
Los propietarios de terreno afectado por las llamas inician una carrera por cortar lo antes posible sus troncos para venderlos, aunque la leña es joven y sus usos escasos
17 dic 2017 . Actualizado a las 12:52 h.Los incendios forestales de octubre, además de muerte y destrucción, dejaron una patata caliente en los montes de Vigo y del sur de la provincia en forma de 18.000 hectáreas con árboles quemados a los que es obligatorio dar salida. Ya sea suelo comunal, privado o de las Administraciones, los troncos tienen que talarse para su posterior subasta. Pero no todo es tan fácil, ya que la llegada de este producto a las pujas está siendo tan elevada que empieza a saturar el mercado.
La única madera que se está subastando por ahora corresponde a los montes que gestiona por convenio la Xunta. Cuando las comunidades de montes entren en juego y hagan lo mismo (se prevé que en pocas semanas), el colapso derivará en la depreciación del producto. A su vez, esto hará que, en el caso de particulares, las ganancias sean ínfimas; o, directamente, que los gastos sean parejos a los beneficios.
En el distrito forestal 18, que tiene competencias en los ayuntamientos de Vigo y O Baixo Miño, reconocen que, además de la saturación, el otro factor que aviva la caída en picado de su valor es la baja calidad de la madera: «El fuego fue tan violento que quemó hasta las copas, eso permite hacerse una idea de la temperatura que se alcanzó. La mayoría de los incendios no suelen afectar a las zonas altas de los árboles, pero en este caso sí se dio y dejó mucha madera inservible, solo para hacer astilla que sirva de combustible. Pero hay mucha y a ver si se vende toda».
El hecho de que una parte importante de los troncos afectados por los incendios del 15 de octubre no tenga más de diez años tampoco ayudará a sacar un precio bueno por ellos. «Hay que pensar que la madera, ya sea pino o eucalipto, que es lo mayoritario en esta zona, empieza a tener valor a los 10 o 12 años de vida del árbol, pero aquí una parte importante ni llegaba a la década y es pequeña», aclaran en el distrito. Y añaden: «Se está dando una carrera por cortar la madera entre los propietarios afectados para obtener el permiso de tala, incluso hay algunos que la cortan aunque no tengan autorización».
Muchas de las peticiones oficiales, que solo concede el distrito forestal, tardan entre 15 y 45 días, por lo que algunos afectados ya fueron autorizados y otros serán notificados de forma positiva a medida que avancen las semanas. «Los principales compradores son españoles y portugueses, pero ellos conocen su trabajo y saben que la saturación inicial irá a más y pagarán un precio muy por debajo del normal», cuentan en el distrito. Basta decir que una tonelada de esta madera de pobre calidad y de usos restringidos, una vez cortada, se puede pagar a 20 euros, lo que deja muy poco, o ningún margen de lucro para los afectados, que ya perdieron el dinero invertido en la plantación de las especies calcinadas, su mantenimiento, la colocación de cierres y la ordenación obligada por ley.