Sin plazas en el colegio público más céntrico de Vigo pese a vivir pegados a él
VIGO CIUDAD

Padres de alumnos del CEIP García Barbón protestan por tener que desplazarse fuera del barrio
12 may 2024 . Actualizado a las 01:51 h.Niños de educación infantil a los que sus padres llevan en coche al colegio público de García Barbón tienen plaza, pero familias que viven al lado y pueden llevarlos caminando se han quedado sin ella. Es una de las incongruencias que ha conllevado la bajada de la ratio de 25 a 20 alumnos en el colegio más céntrico de Vigo. La Xunta aplicará esta medida a partir del curso que viene en las aulas de infantil para combatir una crisis demográfica que no se vive en el centro de la ciudad.
En este colegio hubo 62 solicitudes para 40 plazas. 22 familias tendrán que buscar otras opciones para escolarizar a sus hijos. De ellas, un total de 15 son de niños que viven prácticamente al lado del colegio. Les obligan a matricular a sus hijos en colegios que está fuera de su barrio porque no hay otras opciones cercanas. Los padres y madres afectados se han rebelado contra esta situación y demandan a la Consellería de Educación que habilite un aula a mayores en el colegio para que sus hijos no tengan que migrar a otros centros, con los problemas que ello conlleva.
La apertura del Halo ha incrementado las solicitudes de matrícula de familias que viven en la zona de Vía Norte, Urzaiz o el Calvario. Hay familias admitidas en el colegio de García Barbón que tendrían otras opciones cerca de los lugares donde viven, «pero nosotros no», protesta Miguel Ocampo. «El privilegio de esas familias por tener un centro que les guste más, choca con el nuestro a tener un centro de proximidad», añade. Este padre de familia vive enfrente del colegio. Desde su vivienda escucha a los niños jugar en el patio y sufre a diario el embotellamiento de coches a la entrada y salida de las clases. «Me moví aquí porque quería un colegio cerca de mi casa», afirma. Le parece «una barbaridad» tener que desplazarse lejos para llevar a su hijo al colegio cuando tiene uno público al cruzar la calle. Consideran que es injusto que haya plazas para niños que viven a dos kilómetros y no para ellos.

«Las familias vamos a tener que hacer malabarismos para hacer nuestra vida normal porque no hay ningún otro centro público cerca», afirma Roberto, padre de Elisa, que vive al lado del colegio. «No hay otro colegio cerca, ese es el gran problema», señala. Destacan las dificultades que van a tener para poder conciliar teniendo que emplear tiempo en los desplazamientos diarios. «Nos quieren mandar a centros que están a 35 minutos andando desde la zona en la que vivimos», afirma Manuel Lama. La situación condicionará el futuro escolar de los hermanos «porque si no entra el mayor, tampoco lo hará el pequeño».
Socialización
Además les preocupa la socialización de sus hijos, que harán amistades con niños de otros barrios, pero tendrán falta de arraigo en el suyo. «Socialmente para ellos, es un hundimiento», afirma Roberto. «El colegio tiene que crear comunidad y favorecer la vida del barrio», defiende.
Otro factor a tener en cuenta es el de la higiene, que aseguran que no está garantizada teniendo los hijos que acudir a colegios que están lejos de sus hogares. «Si mi hijo se hace caca a 44 minutos de casa, no puedo dejar dos horas mi trabajo para ir a cambiarlo. Se va a quedar así toda la mañana, con lo que eso supone para él física y emocionalmente», afirma Miguel Ocampo.
Los padres afectados critican la «pasividad» del centro. Tiene un punto de asignación que, en colegios de otras ciudades, lo asignan para delimitar una zona de proximidad. «Aquí se lo dieron gratuitamente a todos. Un niño que está a 35 minutos del colegio tiene la misma puntuación».
Educación asegura que los niños no se quedarán sin colegio, pero a los padres eso no les vale. Han reclamado a Educación, a la delegada de la Xunta y a la Valedora do Pobo. «Los niños no son una mercancía. No pueden usar la demanda en el centro para cubrir las plazas que están en otros colegios a 35 o 40 minutos andando de nuestra zona».
Educación estudiará una solución, pero no para todos porque «es imposible»
El jefe territorial de Educación en Pontevedra, César Pérez Ares, recibió ayer a un grupo de padres cuyos hijos se han quedado sin plaza en el colegio de García Barbón y se comprometió a buscarles una solución para algunas de las familias, pero no a todas porque dijo que es «imposible». El lunes mantendrá una reunión con la dirección del colegio, la unidad técnica e inspección para estudiar de qué forma palían este problema. Desde Educación señalan que los padres habían elegido otros colegios alternativos que son viables. César Pérez Ares también planteó la posibilidad de poner un servicio de transporte escolar entre el centro y el barrio de Teis.
Señala que el caso del colegio García Barbón es «paradigmático», porque el escenario global es diferente. De las 1.600 plazas ofertadas a nivel provincial solo se van a cubrir 700. Este colegio concentra la mitad de los alumnos que no han sido admitidos en los colegios de su primera opción en la ciudad. En otros colegios de Vigo sobran plazas.
Los padres reclaman un aula en el centro que de cabida a sus hijos y creen que voluntad política se podría llevar a cabo. Por una parte, aseguran que una aula de primaria quedará vacía, por lo que se podría aprovechar. También plantean la posibilidad de utilizar un aula modular para una asignatura que se imparte que no es curricular en otro aula y dejarla libre para sus hijos. César Pérez Ares se comprometió a estudiar las propuestas que planteen los padres y madres de los alumnos antes del 15 de mayo, que es cuando salen las listas definitivas, aunque señaló que esta fecha «no es condicionante en absoluto».