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¿Es más difícil sacarse el carné de conducir en Vigo? Hacerlo cuesta ya 1.200 euros si se hacen 30 prácticas

Artai Bringas VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

«Tuve que hacer 40 porque es una ciudad donde conducir es complicado», se queja Pablo Aguiño, que acaba de obtener el permiso clase B

19 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

«Los costes han subido en todos los sectores, pero las autoescuelas mantienen tarifas muy competitivas», asegura Alberto Bugallo, presidente de la Asociación Provincial de Autoescuelas de Pontevedra. Esta es una visión compartida por algunos gerentes de autoescuela, como es el caso de Manuel García, de la autoescuela A52: «A pesar de la subida generalizada del combustible, el alquiler o la electricidad, no habíamos subido los precios desde antes de la pandemia. Este año los hemos tenido que elevar un poco». Alberto Pose, de Fórmula 10, va más allá: «Hai vinte anos, chegábanse a pagar 500 euros de matrícula; hoxe é máis barato», recuerda. Y añade: «As empresas son máis eficientes e hai moita competencia».

Sin embargo, el coste del carné de conducir de clase B (para turismos) cuesta una media de 1.200 euros si se hacen 30 prácticas, un número que los responsables de las escuelas consideran habitual. Este cálculo incluye el examen psicotécnico, cuyo precio suele ubicarse entre los 35 y los 40 euros y que solo se puede pasar en clínicas privadas; la matrícula de la autoescuela, que habitualmente cuesta 200 euros e incluye clases teóricas; la tasa que hay que pagar a Tráfico para examinarse, 94,05 euros, que incluye tres oportunidades entre los dos exámenes; y las clases prácticas, donde la sesión de 45 minutos cuesta entre 25 y 30 euros, aunque lo habitual es que se acerque más a esta última cifra, según las tarifas consultadas en nueve autoescuelas de la ciudad.

A pesar de los precios, muchas personas se ven obligadas a obtener el permiso de conducir porque el transporte público no les es suficiente. «Me estoy sacando el carné porque lo voy a necesitar para hacer las prácticas de mi carrera», dice Daniel González, que estudia Comercio en la UVigo. Un caso parecido es el de Iván Cora: «Tener el carné me ayudará a ir a clase», asegura.

Alumnos de la autoescuela San José asisten a una clase.
Alumnos de la autoescuela San José asisten a una clase. M.MORALEJO

El verano es una época habitual para sacárselo y, aunque suele ser gente joven la que lo hace, ya no es tan común matricularse en la autoescuela con los 18 años recién cumplidos: «Antes a esa edad lo primero en lo que pensabas era en sacarte el carné, pero hoy en día es habitual que sean los padres quienes presionen a los hijos para que lo hagan. Por algún motivo, los chicos de 18 de ahora no se dan cuenta de la importancia de obtener el permiso», señala María Yáñez, gerente de la autoescuela San José. «Es frecuente que vengan personas de veinte y pico años porque con el paso del tiempo se dan cuenta de que necesitan el carné para incorporarse al mundo laboral», concluye.

La época estival coincide con las vacaciones de muchos examinadores de Tráfico, lo que en algunas ciudades resulta en lista de meses de espera para poder examinarse. Por suerte para los locales, Vigo no es la que sale peor parada por las ausencias: «Aquí tardan días o semanas en dar fecha; en otras ciudades pueden tardar meses», dice Alberto Pose, de Fórmula 10, satisfecho con el sistema CAPA, que desde el 2021 se utiliza para repartir el tiempo de examen entre las autoescuelas de cada provincia.

 ¿Es Vigo más difícil?

Un tema de conversación habitual es la supuesta mayor dificultad de Vigo frente a otras ciudades. «Tuve que hacer 40 prácticas porque es una ciudad donde conducir es complicado», se queja Pablo Aguiño, que ha obtenido su permiso hace un mes porque «cerca del verano ya tenía menos trabajo de la universidad». Su autoescuela le cobraba 26 euros por sesión, con lo que solamente las prácticas le costaron más de 1.000 euros, a lo que hay que sumar el psicotécnico, la matrícula de la autoescuela y la tasa de Tráfico. «Tuve suerte de examinarme a las 11.00, porque en horas puntas cualquier detalle supone un suspenso», añade con alivio. «En Vigo hacen falta más prácticas por la dificultad inherente a la ciudad. Al final, los alumnos acaban gastando más dinero», señala Manuel García, de A52, autoescuela con presencia en Vigo, Pontevedra y Ferrol. «Verano es una época del año especialmente difícil porque viene mucha gente de fuera de la ciudad», complementa Celso Yáñez, profesor de la autoescuela San José.

Sin embargo, no todo el mundo ve negativa esta aparente dificultad. Para María Yáñez, sacarse el carné en Vigo «confiere a los alumnos una soltura que otras ciudades no pueden ofrecer». No obstante, todo se complica porque, aunque los alumnos suelen tener mucha prisa por sacarse el carné, «quieren compaginarlo con otras actividades, lo que retrasa el proceso de aprendizaje», añade.

Alberto Bugallo, el presidente de la asociación provincial de autoescuelas, discrepa con la opinión de que la ciudad olívica sea un lugar de especial dificultad: «Que Vigo sea una ciudad donde conducir es más difícil es una percepción que no se ajusta a la realidad», asegura. Y precisa: «El índice de aprobados es muy similar al del resto de ciudades».

El verano comienza con normalidad en lo que a incidencias se refiere, con muchos alumnos matriculados y examinadores de vacaciones. Por suerte para los futuros conductores, esto no está resultando en retrasos.