
El conocido como Pirulí cerró ayer las urgencias y la maternidad y dejó de tener pacientes. Marco fue el último bebé porque se adelantó catorce días
25 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Desde que Josefa Lestón Méndez entró en el Hospital Xeral hasta que Luis Sandoval lo abandonó pasaron 21.933 días. El vetusto centro sanitario del centro de Vigo había nacido el 16 de septiembre de 1955. Ese día lo inauguraba Franco. Como el caudillo no podía abrir un hospital vacío, se empezó a llenar diez días antes. Así fue como Josefa Lestón llegó el día 6 de ese mes, acompañada de su hermana. «Parecía un hotel de cinco estrellas», rememoró la propia paciente con la historia clínica número 1 para La Voz en enero del 2010.
Pero pasaban los días y el hospital no se llenaba. Eran los tiempos en que nacía el Seguro Obligatorio de Enfermedad, el germen de la Seguridad Social. La bautizada como Residencia Almirante Vierna era un edificio majestuoso, de largas escaleras, entrada adintelada y aires imperiales. Y no se llenaba. Así surgió la leyenda del viejo Pirulí: la gente más próxima al Movimiento dio orden a los obreros de que se pusieran un pijama y se metiesen en las camas. La visita del caudillo fue un éxito.
Con ella, Vigo inauguró una era de 60 años de historia sanitaria que concluyó ayer. El Hospital Xeral -tomó ese nombre en 1983- se quedó vacío de pacientes. Ahora ya no es un hospital, es solo un imponente dinosaurio en el centro de Vigo. Un edificio vacío, sin uso. También sin futuro conocido.
El día fue especialmente emotivo. A las 8.00 se cerraba la puerta de urgencias. Adiós con el corazón... cantó el último equipo de ese servicio, reunido para la obligada foto de familia en la entrada. Todavía quedaban pacientes dentro, pendientes de ingreso o de alta. Las urgencias se clausuraron oficialmente a las 11.08.
El último paciente fue Luis Sandoval. Entró de noche en el box 9, con un dolor en el pecho. «Me quedó pena de tener que venirme cuando íbamos 3-1», bromeó, acompañado de su mujer. Le faltó media hora de partido, pero, de alguna forma, el gol con el que Guidetti puso el broche al baño del Celta al Barça, le queda dedicado.





















Le dieron el alta la doctora Hortensia Rodríguez, médica de urgencias, y el subdirector Juan Lázaro, histórico urgenciólogo del Xeral. A la primera le gustaría no moverse de hospital: «Llevo 25 años y los cambios cuestan». Al segundo le ilusiona haber participado en el diseño del nuevo servicio de urgencias, aunque vivió el día con emoción, después de treinta años allí.
La primera de las urgencias de Beade fue Lía, una niña de Pazos de Borbén. Llegó antes de tiempo, sobre las 7.30, aunque las urgencias abrían a las 8.00. Tal vez en esa prisa se podría encontrar un símbolo: el de la perentoria necesidad que tenía Vigo de estrenar un servicio de urgencias bien dimensionado y con instalaciones dignas.
Fue un día intenso, «o máis complexo da última fase do traslado», según el gerente, Félix Rubial. Además de cerrar las históricas urgencias, se trasladó la maternidad. El último en nacer en el Xeral fue Marco Núñez Rodríguez. En doce horas hubo nueve partos. «Se adelantó 14 días», explicó su madre, que de entrada se sentía «más en casa en el Xeral» que en el Álvaro Cunqueiro. Claro, ella misma había nacido en el centro de Vigo.
32 madres y sus hijos fueron trasladados al nuevo hospital. También siete gestantes. Pero la que será la mayor maternidad de Galicia ayer no tuvo hijos.