

Los dos comercios del centro se suman a uno que ya tiene siete años; las propietarias argumentan que estas prendas son más sostenibles y de calidad
20 jul 2023 . Actualizado a las 05:00 h.La ropa de segunda mano y ropa vintage (de más de veinte años) no es un fenómeno actual, aunque esta tendencia llegó tarde a España. «Creo que existir existe desde hace mucho esta tendencia, pero en los últimos años está muy de moda en España», comenta Laura Troncoso consumidora de este tipo de prendas.
En los últimos diez meses se han abierto en la ciudad dos tiendas de ropa vintage, Weena (calle María Berdiales, 17) y Rayo Verde (Doutor Cadaval, 36). Se suman a Flamingos Vigo Kilo (Doutor Cadaval, 21), que ya tiene siete años.
«Cuando yo empecé con la franquicia el único proveedor era Flamingos Vintage Kilo», comenta Marta Vizcaya propietaria de la franquicia local de Flamingos, un grupo estadounidense.
Rayo Verde, al contrario, es una tienda de ropa usada que acaba de abrir hace apenas dos meses. «Abrí la tienda porque esto es el futuro y estoy convencida, si no, no me habría lanzado», explica Alejandra Cabral, dueña de la tienda.
Ambas propietarias se lanzaron a la compraventa de ropa de segunda mano por una relación personal con este tipo de prendas. «Yo siempre fui consumidora, viví en Burdeos y en Holanda y viajé mucho, allí tienen otra mentalidad; sacan todo a la calle para vender», cuenta Alejandra Cabral. También habla de una emergencia social, el reciclaje. Cabral explica la necesidad de estas tiendas porque reutilizan la ropa y así le dan una vida útil más larga. «Soy una consumidora un poco más esporádica, pero utilizo este tipo de prendas porque en general son más respetuosas con el medio ambiente y no generan tantos residuos», comenta Alba Rodríguez, compradora de la tienda.
Alejandra Cabral es sombrerera de profesión. Diseña tocados y sombreros para otras marcas. Compatibiliza ese trabajo con la tienda y asegura que en la ropa vintage el producto es de alta calidad. En su opinión, los diseños de las prendas con más de veinte años favorecen más que los actuales. «No tienen nada que ver, las telas han cambiado bastante desde hace mucho tiempo; por ejemplo, yo tengo prendas en la tienda con treinta años o más, que no tienen ni un desperfecto, y eso hay que valorarlo», explica.
Una de las ventajas de este tipo de tiendas es la personalización. Al tener un público mucho más reducido que las tiendas habituales, seleccionan la ropa según los gustos de los clientes. «Nos basamos en las costumbres de los compradores, es decir, a mí me gustaría tener de todo, pero sé lo que se vende más y procuro traerlo», comenta Vizcaya. La mayoría de los clientes suelen ser jóvenes, pero también los hay mayores.
Explica también que muchas personas utilizan esta ropa para no vestir igual al resto. «Compro este tipo de ropa porque es un poco más distinta de lo que lleva todo el mundo ahora», dice Alba Rodríguez. Algo muy similar comenta Laura Troncoso: «Está muy de moda y es más barata. Además, encuentras cosas más diferentes».
El negocio de la segunda mano no solo se limita a la compra, sino que gracias a internet hay usuarios que también venden ropa. Pese a esto, los usuarios habituales comentan la poca oferta que existe en la ciudad. «Se echa en falta más cantidad de tiendas vintage, porque por internet también se puede comprar, pero a mí me gusta más ver la ropa y probármela», explica Izar Troncoso.
La compraventa de ropa usada y vintage suele estar ligada a la sostenibilidad y el medio ambiente, temas que están muy presentes en la identidad corporativa de estas tiendas. «La ropa vintage no genera ningún tipo de contaminación al lavarla, tiene más de veinte años, mientras que un pantalón vaquero nuevo genera actualmente una cantidad enorme de contaminación, por eso yo ya no uso esa ropa», defiende Alejandra Cabral.
También explica cómo por la antigüedad de las prendas y sus lavados, estas son menos agresivas con personas que tienen cualquier problema en la piel. «Normalmente las personas lavan inmediatamente esta ropa al llegar a casa, aunque viene lavada y planchada, pero no lo hacen con las prendas nuevas. Esas prendas sí que es recomendable lavarlas, y normalmente desde las propias tiendas lo avisan», comenta.