PERISCOPIO
13 jul 2004 . Actualizado a las 07:00 h.Dicen que la buena mesa ejerce un poderoso influjo para los negocios, las tertulias y el fomento de la amistad. Algunas de las conversaciones políticas más interesantes de Galicia tuvieron por testigo un mantel. Y varias de esas operaciones que terminan transformando ciudades enteras, para bien o para mal, se combinaron con jamón de jabugo de primero y remataron con copa y puro. Tal vez sólo sea el fomento de la amistad, o quizás negocios, o política en estado puro. El caso es que uno de los más lujosos restaurantes de Nigrán ha sido mudo testigo de varias comidas de muy alto postín. Yo propongo un entretenido juego de verano. Como desconozco el contenido de la conversación, y no pretendo indagar mucho más allá de lo que me cuenten, me limitaré a avanzarles los comensales y ustedes mismos especulen con lo que allí se coció, entre filete y filete... Presidió el banquete de amigos el alcalde anfitrión. A su vera se sentó el concejal de Urbanismo de Vigo, y a la izquierda el ex concejal de urbanismo y actual concejal del Bloque en la oposición. Póngan ustedes los nombres... y el resto. Lo que les cuento ahora ocurrió, aunque no se lo crean, en el Ayuntamiento de Vigo. Al concejal López Chaves le presentaron el cartel (soberbio) de las fiestas del verano. Como quiera que todavía no estaba cerrado, le consultaron sus preferencias para completar el elenco de artistas. Su reacción fue inmediata: «No quiero más melenudos», dixit, palabrita del niño Jesús.