
Un inmigrante subsahariano en paro pide perdón en el juicio a la clienta que arrolló durante su fuga y le rompió un dedo la víspera de Nochevieja
11 abr 2024 . Actualizado a las 23:54 h.Un caso típico de primer curso de Derecho. Un acusado de robo alega que cogió dos chuletones por necesidad en un súper de la cadena Froiz en Vigo porque «tenía hambre». Afronta cuatro años de cárcel por un robo en un establecimiento abierto al público el 30 de diciembre del 2022, víspera de Nochevieja, y cinco meses de prisión por lesionar a una clienta durante su fuga, la cual se rompió un dedo al caer. El fiscal pide que indemnice con 6.900 euros a la lesionada, que sufrió secuelas.
El juicio se ha celebrado este jueves en el Juzgado de lo Penal número 3 de Vigo y fue presenciado por más de un centenar de estudiantes de instituto mayores de 16 años. Para acoger al público, se usó la macrosala de la Cidade da Xustiza de Vigo.
La abogada del turno de oficio sostuvo que había que beneficiar al acusado con la eximente por robo famélico de comida y pidió la absolución porque se hallaba en una situación extrema de necesidad y «hambruna». La letrada recordó que el acusado es un inmigrante subsahariano que, tras múltiples penalidades, «llegó a España en una situación precaria y se puso a trabajar. Cuando se quedó en paro, rozó la indigencia y se vio abocado a cometer delitos para buscarse su sustento».
«Tenía hambre, llevaba tiempo sin comer y se vio impulsado por el estado de indigencia, no vino a buscar vino o productos de limpieza, se llevó comida, dos chuletones, no usó la violencia desmesurada», añadió la profesional.
El acusado, que está en prisión por otros delitos, reconoció su autoría pero aclaró que «me llevé el solomillo por necesidad, no porque quisiera robarlo, lo cogí para comer, no por robar». En su derecho a decir la última palabra pidió disculpas a la mujer mayor que arrolló: «Pido perdón, no fue mi intención, solo quería escapar con la comida, estaba corriendo y ni la vi».
Más de un centenar de alumnos del instituto Ricardo Mella pudieron ver en el juicio cómo la abogada planteaba que el implicado había cometido un robo famélico e insistía en que la pena de cuatro años de cárcel le parecía «desproporcionada».
Testigos
La empleada indicó que desde que el sospechoso entró en el súper «lo estuve vigilando». Lo pilló robando y exigió la devolución: «Corrí tras él, saltó la valla de la caja y lo enganché. Luego, le rompió un dedo a una clienta cuando chocó. A mí me empujó tres veces». Admite que la colisión fue involuntaria.
La hija de la clienta lesionada calificó de «violento» al acusado, al que reconoció por un antiguo robo en su tienda de telefonía donde trabajaba. La mujer acompañaba a su madre en el supermercado cuando lo vio entrar cubierto con la capucha de una sudadera y «ya me dio mal rollo». Relata que, tras empujar a la chica del súper, «saltó la barandilla y arrasó con mi madre».
La Fiscalía pide que el implicado indemnice a la lesionada con 3.900 euros, otros 800 por la intervención quirúrgica y 2.200 euros por las secuelas y el perjuicio estético.