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El proyecto municipal opta a una subvención europea de 4 millones
16 ene 2023 . Actualizado a las 10:24 h.Queremos empezar el año con una buena noticia y felicitando por ella al Concello de Vigo. Nos referimos al recién presentado proyecto Alcabre verde. El plan contempla siete ambiciosos objetivos: 1º Aumentar la resiliencia de la interfaz urbano-forestal frente a incendios forestales; 2º Recuperar las dinámicas litorales de la playa de Samil; 3º Aumentar la provisión de servicios ecosistémicos de los espacios públicos y zonas verdes; 4º Mejorar la transición paisajística entre sistemas urbanos, agroforestales y costeros; 5º Fomentar la movilidad sostenible entre Alcabre y Vigo a través de la renaturalización; 6º Potenciar la integración de las herramientas de gestión del territorio; y 7º Concienciar a la ciudadanía y formar equipos técnicos sobre la importancia de la infraestructura verde.
Esto se traduce, y ya era hora, en «elaborar la primera estrategia de renaturalización de Vigo, que deberá fijar las bases de la planificación urbanística sostenible, de adaptación al cambio climático y de liberación de espacio dedicado a la movilidad privada que permitan la renaturalización urbana a través de estrategias de movilidad sostenible».
Concretamente se trata de, entre otras cosas, mejorar los hábitats naturales existentes y crear algunos nuevos (como charcas que favorezcan la biodiversidad), mejorar la funcionalidad ecológica de los espacios verdes en la playa de Samil (suponemos que restaurando los ecosistemas litorales, no praderas de césped con palmeras), crear pantallas vegetales y cubiertas verdes (en Europa están instalando cubiertas verdes incluso en las paradas de autobús para ayudar a los insectos polinizadores) y realizar un «armazón de conectividad ecológica» (sea eso lo que sea) interconectando el entorno de Alcabre con el parque de Navia. En definitiva, «mitigar los aspectos negativos de la expansión urbana».
También es cierto que algunos aspectos del proyecto rechinan desde el punto de vista ecológico y resultan contradictorios con el Plan General, como un cambio en el asfaltado de los aparcamientos en la playa, cuando lo que se tendría que hacer, y así se recogía en el proyecto de recuperación de Samil, sería retirar todas esas infraestructuras (públicas y privadas) de donde están, o el oxímoron de hablar de movilidad sostenible incorporando un nuevo carril en la VG20, o persistir en seguir creando cascadas y ríos artificiales olvidando que este espejismo de lluvias pasará y las sequías volverán con mayor intensidad.
La música suena bien y el proyecto incorpora buena parte de las reivindicaciones que la tribu ecologista y diferentes plataformas vecinales llevamos pidiendo desde hace muchos años sin demasiado éxito, cuando no siendo ignoradas u objeto de descalificaciones por parte del Concello, pero la experiencia nos invita a ser prudentes. Ya conocemos lo que en la neolengua municipal se entiende por humanizar, naturalizar o movilidad sostenible, que se traduce no pocas veces en arrasar la naturaleza urbana e incrementar el impacto ambiental y climático.
Cantaba el maestro Javier Krahe que «hombre blanco hablar con lengua de serpiente», pero, no obstante, con las objeciones mencionadas y estando vigilantes, es de justicia felicitar al Concello por este proyecto que ojalá hubiera sido desde hace años el modelo de ciudad por el que se apostó. Y ojalá en otras zonas de la ciudad, especialmente del rural, no se siguiera haciendo todo lo contrario. El Concello opta a una subvención europea de 4 millones para financiar el plan, pero aunque no se consiga, ¿no presumimos de arcas municipales forradas y con remanentes? Pues hágase con fondos propios y extiéndase a toda la ciudad.