






El parque municipal atesora una enorme riqueza patrimonial, medioambiental y paisajística
07 sep 2024 . Actualizado a las 18:18 h.Hasta marzo de 1964, el monte de O Castro no pasó a ser, en su totalidad, propiedad municipal. Fue entonces, cuando los castillos de San Sebastián y Nuestra Señora de O Castro dejaron de ser utilizados por el ejército. Sin embargo, ya unas décadas antes, a mediados de los años cuarenta, el Concello de Vigo pudo emprender la reforestación y ordenación de las otras partes del céntrico monte para convertirlo en un parque público.
O Castro conforma, junto con los parques de A Guía y Castrelos, el gran pulmón natural de la ciudad, sin embargo, en el antiguo Feroso _como lo denominaba el Padre Flórez_ se sitúa el propio germen olívico ya que en él se encuentran los restos habitacionales más antiguos descubiertos hasta el momento en el término municipal.
Fue el arqueólogo portugués Francisco Martíns quien documentó por primera vez la existencia de una población castreña en el lugar. Ocurrió en 1880, pero hubo que esperar casi un siglo para que Xosé María Álvarez Blázquez iniciara la primera excavación arqueológica, que en los años siguientes continuaría, durante varias campañas, José Manuel Hidalgo Cuñarro, quien acaba de publicar un libro sobre la historia de O Castro, Breve historia de O Castro de Vigo (Editorial Elvira). En esta publicación, Hidalgo Cuñarro sitúa en el siglo VII antes de Cristo el inicio del asentamiento. Sabemos que en el perímetro montañoso que rodea Vigo hay elementos megalíticos de mayor antigüedad, pero son de carácter funerario y hasta ahora no se han encontrado estructuras habitacionales debido a que los materiales que probablemente utilizaron aquellos primeros pobladores, como la madera, es biodegradable.
Una visita al yacimiento castreño abierto al público en el paseo del Cronista Álvarez Blázquez permite observar los modos de vida en la zona hace más de dos mil años y su evolución con la llegada de los romanos a estas tierras. Durante este mes, estará abierto al público, de forma gratuita, de martes a viernes, entre las 11.00 y las 13.00 horas, y el sábado, de 17.00 a 19.00 horas.
El otro gran elemento histórico que se puede apreciar en O Castro es el castillo que corona esta cumbre, cuya altitud es de 149 metros. Nuestra Señora de O Castro nació de la necesidad de fortificar la ría durante el siglo XVII, demasiado expuesta a las incursiones de piratas berberiscos y navíos de naciones enemigas de España. La guerra con Portugal aceleró la empresa. La construcción comenzó en los años cincuenta del siglo XVII, lo que evitó el ataque de un ejercito portugués, que en 1665 llegó a tomar Bouzas. No ocurrió lo mismo en 1719, cuando otro ejército británico desembarcó en Samil y tomó la villa de Vigo. Como los militares españoles se resguardaron en el castillo para organizar la defensa, la fortaleza fue duramente bombardeada durante varios días. El Concello de Vigo rehabilitó recientemente las galerías del castillo en las que se resguardaron los soldados españoles durante aquel bombardero. Las visitas se conciertan a través del 010. Durante esa rehabilitación se recuperó la entrada primitiva del castillo, situada al norte. El otro acceso al último recinto amurallado, que tiene unas puertas más grandes, fue abierta a finales del siglo XIX, coincidiendo con la Guerra de Cuba. Se hizo para poder introducir los obuses del baluarte de A Laxe.
El enorme recorrido histórico que tiene O Castro sería digno de una acción divulgativa conjunta, apoyada por un centro de interpretación global, no en vano, los acontecimientos allí sucedidos llegan a mediados del siglo XX, cuando fue lugar de fusilamientos de varios cientos de personas por las tropas franquistas, lo que también lo convierte en un lugar para la memoria colectiva.
Además de este patrimonio histórico, O Castro tiene una gran riqueza medioambiental construida desde los años cuarenta del pasado siglo. Hay especies arbóreas tan variadas como cedros, castaños o araucanas. Además, está la camelia. Esta flor oriental, tan bien adaptada al clima gallego, tiene bastante presencia en el monte, hasta tal punto de estar incluido en la ruta de las camelias que recorre distintos parques públicos y privados de la provincia de Pontevedra.
Desde hace ochenta años, el Concello de Vigo fue incorporando en distintos espacios del parque una serie de elementos decorativos y artísticos, entre los que no se puede incluir la Cruz de los caídos, objeto de polémica por el motivo por el que fue erigida. No muy lejos de ella está el monumento a la Batalla de Rande, con unas anclas y unos cañones que pertenecieron a la flota hispano-francesa derrotada en 1702.
En el interior del castillo también hay elementos artísticos. El más llamativo de todos es el monumento realizado por Camilo Nogueira, situado en el estanque. Son unos marineros levantando el escudo de Vigo. Es todo un símbolo del esfuerzo realizado por quienes poblaron estas tierras para levantar la ciudad más importante de Galicia.
Lo más evidente del parque de O Castro es su cualidad de gran mirador. Y no solo hacia la ría, que es por donde se ofrecen mejores vistas, sino también hacia el valle del Fragoso. De hecho, la visión hacia el sur permite distinguir, con la ayuda de un panel informativo, la confederación de castros que hubo en lo que es hoy Vigo hace más de dos mil año. Quizá por ello, no es exagerado decir que el apellido de Vigo es Castro.