
La Universidad usa una plataforma de Harvard para difundir 21 lecciones en abierto
25 mar 2019 . Actualizado a las 20:07 h.La Universidad de Vigo ya suma cientos de alumnos de Latinoamérica que siguen sus cursos en abierto por Internet. El campus vigués fue el pionero en Galicia al lanzar en el 2015 y 2016 los primeros cursos gratuitos y on line, los llamados MOOC. Son lecciones que los profesores graban en vídeo y las difunden por Internet. El éxito de Vigo consistió en asociar la web del Campus do Mar a la plataforma EDX gratuita de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos. Entonces, en España, solo la Politécnica de Valencia y la Autónoma de Madrid producían estos cursos MOOC.
Los frutos se empiezan a ver ahora: el primer curso en abierto, relacionado con el termalismo, terapeuta de spa y wellness, ha captado medio millar de alumnos on line en dos años. Un tercio de los estudiantes son latinoamericanos de Argentina, Colombia, México, Chile y Costa Rica.
Actualmente, la web del Campus do Mar ofrece, además de la introducción al termalismo, 21 cursos sobre literatura, uso de herramientas digitales para la empresa, técnicas de laboratorio de biología, mecánica de fluidos, anatomía de peces, filosofía y poesía, o biomateriales. Muchos vídeos fueron grabados en el plató de UVigo Televisión.
La profesora Lourdes Mourelle, que coordina cuatro cursos públicos MOOC de termalismo, promovidos por el departamento de Física Aplicada, dice que la Universidad de Vigo «estuvo muy lista y atenta al difundir este conocimiento. Buscó una plataforma y vio que Harvard ofrecía la gestión gratis. El vídeo fue un trabajo de diez».

«Pagué 52 dólares por un curso de cine»
La profesional de comunicación Macarena Bortolotto busca tiempo para hacer cursos on line y, a veces, paga por el título «porque te lo piden en las empresas». «Me gusta hacer estos cursos porque te permiten la flexibilidad horaria que en uno presencial no tendrías», afirma. También le ve desventajas: «Tiene sus contras como que si no tienes una fecha límite de entrega cuesta un poco acabarlos en un corto plazo. Yo tengo varios empezados en Domestika y Future Learn pero no acabados. Entre una cosa y otra, al final los voy haciendo en el tiempo libre. Tengo dos certificados, uno de Photoshop en Udemy y otro de productividad personal en la era digital en Google Activate», añade. Uno se lo certificó la Universidad Santa María la Real. Entre las materias que estudia está la edición de vídeos o el inglés. «Los que he comprado valían 20 euros porque los cogí en una oferta de Black Friday. Otro me lo tomé en serio y lo hice en 40 horas en una semana de verano. Y pagué 52 dólares por otro de procesado de películas», dice.

«Las grandes empresas los valoran»
Diego Lago es un desarrollador vigués que sigue varios cursos on line o MOOC, como los de la plataforma Coursera, de Silicon Valley. Tiene 865.000 alumnos inscritos en España, según informa Katie Willen. También se anotó a cursos en Udemy y Miriadax, privados, a los de Google y «muchos y muy buenos de pago pero que no están asociados a ninguna universidad». Cita, por ejemplo, uno «buenísimo» de tecnología blockchain que imparte Coursera y otro de ReactJS, en Udemy. «Puedes encontrar cursos en tecnologías de vanguardia que, a veces, tardan años en llegar a la formación tradicional. Los haces a tu ritmo», dice Lago. Para obtener el título hay que pagar. «Está valorado por las grandes empresas, sobre todo en Madrid o fuera de España, en Galicia no tanto». Los cursos duran dos o cuatro semanas o meses. «Mi novia, Leyre Villate, y yo llevamos muchos años haciendo cursos, ella de artículos científicos y viejos escritos japoneses, y nunca nos han regalado nada», afirma.
Un tutor: «Son píldoras de cinco minutos que grabamos en un plató de televisión»
El doctorando vigués Nicolás Lejido, de 38 años, hacía su tesis sobre microalgas hace dos años cuando le surgió la oportunidad de grabar el primer MOOC de Vigo y de Galicia. «Cada profesor grababa sus lecciones en un plató de la UVigo Televisión con croma verde. Eran pequeñas píldoras de cinco minutos, guionizadas, para hacerlas digeribles y para que las revisionase el alumno. Luego, lo subías a la plataforma EDX, la mayor del mundo, y seleccionabas las fechas en las que el curso estaría abierto, era como manejar un blog. Fuimos de los primeros y el primer año se inscribieron 200 alumnos, un tercio latinoamericanos», dice.
Al año siguiente, la vida le llevó por otros derroteros para trabajar como sumiller de vino.