








Aunque su ámbito general es el religioso, el vitrismo está presente en Vigo en instituciones y domicilios
13 oct 2024 . Actualizado a las 02:15 h.La Casa Maumejean, Luis García Zurdo, María Vázquez, José Cameselle, Mariano Vázquez, Manuel Costas y Antonio y Cristina Molares son algunos de los vidrieristas importantes que han trabajado en Vigo en los últimos 130 años. En el pasado, La Belga y, en la actualidad, Cosmo, son referencias empresariales viguesas únicas en la confección y rehabilitación del arte de filtrar la luz a través de objetos tan sensitivos como los vitrales o vidrieras. Si bien es una expresión artística muy apegada al culto religioso, el ámbito institucional, y más recientemente, el doméstico han dejado espacio para su desarrollo.
La vidriera alcanzó su momento álgido durante el período gótico, en los últimos siglos de la Edad Media. La reducción de los muros, especialmente en las catedrales, debido a los avances arquitectónicos, facilitó su expansión, alcanzando su culmen en la Sainte Chapela de París, en donde prácticamente desaparece el muro para acotar el espacio del tempo con excelentes vidrieras que conducen el estado de ánimo de los fieles a dimensiones espirituales.
El modernismo, en el camino del siglo XIX al XX, dio un nuevo empuje a este arte que permitió a las vidrieras alcanzar la vida laica. En la actualidad, la técnica de trabajo con el vidrio es igual que en el pasado, el único cambio radica en el tipo de horno; si en el pasado se cocía la combinación de vidrio y potasio con otras bases en hornos de leña, en la actualidad se hace con aparatos eléctricos.
La casa Maumejean, de origen francés y asentada en España desde la segunda mitad del siglo XIX, tuvo una gran presencia en el catálogo de vitrales vigueses. Se pueden ver sus trabajos en el ámbito no religioso, por ejemplo, en el hall del Teatro Afundación. Cristina Molares, de la empresa Vidrieras Cosmo, explica que en el cementerio de Pereiró existen importantes vitrales de Maumejean en panteones familiares, aunque algunos de ellos requerirían una restauración para verlos en todo su esplendor. En ese cementerio también hay obras más recientes, como las realizadas por el taller madrileño Vitralia.
Ya en el plano eclesiástico, la casa francesa con sede en Madrid realizó el conjunto que embellece la iglesia de los jesuitas, en Sanjurjo Badía, realizada en los años cincuenta de la pasada centuria. Otra casa que dejó su huella en la ciudad fue Unión de Artistas Vidrieras, de Irún. De esta firma son los vitrales de la iglesia de María Auxiliadora, que actualmente está restaurando la empresa Cosmo, con las manos expertas de Antonio Molares y su hija Cristina. Esta empresa, con taller en Bembrive, es la referencia principal en este ámbito en toda Galicia.
La influencia de Maumejean en Vigo quedó reflejada en el trabajo de La Belga, fundada en 1914 por José Cameselle, y que debe su nombre al país donde se especializó en vitrales su fundador. De esta empresa, que tuvo su sede hasta los años setenta en Marqués de Valladares, salieron numerosos vidrieras que todavía se pueden ver. O por lo menos, algunas. No se puede ver, la excelente narración del descubrimiento de América existente en la Estación Marítima, aunque hay otras dos piezas que sí están en espacios públicos de la zona portuaria. O en la Casa das Artes un lucernario cenital con el escudo de Vigo. Está tapado porque molesta a las exposiciones. Antonio Molares, en los años noventa, cambió, por orden municipal, el escudo preconstitucional que tenía aquella pieza cuando el edificio aún era la sede del Banco de España. Fue sustituido por uno de Vigo. Quienes lo han visto dicen que es un vitral excelente. En la Casa Galega da Cultura hay otro, de menor entidad, también con el escudo de Vigo, sobre el punto de control de acceso al edificio. Existen otras cinco vidrieras, con los escudos de Vigo y las cuatro provincias gallegas, en una asesoría de empresas del centro de la ciudad. La Belga dejó su impronta en numerosas iglesias de la ciudad, como Santiago de Vigo, El Carmen o La Soledad.
En los años setenta, con la nueva línea religiosa de la Iglesia, algunos templos incorporaron vitrales contemporáneos. Así lo hizo Nigel Hanon en San Paio de Navia, proyecto de Desiderio Pernas, o en la iglesia de la Inmaculada Concepción de O Calvario, obra de Antonio Román Conde.
Más recientemente, la vitrista leonesa María Vázquez realizó trabajos para la iglesia parroquial del Rocío. Tienen la particularidad de que fueron realizados con iluminación artificial a base de leds y pueden variar en numerosos colores según se programen. Esta artista también firmó vitrales para los templos de San Antonio de la Florida, Santa Eulalia de Alcabre y la residencia episcopal.
«Luis García Zurdo es, con toda certeza, el mas destacado vitralista español de su tiempo», dice el arquitecto Francisco Castro Nieto, un enamorado de la obra de este artista leonés fallecido en el 2020. «Zurdo poseyó un estilo compositivo único, que se caracteriza por una fusión de abstracción geométrica, figuración estilizada y simbolismo espiritual. Sus vitrales, que combinan formas dinámicas y patrones repetitivos, invitan a una contemplación profunda. A menudo, el artista estiliza figuras humanas y motivos religiosos, conectando temas devocionales con un lenguaje visual contemporáneo», añade Francisco Castro Nieto.
Y también dejó este leonés múltiples trabajos en Vigo, aunque también es complicado verlos porque están en ámbitos particulares. Más de veinte de estos vitrales se encuentran en la residencia de la comunidad de los Hermanos Maristas. El más grande está ensamblado con hormigón y tiene diez metros de alto. La casa del propio Castro Nieto acoge un vitral de tamaño reducido. Y la capilla de las religiosas de María Inmaculada, en Vázquez Varela, cuenta con una vidriera emplomada de gran tamaño en el presbiterio, y cinco vitrales emplomados que representan momentos de la vida de la fundadora, Vicenta María, y de la institución. Finalmente, en el Colegio de los Hermanos Maristas en Tui hay otro vitral en el panteón comunitario, aunque la presencia de este arte en el sur de la provincia merece un espacio propio.