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En estos gimnasios de Vigo no entran hombres

ainhoa pérez VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Silvia D'Anna ha creado Power Pilates un lugar donde se entrena el cuerpo y la mente.
Silvia D'Anna ha creado Power Pilates un lugar donde se entrena el cuerpo y la mente. M.MORALEJO

Isa Cordovés y Silvia D'Anna entrenan solo a mujeres en locales donde se sienten «más cómodas»

25 ago 2024 . Actualizado a las 21:39 h.

En Vigo hay más de ochenta gimnasios que compiten por la clientela. Quizás por eso, cada vez es más habitual ver nuevos centros de entrenamiento que aportan algo distinto. Salas solo de pilates o de yoga, espacios en donde se pueda entrenar de manera individual... o incluso centros solo para mujeres. La ciudad cuenta con varios en que los hombres (al menos como clientes) no pueden entrar.

En uno de esos gimnasios se ofrece clases grupales y entrenamiento personal exclusivo para ellas. La responsable del negocio es Isa Cordovés, que abrió Woman Fitness en el año 2016 y que no dudó en centrarse en la mitad de la población. «No es lo mismo entrenar a mujeres que a mujeres y hombres a la vez», explica. «En los gimnasios mixtos y más grandes, los monitores de sala donde se hacen clases dirigidas suelen ser chicos y te enseñan a entrenar como lo hacen ellos», sostiene.

En su gimnasio se practican diferentes modalidades, desde body pump hasta baile, pasando por gap o pilates, entre otras. Hay una razón detrás: «Yo he bailado desde siempre, por eso intento llevarme todo lo que hago hacia esa disciplina».

Isa Cordovés abrió Woman Fitness en 2016 y ya ha conseguido 200 socias.
Isa Cordovés abrió Woman Fitness en 2016 y ya ha conseguido 200 socias. M.MORALEJO

Una de las piezas fundamentales de su centro es la conexión con las clientas. «Muchas veces vienen de gimnasios mixtos donde no se han sentido cómodas. Las entiendo porque a mí también me ha pasado como monitora», cuenta. Sin embargo, en su centro siente que «están a gusto al 100 %. Nos reímos, hablamos y hay mucho compañerismo».

«Tenemos más intimidad», corrobora una de las clientas de Isa, que señala que «las clases están más adaptadas a nosotras, no son solo máquinas».

Lo que más las motiva es poder hacer ejercicio de manera grupal. Las sesiones se reservan a través de una aplicación, el día que quieran en la hora que puedan, y aseguran que es algo que les «facilita la conciliación con el trabajo y los hijos». «Yo intento darles todas las facilidades para que puedan entrenar», explica Isa.

En estos momentos, Woman Fitness tiene una lista de doscientas socias y la perspectiva de crecimiento es buena. «Este mes ya he tenido nuevas altas», afirma la responsable del local.

Si algo cree que define su negocio es que es un lugar seguro donde se sienten muy conectadas entre todas. «Me he ido hasta de vacaciones con algunas clientas».

Algo parecido le ocurre a Silvia Dora D'Anna en su centro de pilates reformer. Silvia es argentina y tiene 53 años. Abrió Power Pilates hace casi dos años y considera que entre sus alumnas ya tiene amigas. «Hemos conseguido crear un espacio personal donde hablamos de hormonas sin tabúes, donde las chicas se relajan y podemos conversar y empatizar».

La disciplina que imparte no es pilates clásico, sino que se denomina contemporáneo. En él, son fundamentales la música, los vídeos y las luces con las que conseguir «más energía y motivación». Su disciplina está enfocada en fuerza, resistencia muscular y flexibilidad. A sus clases acuden desde jóvenes deportistas hasta mujeres mayores que buscan un entrenamiento funcional, por eso sus entrenamientos son 100 % personalizados. «Lo único que compartimos es espacio. Yo les doy las pautas acordes a cada una», dice Silvia.

En Buenos Aires tenía su propio centro y replicó el modelo en el que tiene ahora en Vigo. «Quise que fuera un espacio solo para mujeres porque conozco a la perfección nuestras necesidades físicas y psicológicas en los distintos períodos de la vida». La responsable del local confecciona sus clases con el objetivo de «cambiar la energía de estrés de la calle, la vida y la rutina». «Yo, en Buenos Aires notaba que muchas mujeres se cohibían en los centros mixtos o que les daba vergüenza entrenar». Fue ahí donde supo captar a su nicho, que la acompañó durante 25 años de profesión. Ahora, en la urbe gallega ha conseguido un espacio propio: «Las escucho sin que se sientan juzgadas y se van soltando. No es un ambiente hostil». Por encima de todo, su objetivo es transmitir «que buscamos mejorar para ser nuestra mejor versión y ocuparnos de nosotras mismas».

Silvia visualiza un futuro prometedor, por eso tiene en mente ampliar horarios. «Quiero mejorar y estoy abierta a escuchar lo que la gente necesita». Además, tiene claro que el lugar de crecer es Vigo: «Voy a seguir aquí porque me encanta. En poco tiempo la gente es igual de afectuosa que la de mi tierra».