
El hospital cumple 60 años el miércoles con el futuro de la torre en el aire
13 sep 2015 . Actualizado a las 04:00 h.Se barajaron varios nombres. Almirante Casto Méndez Núñez, Cristo de la Victoria, Santa Rita, Comandante Bernardo González del Valle Cachamuíña... Lo único que parecía claro es que no podía llamarse hospital, «por el sentido peyorativo que esta palabra tenía entre la población trabajadora», según el entonces ministro de Trabajo, Licinio de la Fuente. Corría agosto de 1949 cuando comenzaron las obras de la que finalmente quedó bautizada con el muy franquista nombre de Residencia Sanitaria Almirante Vierna.
Aquel edificio acabaría abriendo sus puertas el 16 de septiembre de 1955 y fue la mayor revolución que haya vivido en su historia la sanidad viguesa. Mucho mayor que la apertura del hospital de Beade. Los políticos presumían entonces de que era el segundo edificio más alto de España, igual que ahora se jactan de que el nuevo hospital es el más moderno de Europa. Vigo tenía entonces 130.000 habitantes. Contaba con un aeropuerto de un año y una Zona Franca recién nacida. Pero la sanidad pública era bisoña. Hasta 1944 no había comenzado la afiliación al Seguro Obligatorio de Enfermedad y, en una ciudad que ya bullía, la atención a los enfermos era una cuestión privada.
El Hospital Xeral recibió el nombre que aún tiene en 1983. Ya entonces se había quedado pequeño y a principios de los 80 los médicos denunciaban que tenían que mandar enfermos a casa porque no tenían camas. Desde entonces, el parcheo ha sido una constante en un edificio que el arquitecto Martín José Marcide, su autor, hoy ya no reconocería.
Es probable que en el vetusto Pirulí solo sobrasen camas aquel 16 de septiembre de 1955. Cuenta Xosé F. Armesto Faginas en su libro sobre la historia del Xeral, que cuando Franco acudió a Vigo para inaugurarlo, solo había 64 ingresados. Diez días antes se había abierto la Residencia para empezar a llenarla. Pero eran 18 plantas y se gastaron muchos millones de pesetas. Así que, para la visita del dictador y su señora el Régimen pidió a algunos de los suyos que se metiesen en las camas. A Franco le faltó la bata.
El Hospital Xeral cumple el miércoles 60 años sin un futuro claro. Los informes del Servizo Galego de Saúde (Sergas) recomiendan su demolición, como ha reconocido el gerente del área sanitaria de Vigo, Félix Rubial. Pero el Concello dice que es un edificio que debe conservarse. Su dueño es la Tesorería General de la Seguridad Social y no tiene ningún plan para la torre.
El Sergas convertirá el anexo II (calle Pizarro) en un ambulatorio. La reforma no estará lista hasta el próximo año. Son cuatro plantas que se distribuirán así:
-Planta 1. Unidad de salud mental (en Coia y A Doblada).
-Planta 0. Centro de salud con catorce consultas. Absorbe el de la calle Bolivia y parte de A Doblada.
-Planta -1. Centro de orientación familiar (COF) y consultas de rehabilitación.
-Planta -2. Fecundación in vitro y consultas de rehabilitación.
-Planta -3. PAC (las urgencias de los centros de salud, que ahora están en Coia y en la calle Bolivia). Con ocho boxes y siete consultas. En el espacio que ahora ocupan las urgencias pediátricas, que se trasladan a Beade.
-Planta -4. PAC. Con los aparatos de radiología.
Para el edificio vigués más cercano al cielo no hay ningún plan. El jueves 17 dejará de albergar pacientes. Pero no cerrará. De entrada, seguirá con parte del laboratorio activo hasta su traslado al Meixoeiro. Después, habrá que inventariar el mobiliario, desde camas hasta mesas de despacho, y decidir qué se hace con él, porque en el Álvaro Cunqueiro es todo nuevo. No hay aún una fecha para su cierre.