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La ley de transportes impide a los vigueses aprovechar los buses internacionales que recorren todo el norte

Carlos Punzón
Carlos Punzón VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

Flixbus suma 121.000 viajeros al año en sus vehículos entre Portugal y Vigo, que no pueden ser usados para ir de Urzaiz a Oviedo, Santander o Bilbao

20 jun 2023 . Actualizado a las 00:51 h.

Para viajar en autobús desde Vigo a Santander, Bilbao o San Sebastián hay que hacerlo mediante un transbordo en Oviedo, o esperar a una última frecuencia del día que deja en mitad de la madrugada en destino. Sin embargo, hasta tres buses pasan de día y cada jornada por Vigo procedentes de Portugal, paran en la estación de Urzaiz y conectan en su ruta a París con las cuatro capitales del norte de la Península, pero no pueden ser aprovechados por ningún vigués o viajero que llegue a la nueva plataforma intermodal de Vialia para recalar en alguna de las ciudades del Cantábrico. La normativa española que regula el transporte de viajeros impide el llamado cabotaje para los autobuses que cubren las rutas internacionales. Es decir, pueden ir de un país A o un país B, de Portugal a Francia, por ejemplo, pero su uso interno en España, para subir y bajarse dentro del país no está permitido. Solo se pueden subir a dichos transportes quienes quieran ir de alguna ciudad española a otra portuguesa, francesa o de cualquier otro punto de Europa.

La compañía alemana Flixbus ha levantado la bandera contra lo que estiman no es más que un monopolio encubierto del transporte de viajeros por carretera en España, donde las concesiones están caducadas en un gran porcentaje o establecidas desde mucho antes de que cambiase la demanda, oferta y competencia entre distintos medios para viajar.

La firma de los autobuses verdes pone números a lo que representa su existencia para la mayor ciudad de Galicia y el resto de la comunidad. «Vigo es el nexo de unión con Portugal para los más de 120.000 viajeros que eligen Flixbus cada año. Vigo es la principal conexión de Portugal para Flixbus, tanto en Galicia como en el conjunto de España», incide Pablo Pastega, director general de la empresa para España y Portugal cuya marca está asociada en diversos territorios con operadores locales, como es el caso de Monbus.

«Movemos a 5.000 gallegos cada año hacia Francia, pero esas cifras mejorarían inmediatamente si se abriesen nuevas conexiones», mantiene Pastega, que advierte que el actual sistema concesional no establece, por ejemplo, conexiones directas entre Vigo y capitales de provincia situadas en un radio de 500 kilómetros como Valladolid, Segovia, Ávila o Badajoz. «Se incrementaría el uso del autobús, y por tanto se reduciría el del automóvil si el Ministerio de Transportes aceptase la posibilidad de recoger y dejar pasajeros en cualquier punto del trayecto», incide el responsable de la compañía que reclama con más contundencia un cambio legal en el sector. 

Cuatro paradas vetadas

Los autobuses que parten de Oporto, tanto de la estación de Campanhã como del aeropuerto Sá Carneiro, arrancan cada día en frecuencias de las 7.00, 9.00, y 20.20 horas, para llegar a París Bercy unas 24 horas después de manera directa y, por tanto, sin cambiar de autobús. Suma diez paradas en su recorrido. La primera aún en Portugal, en la localidad de Braga, antes de llegar a Vigo 2 horas y 20 minutos después. Con cinco minutos de espera, sale ya para Santiago y A Coruña, para llegar a Oviedo tras seis horas de viaje. Ninguno de los pasajeros que hayan tomado el autobús en Vigo podrá bajarse de manera legal en la estación de la ciudad asturiana, como tampoco en Santander, a donde se llega casi siete horas después de arrancar en la intermodal de Urzaiz, de la misma manera que no se podrá recalar en las paradas de Bilbao o San Sebastián. A partir de la frontera francesa, Hendaya o Burdeos, además del mismo París sí que ya pueden ser puntos de destino de los viajeros que hayan tomado el autobús en cualquier punto de su recorrido por España. La ruta a la capital gala es la misma que emplea Flixbus para unir el norte de Portugal, pasando por Vigo, con destinos de Alemania como Berlín, suizos como Ginebra, o italianos como Roma, en incluso el de Londres en su meta de Victoria, todos ellos con un único transbordo en la estación parisina de Bercy Seine.

«Vigo y Galicia están entre nuestros mejores mercados y pueden ser fundamentales para el futuro de Flixbus. Pero para eso hacen falta cambios regulatorios. Si no apostamos por la apertura total de las rutas interregionales desde el inicio, al menos debe agilizarse el proceso para que se autoricen nuevas rutas actualmente no servidas, abrir corredores a la competencia y permitir el cabotaje», concluye Pablo Pastega. Para el responsable de la compañía para España y Portugal, que se permita utilizar interiormente las rutas internacionales «no solo supondría importantes ventajas medioambientales, dado que ayuda a mejorar la ocupación y el aprovechamiento de esas rutas, sino que permitirá a España cumplir la normativa europea, lo que no se hace para favorecer un sistema ruinoso y anticuado cuyas concesiones más rentables están casi todas caducadas y siguen beneficiando principalmente a una única compañía, que opera en régimen de cuasimonopolio».