Los cañones de nieve artificial producirán seis toneladas de CO2
VIGO CIUDAD

Uno solo de estos aparatos tiene una potencia de 1.200 vatios que, multiplicados por los 50 previstos, sumarán 60.000 vatios.
29 oct 2019 . Actualizado a las 22:13 h.No hace mucho tiempo, a un concejal vigués se le ocurrió la idea fantástica de convertir la xunqueira del Lagares en un lago navegable poniendo un dique en el puente de la desembocadura. Lo más bonito fue la argumentación: «Ya que la naturaleza no nos quiso dar algo así, la inteligencia del hombre compensa esa carencia».
Lo recordábamos ahora porque la naturaleza tampoco nos concede nevadas que permitan disfrutar de unas blancas navidades. Para corregir este agravio, el Concello de Vigo aplica el mismo concepto y anuncia que tendremos nieve en la Alameda gracias a unos pequeños cañones de nieve artificial. Uno solo de estos aparatos tiene una potencia de 1.200 vatios que, multiplicados por los 50 previstos, sumarán 60.000 vatios. Calculando un funcionamiento efectivo de seis horas diarias, un solo aparato se comerá 7,20 kilovatios hora al día. Nuevamente multiplicamos y nos sale la bonita cifra de 360 kwh. Si todo esto lo calculamos por los previsibles 45 días que estará soltando nieve el prodigio nos salen 16,200 kwh.
La broma, solo en coste de electricidad, supera los 1.800 euritos, pero esto carece de importancia en un Concello que presume de estar forrado. Lo que interesa señalar es el coste climático, que calculado prudentemente a la baja es de 5.994 kilitos de CO2. No seamos tampoco aguafiestas; solamente seis toneladas de CO2 son una menudencia. Si nos pusiéramos tiquismiquis tendríamos que citar el consumo de agua, que estando en Navidad tampoco nos vamos a preocupar por la sequía por unos simples 22.500 litros de agua en el mejor de los casos, porque esperemos que los aparatos de nieve no añadan poliacrilato de sodio precisamente para ahorrar agua.
Más allá de la anécdota, es un ejemplo de la espiral absurda en la que nos hemos embarcado. En Vigo, al borde del mar, no nieva (que caigan unos copos es algo excepcional, y que una nevada llegase a cuajar era una noticia histórica). El cambio climático convirtió en más excepcional que caigan apenas unos copos en invierno, incluso las más modestas heladas invernales van a desaparecer en prácticamente toda la provincia a finales de siglo, según las proyecciones con base en los datos científicos del proyecto Cligal.
El incremento de CO2 traducido en más calentamiento global acelera ese proceso, lo que implica más maquinitas de nieve artificial, lo que implica más calentamiento global, y así sucesivamente. Y, por no fastidiar, no les vamos a añadir las 700 toneladas de CO2 de las lucecitas, equivalentes, según la fundación Starlight, a iluminar veinticinco campos de fútbol durante cuarenta y cinco días, y sin contar la noria gigante, y ni se nos ocurriría añadir un par de toneladas de CO2 de la pista de hielo.
Si se nos diera por calcular todos los añadidos llegaríamos a la conclusión de que los fastos navideños en Vigo, solamente en estos extras se van a convertir en 800 toneladas de CO2 de momento, porque no descartemos nuevas sorpresas.
Seguramente cuando el gobierno municipal firmó la declaración de emergencia climática la entendió mal. La idea era reducir, no aumentar esa emergencia. Permitan que volvamos al principio. El concejal Agustín Arca escuchó los argumentos en contra de su idea de aquel lago navegable, reflexionó sobre ello, reconoció que estaba equivocado, que era un error, y descartó el proyecto. Escuchar, reflexionar, rectificar. Eran otros tiempos.