Dentro de una semana, despegará desde el cosmódromo de Vostochny, en Siberia, el satélite gallego Lume 1, que comenzará a orbitar la Tierra a las 3 de la madrugada y hará su primer pase sobre Vigo a las 11 de la mañana. Se trata del cuarto artefacto que envía al espacio la Agrupación Aeroespacial da Universidade de Vigo, que es nuestra NASA en el campus de Lagoas-Marcosende. Allí, en la facultad de Ingeniería de Telecomunicaciones, estará situada la estación de control, que será nuestro Houston. Y, si todo sale bien, en los próximos meses el Lume 1 comenzará a enviar datos relevantes que, en un futuro, servirán para ayudar al control de incendios forestales, coordinando su información con drones para atajar el fuego.
Cuando el próximo 27 de diciembre despegue el cohete Soyuz con el satélite vigués a bordo, Galicia habrá sumado un nuevo éxito a su programa espacial. Pero es posible que el hito vuelva a pasar bastante inadvertido, como en ocasiones precedentes. Parece que cualquier tirada de fuegos artificiales en cualquier aldea del país acapara más atención mediática que un logro científico como el alcanzado por la Universidad de Vigo. Algún día habrá que estudiar por qué algo tan notable merece tan poca atención, espacio y tiempo incluso en los medios públicos de comunicación, que en cambio magnifican cualquier patochada pseudofestiva.
Pero, con mayor o menor atención mediática, lo conseguido por el profesor Aguado y su equipo es más que reseñable. Y la próxima semana estaremos pendientes de un cohete que desde Siberia lleva de nuevo al cosmos el sueño espacial gallego.