
El Sergas inicia hoy las obras de urgencia, que finalizarán el viernes
12 nov 2014 . Actualizado a las 09:31 h.El centro de salud situado en la plaza de la Constitución, en pleno Casco Vello, se encuentra apuntalado desde hace días ante el peligro de derrumbe del falso techo debido al deterioro por los problemas de humedad.
La zona afectada es la planta baja, donde están situados los mostradores para la solicitud de cita previa y de otros trámites administrativos. Desde hace unos días los trabajadores desempeñan sus funciones entre un bosque de columnas metálicas que sujetan la techumbre para evitar riesgos. Pese a lo aparatosa que parece la situación a simple vista, el Sergas ha entendido que no reviste peligro y ha decidido continuar con la actividad cotidiana de las dependencias.
Para hoy está previsto que se inicien los trabajos de reparación, que se desarrollarán de forma intensiva y se prolongarán hasta el viernes al ser considerada una obra menor. Tampoco en estos días se interrumpirá la atención a los pacientes adscritos a este centro de salud.
En total, son 16.000 los usuarios registrados en el Casco Vello procedentes no solo del barrio antiguo, al contar este con escasa población, sino también de otras zonas próximas de la ciudad.
Los usuarios son atendidos por doce médicos, dos pediatras, diez enfermeros, cuatro administrativos, tres auxiliares, un trabajador social y un celador. Algunos de los profesionales no ocultaron su malestar por la situación en que se encontraba el centro estos días y hubieran preferido que se cerrara, algo que desde el Sergas no se contempló.
Vigo cuenta con una media de 1.376 pacientes por cada médico y dieciséis centros de salud, incluido el de Beiramar. Pese a cerrar sus puertas en la Casa del Mar, del Instituto Social de la Marina, Beiramar sigue manteniendo su estructura e independencia en la nueva sede de Rosalía de Castro, donde convive con el centro de salud ubicado en este mismo lugar. Este traslado no ha estado exento de polémica. Mientras que tanto entre los profesionales como entre los usuarios había división de opiniones, desde el Concello de Vigo criticaron su cierre por entender que supondría una merma en los servicios que se ofrecen a los vigueses.
El Servicio Galego de Saúde aseguró en todo momento que solo se trataba de un traslado, y no de un cierre, por lo que se mantendrían los puestos de trabajo y los cupos de pacientes en la nueva ubicación de Rosalía de Castro.