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¿Por qué Coia es ahora el barrio feliz para los jubilados de Vigo?

María Jesús Fuente Decimavilla
maría j. fuente VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

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«Tuvo una época complicada, pero hoy es un paraíso», dicen los vecinos

29 may 2021 . Actualizado a las 21:51 h.

Nadie diría que a finales de los años setenta y principios de los ochenta se hablaba de él como un barrio inseguro. Hoy los habitantes de Coia se han convertido en unos afortunados que disponen del único paseo lineal verde de la ciudad y de servicios esenciales, como supermercados, centros de enseñanza y sanitarios. La población es en su mayoría de edad avanzada, aunque a medida que van quedando pisos vacíos por el fallecimiento de sus propietarios se va produciendo un relevo con la llegada de parejas jóvenes con hijos.

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Elena González llegó a Coia en 1977 y a estas alturas sabe muy bien de lo que habla. «Nos hicimos mayores aquí, cuando llegué era la más joven del edificio, ahora algunas de esas personas con las que hacíamos excursiones ya no están. El barrio tuvo una época complicada que está superada y hoy Coia es un paraíso para vivir, tranquilo, bonito, se rehabilita mucho; estoy encantada», explica esta veterana vecina, en su día representante vecinal del barrio.

Otro de los detalles que destaca es lo sociable que es la gente, algo que se puede comprobar fácilmente. Igual te hablan mientras esperas a cruzar la calle en un paso de peatones, cuando paseas o te sientas en un banco. «Nadie se siente mal. La gente es muy parlanchina, de hacer tertulia; es de las cosas que más me gustan. Es como un vergel terapéutico, los que tienen problemas con las restricciones de la pandemia pasean y se les pasa».

Destaca los parques infantiles y los de mayores, así como la cantidad de colegios, lo que hace que poco a poco se vaya asentando gente joven y que apenas haya pisos vacíos.

Oscar Vázquez

Sobre la situación de la vivienda en esa zona da buena cuenta Jacqueline, de Maica Inmobiliaria, situada en la principal arteria de Coia, la avenida de Castelao.

«Hay un flujo constante, la mayor parte del mercado procede de herencias. Estamos viendo mucha demanda en esta zona porque la gente no quiere tener un edificio a 25 metros de su ventana con los vecinos viendo la tele, quiere ver zonas verdes, le da mucho valor», comenta. Los pisos tienen el incentivo de que son amplios y si están situados a cierta altura hasta tienen vistas a la ría. «La pandemia hizo mella en la gente, que ahora busca más amplitud», apunta.

Sobre las características de las viviendas destaca que, en general, son grandes, de tres habitaciones en adelante, el único problema es la falta de garajes, lo que hace que los que lo tienen se valoren mucho. También influye si cuentan con ascensor y si están situadas entre la plaza de América y el barco de Alfageme, en cuyo caso son más caras.

A la hora del precio influye mucho si el piso ha tenido o no reformas. Si no ha pasado por un lavado de cara los compradores se exponen a varias derramas en la próxima década y lógicamente son más baratos. Los no reformados pueden costar 150.000 euros, pero si han sido rehabilitados, el precio puede llegar a los 230.000 o 240.000 euros. La media se podría situar entre 170.000 y 180.000 euros, según comentan en la agencia. Igual que los vecinos, Jacqueline detecta que es gente muy abierta y que, aunque hay muchas personas mayores, también acuden a la agencia jóvenes en busca de vivienda y se ven niños pequeños jugando en los parques.

El presidente de la asociación de vecinos Camiño Vello, José Antonio Landesa, detecta que la gente ha envejecido mucho y que los jóvenes lo toman un poco como un barrio dormitorio. Aunque reconoce que son unos privilegiados por la zona verde y que últimamente ha mejorado el mantenimiento del césped, cree que se deberían de podar un poco las ramas de los plataneros que llegan a las casas. También demanda una solución para los accesos en la calle Bueu. El exceso de escaleras y la falta de rampas impide a algunos vecinos con problemas de movilidad salir de casa, lo que supone un grave problema. «Dicen que no figura en el patrimonio municipal, pero Coia está transferido al Concello desde hace tiempo», apunta.