez familias atendidas tienen entre 24 y 54 años y acuden en un estado lamentable de desesperación debido a la falta de empleo.
La tercera edición anual de una serie de análisis en profundidad elaborados por Cáritas Europa constata, como en el caso de Vigo, el creciente número de personas que luchan contra la pobreza y la exclusión social. Detecta que el riesgo social va en aumento, las prestaciones se reducen y las personas están bajo presión. Muestra claramente cómo después de seis años de crisis económica, los pobres siguen pagando por ella, pese a no haberla causado, y son cada vez más pobres.
Entidades
La situación detectada por Cáritas Diocesana de Tui-Vigo es similar a la que aprecian otras entidades de la ciudad y confirma la desvelada el pasado fin de semana por los comedores sociales. Lejos de detectar una mejoría, las salas permanecen llenas, lo que ha obligado en algunos casos a poner doble turno o a hacerlo rotatorio para evitar el hacinamiento de los usuarios.
Otra muestra del descontento es el incremento de entidades sociales registradas con carácter oficial, que se ha disparado en los últimos años. Las manifestaciones y protestas han llegado a triplicarse hasta el punto de situarse Vigo a la cabeza de Galicia. Paro, desahucios y abusos hipotecarios son los motivos más repetidos.