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Nace el primer instituto de Vigo con sede fija

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

La ciudad no tuvo un centro de estudios de bachillerato hasta 1927, pero durante 19 años careció de una sede fija; en septiembre de 1946 era inaugurado el edificio de Santa Irene, pagado por Policarpo Sanz

12 sep 2023 . Actualizado a las 19:55 h.

«El ministro de Educación Nacional, José Ibáñez Martín, ha presidido la inauguración del Instituto de Enseñanza Media Santa Irene», explicaba en las páginas de La Voz de Galicia del 7 de septiembre de 1946. Vigo, por fin, tenía una sede fija para el primer instituto de la ciudad.

En 1845, el Gobierno de España había implementado el Plan General de Estudios, conocido como Plan Pidal, por el que las capitales de provincia tendrían un instituto de enseñanza media. Vigo no reunía ese requisito, pero su población no cesaba de crecer por lo que quien quisiese completar los estudios previos al ámbito universitario debía trasladarse a Pontevedra. De los 60 institutos que funcionaban en España en 1926, tan solo 22 estaban ubicados en ciudades con una población mayor a la que entonces tenía Vigo.

La reivindicación de la ciudad vio su fruto en 1927. El 22 de junio de ese año, el rey Alfonso XIII firmaba un decreto autorizando la creación de un instituto en Vigo. El gobierno municipal municipio debía pagar los sueldos del personal docente, aportar un local, correr con los gastos de su mantenimiento y dotarlo del material necesario para impartir las clases. Con estas duras condiciones no es de extrañar que hubiera voces contrarias al instituto, alegando que era más necesaria contar con una buena infraestructura de escuelas primarias.

Sin embargo, el 9 de agosto de 1927, el pleno de la corporación aprobó la aceptación del Real Decreto de creación del Instituto General y Teórico de Vigo. Días después, el alcalde Mauro Alonso firmaba un contrato de alquiler con los Hermanos Maristas para ubicar el instituto en la finca que esta comunidad tenía en la Areosa. Al mismo tiempo, la Escuela de Artes y Oficios acogía la secretaria provisional del instituto, y el 15 de septiembre se abría el plazo de matriculación en el centro. Ya el 30 de septiembre de ese mismo año, la Gaceta, antecedente del Boletín Oficial del Estado, hacía público el nombramiento de los profesores y los sueldos que debería asumir el Concello hasta que no hubiese partida en los presupuestos generales del Estado. Solo en sueldos de profesores, el erario vigués debía pagar 48.500 pesetas anuales.

En enero de 1932, tras la aplicación del decreto de expulsión de España de la Compañía de Jesús, el Concello solicitó al Gobierno de la República que el instituto fuese trasladado a las instalaciones que los jesuitas tenían en la finca de Bellavista, en la calle Sanjurjo Badía. El traslado se produjo el 9 de febrero y, días más tarde, el alcalde Amado Garra rompía unilateralmente el contrato de alquiler que el Concello mantenía con los Maristas.

Paso por Bellavista

A finales del año 1936, la finca de Bellavista fue transformada en hospital militar y el instituto comenzó a vivir «un calvario», como se dice en la prensa. Hasta la inauguración del edificio de As Travesas, los bachilleres vigueses compartieron espacio con los alumnos de la Escuela de Comercio, que a partir de 1942 contaría con su propio edificio en la calle de Torrecedeira. Fue un largo período en el que cambiaron muchas cosas. Por ejemplo, en la inauguración del curso escolar de 1936, el 3 de octubre, profesores y alumnos saludaron brazo en alto la interpretación del himno de la Legión. Con todo, la presencia del instituto supuso un gran adelanto para la ciudad de Vigo, especialmente para la cultura.

En agosto de 1935 fallecía Irene de Ceballos, viuda de Policarpo Sanz y usufructuaria de su fortuna. En el testamento del adinerado vigués de vocación se especificaba que una parte de su fortuna debía emplearse en la construcción de un edificio de enseñanza. La cláusula undécima del legado establecía que parte de su dinero sería invertido en la construcción de un instituto de enseñanza. Las clases en este centro debería ser gratuita para los niños de familias necesitadas, mientras que a los pudientes tendría que cobrárseles una cuota mensual que contribuyese al sostenimiento del centro. El edificio es el Instituto Santa Irene, denominación que remite al nombre de la mujer del filántropo.

En 1941, la corporación presidida por Luis Suárez-Llanos decidió construir el instituto en una finca municipal en As Travesas, para lo que destinó 2,6 millones de pesetas. El arquitecto Antonio Cominges se encargó de la redacción del proyecto, mientras que las obras fueron ejecutadas por la empresa Pérez Conde. Por fin, a las seis de la tarde del 6 de septiembre de 1946 comenzaba el acto inaugural del edificio. El obispo José López Ortiz se encargaba de la bendición del edificio. Ya en el paraninfo del instituto, el rector de la Universidad de Santiago daba la primera lección magistral, antes de que Suárez-Llanos recordara el largo camino transcurrido desde el fallecimiento de Policarpo Sanz. El director del centro entonces era Enrique López Niño. Por su parte, el ministro impuso al alcalde la insignia de la Orden de Alfonso X el Sabio. Una vez terminado el acto, los presentes participaron en una cena de gala en el Pazo de Castrelos.