La escalada de precios por el conflicto en Ucrania lleva a miles de conductores portugueses y gallegos a llenar el depósito y a acopiar combustible en garrafas en las estaciones de bajo coste de la frontera
09 mar 2022 . Actualizado a las 01:45 h.Ante la escalada súbita y sin precedentes del precio de los combustibles, y la incertidumbre de cuándo tocará techo, los consumidores se han lanzado a las gasolineras para hacer acopio. En casi todas las estaciones portuguesas se triplicaron las ventas el fin de semana pasado y, en la raia, donde se registraron colas aun mayores que en tiempos de covid cada vez que se reabrían las fronteras, se duplicaron. «Llevamos casi doce años trabajando y nunca, ni siquiera cuando se levantaban las restricciones de movilidad durante la pandemia, llegamos a registrar tanta afluencia. El domingo quedamos sin existencias, tanto de combustible como de bombonas de butano», confirma desde la gerencia de OutleTui Mercedes Doval.
La avalancha de conductores en las tres estaciones de servicio de bajo coste de Areas de Tui ha sido tal que tuvo que intervenir la policía para regular el tráfico. La prioridad no fue solo llenar los depósitos de combustible sino los maleteros. «Notamos cómo se ha incrementado el acopio. Ha aumentado el número de conductores, tanto españoles como gallegos, que llevan garrafas para casa», explica Doval.
La factura de la guerra de Ucrania supone una losa cada vez más pesada para las finanzas de los hogares, pero lo que no cambia es el peregrinaje habitual de ciudadanos portugueses a los que les compensa hacer más kilómetros para ahorrar. Aunque los precios se hayan disparado en ambos países, el desfase se mantiene y en municipios fronterizos como Tui y Valença, Tomiño y Cerveira o Monçao y Arbo, tres kilómetros entre gasolineras pueden suponer 15,6 euros de ahorro en cada vehículo de gasoil y hasta 18,3 en los de gasolina para utilitarios con 60 litros de depósito. Ayer, la diferencia entre Galp de Valença y OutelTui era de 0,26 céntimos en el gasoil y de 0,30 en la gasolina. La garrafa de butano en Portugal ha superado los 29 euros mientras que en España está a 17,75 euros.
«Tuve que recorrer 30 kilómetros el domingo para poder comprar una bombona y eso que vivo al lado de una gasolinera. Tuve que ir a tres y, al final, mi cuñada me la consiguió en una parroquia de Tui», explica Isabel Torres, vecina de O Porriño.
Sí hay rutinas que han cambiado con la invasión de Ucrania y que afectan a todos los clientes con independencia de su nacionalidad. «Los conductores ahora ya no esperan a que se les acabe el depósito. Van rellenando casi todos los días por el miedo a las sucesivas subidas para ahorrarse esos picos», apunta Doval.
La gerente se atreve a predecir cuándo pueden tocar techo los precios e incluso advierten de que esta misma semana se encarecerán, de media, entre 6 y 7 céntimos por litro. «A los tres días de empezar la guerra comenzó a subir y ahora lo hace a diario. La incertidumbre es total», señala Mercedes Doval. Lo demuestran las aglomeraciones que se registraron el fin de semana y que, con probabilidad, se sucederán de nuevo el que viene. Las imágenes de las hileras de coches en los accesos y de los conductores de ambos países cargando con las garrafas de diez litros de combustible como si no hubiera un mañana reflejan el miedo del impacto de la ofensiva bélica en las dos riberas del Miño.
Portugal puso en marcha a finales del año pasado el programa AUTOvoucher, con el que subvencionan hasta cinco euros por contribuyente de combustible al mes, a razón de 10 céntimos por litro y un máximo de 50 al mes. La «extraordinaria» escalada de precios tras la décima subida en lo que va de año y la guerra de Ucrania hicieron que desde ayer, y al menos durante el mes de marzo, el subsidio llegue hasta los 20 euros para financiar el consumo de combustibles, pero este plus del Gobierno no ha minimizado de momento la peregrinación de conductores.