
Un empresario destina diez mil metros cuadrados de terrenos forestales para usarlos como cultivos de alquiler
05 ene 2013 . Actualizado a las 07:05 h.Las huertas urbanas son un fenómeno que se expande y que también ha llegado a Vigo, no solo de la mano del Concello, que ha destinado 3.000 metros cuadrados para este cometido, sino también gracias a un empresario del sector de la jardinería. Fernando Gómez dispone de más de diez mil metros cuadrados de terrenos repartidos entre Fragoselo y As Rozadas que ha comenzado a alquilar para todo aquel que quiera aficionarse a la horticultura.
Por cincuenta euros al mes, se puede disponer de un terrenito de cien metros cuadrados donde poder cultivar productos del país y todo lo que puedan dar estas tierras orientadas a la entrada de la ría, donde afirma que existe un microclima idóneo para el cultivo. Fernando Gómez dice que de esta forma busca obtener una rentabilidad a unas propiedades que actualmente no utiliza y , que por otra parte, no son aprovechables urbanísticamente, dado que se encuentran dentro de espacios protegidos.
Hasta hace poco tiempo le servían para almacenar los restos de podas que generaba la actividad de su empresa, Vigo Jardín. Sin embargo, gracias a la apertura de plantas de residuos vegetales tanto en Vigo como en Nigrán ha podido dejar de utilizar sus terrenos para este cometido. Le resulta más económico enviar los desperdicios vegetales a estos puntos, antes que gestionarlos en sus propios terrenos.
Ahora ofrece sus tierras en alquiler porque se niega a tenerlas paradas. Garantiza a sus clientes que podrán llevarse para casa una producción suficiente para cubrir las necesidades de consumo de vegetales de toda una familia durante todo el año y aún les quedará para repartir.
Pero su objetivo va más allá de llenar las despensas de sus inquilinos. ««Ofrezco la satisfacción de tener una vía de escape en medio de la naturaleza y a un paso de la ciudad», afirma. Las fincas que ha preparado para el cultivo se encuentran a diez minutos del centro de Vigo y cerca de la carretera. En Fragoselo están junto a un riachuelo que garantiza el riego. Las de As Rozadas, en Chandebrito, se encuentran un poco más lejos, pero sobre un valle desde el que se divisan una espectaculares vistas.
El precio del alquiler también incluye el asesoramiento de los especialistas de su empresa de jardinería sobre cuáles son las especies más convenientes, según la época del año. Asegura que no hace falta experiencia para poder poner en marcha una huerta. «Con dos horas de trabajo a la semana es suficiente para tener la huerta en condiciones», manifiesta. «Mis clientes tendrán la satisfacción de consumir productos ecológicos cultivados por ellos mismos de manera completamente natural», afirma. Cree que se trata de un negocio con mucho futuro.