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Sor Ángela, la monja acusada de desfalco en el convento vigués: «Me engañasteis»

e. v. pita VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Sor Ángela, en una imagen tomada durante una entrevista
Sor Ángela, en una imagen tomada durante una entrevista

La congregación nacional de las salesas sospecha que la keniana no actuó sola y tuvo cómplices que la embaucaron

28 nov 2018 . Actualizado a las 11:56 h.

«Me engañasteis. ¿Y ahora adónde voy a ir?». Esa fue la frase que dijo por teléfono la keniana sor Ángela, de 37 años, justo después de ser expulsada del convento de Vigo en julio del 2017. Sus hermanas la habían descubierto haciendo, supuestamente, un desfalco de 17.500 euros en las cuentas bancarias del monasterio de las salesas reales. Otras religiosas oyeron cómo, al salir, decía por móvil a un interlocutor desconocido: «Me engañasteis». Eso hace sospechar que tuvo cómplices y que se sintió engañada por ellos.

El juicio a la monja de clausura se celebrará el día 20. Afronta dos años y medio de prisión. «Queremos evitarle ir a la cárcel, incluso le perdonaríamos la multa con tal de que no vuelva al convento. Sigue siendo religiosa porque no ha renunciado a los votos, pero en estas condiciones es algo contradictorio», dicen desde la congregación nacional.

Sor Ángela confesó todo por carta, pero fue parcial, porque nunca explicó para qué quería el dinero ni dónde está ni quiénes la engañaron. A día de hoy no devolvió las sumas que, en calidad de administradora, retiraba cada semana de los bancos cobrando cheques a cargo del convento. «Ella tenía don de gentes, pero se puso a jugar a algo, pensó que iba a ganar y perdió. La engañaron para que metiese el dinero, no sé si en algún producto bancario. No fue solo cosa suya, sabemos que trataba con gente que la metió en algo», dice esta misma fuente.

«Ella se confió a alguien y por eso creo que no lo hizo sola, sino con ayuda. No sabemos todavía por qué motivo lo ha hecho ni lo que hacía con el dinero», dice una veterana. Sospecha que sor Ángela no actuó sola: «A lo mejor, ella no tiene toda la culpa, quizás hubo alguien más de los bancos o de empresas con los que ella se comprometió, alguien más implicado».

Sor Ángela llevaba más de una década en el convento de las salesas reales de Teis. Entró por vocación y era la más joven de las nueve hermanas del monasterio de la Visitación. Había una compatriota, una colombiana y religiosas de entre 70 y 80 años. En enero del 2016, diez meses antes de empezar a, supuestamente, sustraer el dinero, se confesaba en una entrevista en V Televisión feliz de hacer vida de clausura: «No siento un encierro, estar aquí es la mayor felicidad». Salía a la calle a hacer recados o papeleo. Defendió ante las cámaras a su orden cuando otras monjas indias denunciaron estar secuestradas en el convento de Santiago: «Estoy aquí libremente».

La madre superiora enseñó a sor Ángela a llevar las cuentas del convento, que hacían conjuntamente. «Ella lo hizo mal y con trampa. Incluso falsificó la firma de la superiora para entrar en las cuentas», revelan fuentes de la congregación. Fue expulsada del convento, al que tiene prohibido volver. «Ella allí estaba contenta porque hacía lo que quería».

Lo último que saben de ella es que trabaja de forma independiente en una casa particular en Galicia como asistente del hogar.

Una víctima de sus presuntas estafas indicó: «Ella era muy inteligente pero no sé qué le pasó ni que problemas tuvo. Era muy simpática, nunca pensó que me iba a pasar algo así».

El juicio iba a celebrarse el martes pero fue pospuesto porque uno de los abogados tenía otro compromiso en otro tribunal. La acusada africana sí se prensentó. La nueva vista quedó fijada para el día 20.