Muere el médico Ernesto Rodríguez Lucio, el creador de las urgencias del Hospital Xeral

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

OSCAR VAZQUEZ

«Cuando llegó tenía una cantidad de conocimientos enorme», dice el facultativo que lo sucedió tras veinte años al frente del servicio

17 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

«Él creó el servicio de urgencias del Xeral», reconoce Martín Rubianes, hablando de Ernesto Rodríguez Lucio, que falleció el pasado jueves en Vigo a los 89 años. Lucio dirigió ese servicio durante veinte años y en los últimos seis meses de su carrera, en el 2003, trabajó mano a mano con Rubianes para cederle el testigo de la jefatura a su jubilación.

Era médico internista. Se había formado en el Hospital La Paz de Madrid en esa especialidad, antes de que el mir se llamara mir. Después vino a Galicia. «Tenía una cantidad de conocimientos enorme», recuerda Rubianes, que se formó como internista cuando el mir ya se llamaba mir.

Lucio dirigió la planta de medicina interna del viejo Hospital Xeral durante algunos años, hasta que le pidieron que formase el servicio de urgencias. Lo hizo, recuerda Martín Rubianes, con médicos voluntarios que se estaban formando en cardiología, en endocrinología y en otros servicios. «Eran unas quince personas y fueron la base del servicio de urgencias del Xeral, que fue prácticamente el primer servicio hospitalario de urgencias de Galicia», explica.

En el año 2000, en una entrevista en La Voz de Galicia, Ernesto Lucio hacía esta reflexión: «Nadie debería recurrir a las urgencias de un hospital salvo para cosas realmente graves, pero la atención primaria tiene una gran lentitud y la gente prefiere venir aquí para que le hagan las pruebas de inmediato». Añadía: «Somos víctimas de nuestro éxito». Probablemente, si se le hubiera entrevistado en el 2024, lo habría repetido palabra por palabra.

A pesar de ostentar la jefatura, el doctor Lucio nunca se cortó a la hora de denunciar las carencias de espacio y personal que padecía el servicio de urgencias y que, con los años, no harían más que crecer. «Tenía mucho mérito crear y llevar un servicio con 135.000 pacientes al año», dice con conocimiento de causa Rubianes. En aquellos años, las urgencias pediátricas no tenían un espacio independiente, sino un solo box dentro del servicio de adultos por el que pasaban 30.000 niños cada año.

Lucio, madridista empedernido, padre de tres hijos y abuelo de dos nietos, no pudo ver como médico el nuevo hospital que multiplicó el espacio de su servicio. Pero sí vivió el Cunqueiro como paciente, precisamente en el servicio de medicina interna que ahora dirige Martín Rubianes. Llevaba tiempo con problemas de corazón y falleció a los 89 años. Entre médicos. Ese fue su mundo.