
Los bares de la zona de Samil sobreviven con los beneficios de la época estival desde hace 30 años
02 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Al norte de la zona de Samil, se emplazan tres de los bares de playa más conocidos del verano vigués: O Pirata, A Lúa y La Vela. Aunque lo cierto es que llevan más de un cuarto de siglo abiertos, no ha sido hasta los últimos años cuando han ganado cierta popularidad y relevancia. Se trata de negocios heredados o familiares. «La finca es de mi familia de toda la vida, antes lo llevaban mis padres», explica el propietario de A Lúa, Jonathan Rodríguez, quien asegura tomarse el bar más como una afición que como un trabajo.
Entre las peculiaridades de estos locales también está la zona en la que se encuentran, ya que están asentados en un territorio barrancoso, por lo que se puede acceder a ellos o bien desde la colindante playa de A Fonte o desde la carretera de Samil, bajando unas empinadas escaleras.
Otro aspecto que tienen en común es que los tres están formados por una pequeña casa y una amplia terraza y, al tener una zona cerrada tan pequeña, que no pueden ampliar por la Ley de Costas, solo pueden abrir en la temporada estival. Por ello, sus beneficios dependen al completo del tiempo que haga. «Este año hay una sensación de mejoría», afirma el propietario de O Pirata, David Fariña; mientras que la dueña de La Vela, Marisa Grado, se queja de que «está haciendo peor tiempo». Eso sí, haga el tiempo que haga, tratan de mantener el local abierto todos los días.
Además de la dependencia climática, otro de los problemas es lo inaccesible que resulta la zona. Según Grado «no hay un buen servicio de bus y taxi» y, al venir todo el mundo el coche, los aparcamientos se llenan. «Si hubiese un mejor servicio, igual vendría más gente», opina.
En cuanto a la competencia, no parece ser algo que les afecte. Hace dos años, en plena playa de Samil, se abrió el Marina Cíes, mucho más grande y con zona cubierta. «Ayuda a que se profesionalice el sector», comenta Fariña. «Cuantos más bares haya, más gente viene a la zona de Samil. Ninguno es competencia de los otros», explica la dueña de La Vela. «Con buen tiempo hay clientes para todos; con mal tiempo, no hay clientes para nadie» añade.
En cuanto a la competencia entre ellos, es algo que tienen resuelto. «Cada uno tiene su público y su especialidad», asegura Grado. «La Vela es más selecto; A Lúa, más familar; y nosotros, más canalla», aclara el propietario de O Pirata. Por su parte, el dueño de A Lúa prefiere definir su bar como más enxebre. Lo cierto es que este está más orientado a servir comidas y abre y cierra antes. La jornada de los otros dos comienza al final de la tarde y termina pasada la media noche.
Para no depender tanto del tiempo, estos locales también intentan diversificar sus servicios y atraer a un público más amplio. Por ello, es muy común que ofrezcan espectáculos como conciertos o actuaciones de monologuistas. Además, La Vela también ofrece otro tipo de servicios como cursos de cócteles o prebodas.