El Museo de Pontevedra ultima una exposición sobre este héroe colombiano fusilado por orden de Pablo Morillo
07 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.El Museo de Pontevedra inaugurará este mes una exposición dedicada al Sabio Caldas, en el 250 aniversario de su nacimiento. Para la mayoría, hablamos de un perfecto desconocido. Pero este brillante científico, considerado hoy un héroe nacional en Colombia, no sólo tiene sus orígenes en Galicia. Sino que su vida, y sobre todo su muerte, nos hablan de otro personaje más popular en Vigo: Pablo Morillo, uno de los líderes de la Reconquista de 1809 que, poco tiempo después, ordenó fusilar a este señor con una frase tan vergonzosa como reveladora: «España no necesita de sabios».
Francisco José de Caldas y Tenorio nació en Popayán en octubre de 1768. Pertenecía a la clase de criollos ilustrados que, aprovechando la guerra napoleónica en España, se levantaron contra el virrey de Nueva Granada, territorio que coincide con la actual Colombia. Antes de convertirse en protagonista de esta guerra de independencia, Caldas fue un científico de éxito, que destacó como ingeniero militar, geógrafo, botánico, astrónomo, naturalista y periodista. Dirigió el Observatorio Astronómico de Bogotá y, entre sus inventos, destaca el «hipsómetro de presión», un aparato que permitía determinar la altitud sobre el nivel del mar. El hipsómetro consistía en un recipiente cilíndrico con un líquido que era calentado. Como, a mayor altitud hay menor presión atmosférica y, por lo tanto, el agua hierve a menos temperatura, con la ayuda de un termómetro podía calcular la altura de un territorio. Dicen que Alexander Von Humboldt llegó a utilizar en sus expediciones americanas el invento de Caldas.
Además fue un notable botánico, que describió numerosas especies de plantas. De hecho, la abreviatura Caldas se emplea para indicar que es la autoridad en la descripción y clasificación científica de varios vegetales. Buena parte de estos descubrimientos los hizo durante los cuatro años en que recorrió el Ecuador para colaborar en la Real Expedición Botánica que dirigió José Celestino Mutis, un científico que en España pasaría a ser popular en el siglo XX porque se le dedicó un billete de 2.000 pesetas.
Desde 1811, nuestro hombre, que contaba con antepasados en Caldas de Reis, se suma a la guerra por la independencia de Colombia. Hasta 1815, lo encontramos en varios destinos, sea fortificando Nueva Granada o creando fábricas de munición y fusiles. Hasta que, en 1815, es apresado y llevado a Bogotá para ser juzgado en un consejo de guerra.
Cuando el Sabio Caldas escuchó la sentencia de muerte, la tradición dice que pidió clemencia a Morillo, que entonces comandaba las fuerzas monárquicas que intentaron aplastar la rebelión. La respuesta del militar fue: «España no necesita de sabios». Algunas teorías sostienen que esta frase en realidad puede ser un remedo de la que un juez de la revolución francesa dijo al condenar a muerte al científico Antoine Lavoisier, cuando pronunció: «La república no necesita sabios». Pero, con todas las dudas, la cita ha pasado a la posteridad atribuida a Morillo.
El 29 de octubre de 1816, Francisco José de Caldas era fusilado por la espalda junto a las escalinatas de la Universidad del Rosario. Y su cadáver fue enterrado en la iglesia de la Veracruz, aunque en 1940 sus restos pasaron al Panteón de los Próceres de Poyapán. El Sabio Caldas está considerado hoy un héroe nacional en Colombia.
En la propia España, a la larga las palabras de Morillo tampoco gustaron. En desagravio al Sabio Caldas, se instaló una placa de mármol en la sede de la Biblioteca Nacional en Madrid.
Mientras tanto, Pablo Morillo, el autor de la frase que llevó a Caldas a la tumba, terminó sus días cubierto de honores, como marqués de la Puerta y conde de Cartagena. También se hizo merecedor de la Gran Cruz de Carlos III y la de Isabel La Católica, además de ser nombrado Regidor Perpetuo de La Coruña.
En Vigo, Morillo tiene calle a su nombre entre la Alameda y Montero Ríos. Un honor que olvida que en 1823 entró en la ciudad a sangre y fuego, al frente de un ejército absolutista, fusilando a los liberales y desposeyéndola de su condición de capital de provincia. Se ve que en ocasiones somos muy generosos. Como cuando honramos a este hombre que llevó a un científico al patíbulo, adornándolo con la frase: «España no necesita de sabios». El Museo de Pontevedra le dedicará ahora una exposición a Francisco José de Caldas.