La arquitectura viguesa orgullosa de su comercio

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Las alusiones a la actividad mercantil adornan numerosos edificios de la ciudad

27 oct 2024 . Actualizado a las 02:14 h.

En los primeros años del siglo pasado, el periodista y escritor Jaime Solá, fundador de Vida Gallega y propietario de algún diario más de la época, dentro de aquella moda de otorgar nombres literarios a las ciudades, decidió denominar Feniciana a Vigo en sus novelas El alma de la aldea y Ramo cativo. Aludía al carácter comercial del entonces imparable municipio para establecer un paralelismo con aquel pueblo semítico que exploró hace más de dos mil quinientos años nuevos mares y costas con el único fin de comerciar.

Ese ámbito fue el principal pilar económico de Vigo hasta que la industria conservera, ya en el siglo XIX, y la naval, posteriormente, proporcionaron nuevos y poderosos pies al sustento de la ciudad.

Algunos de aquellas personas del comercio, como se les conocía entonces, quisieron reflejar el origen de su fortuna en algunos de los edificios que levantaron. Ese rastro se puede seguir en algunos edificios de la ciudad, que acogen elementos simbólicos de aquella importante fuente de prosperidad.

Cuando Manuel Gómez Román emprendió la construcción de la sede del Banco de Vigo, en 1919, hoy perteneciente al Banco de Santander tras años con la denominación de Banco Pastor, quiso reflejar esa querencia viguesa por el comercio internacional. En el chaflán del edificio (fachada en equina entre Policarpo Sanz y Colón), situó la cabeza del dios romano Mercurio, o Hermes para los griegos, divinidad del comercio y el transporte marítimo. En la fachada de Policarpo Sanz se muestra otra réplica de la misma deidad clásica. Completó su propuesta simbólica con varias figuras, situadas en el remate del edificio, que representan personas de distintos lugares del mundo para significar los contactos comerciales olívicos por el ancho mundo. El arquitecto vigués contó con el escultor malagueño Enrique Marín Higuero para confeccionar todo el conjunto.

No era una novedad. Años antes, Jenaro de la Fuente Domínguez ya había recurrido a esta iconografía cuando levantó el edificio de la consignataria propiedad de Estanislao Durán, en Cánovas del Castillo, hoy ocupado por la oficina de turismo de la Xunta de Galicia. La finalidad del edificio era comercial ya que acogía las oficinas de la Mala Real Inglesa, como se conocía en Vigo la consignataria de buques. Ese hermoso, pero maltratado edificio, oprimido y afeado por otro que construyeron encima, no recoge la imagen de Mercurio, pero sí su símbolo. Preside la puerta de entrada una espada con dos alas y dos serpientes, elemento que se repite en los laterales. A Mercurio se le atribuye la misión de ser el mensajero de los dioses, y se le representa con dos alas en los tobillos y otras dos, en el casco. Otros motivos náuticos, como flotadores y anclas, añaden la especialización marítima del comercio que se realizaba desde la empresa de Estanislao Durán.

Jenaro de la Fuente Álvarez, al igual que su padre, también recurrió a la mitología clásica para el singular edificio acristalado que levantó entre las calles Policarpo Sanz y Príncipe. El edificio, proyectado en los años veinte del pasado siglo con fines comerciales, tiene en su fachada de Príncipe dos grandes esculturas que representan a los dioses Mercurio y Vulcano, en una clara referencia a las dos bases económicas de Vigo, el comercio y la industria. Ya en la fachada de Policarpo Sanz, la referencia mercurial se realiza en azulejos. En el remate de la fachada se sitúa una escena en la que Mercurio tiene a su espalda el puerto, del que parten dos barcos. La prosperidad de ese comercio marítimo se ve reflejada en la cornucopia de la abundancia.

Otra referencia al movimiento de mercancías simbolizado por la figura de Mercurio se encuentra en el conocido como edificio Mülder, situado en Montero Ríos. La espléndida construcción proyectada, a comienzos del siglo XX, por Manuel Gómez Román para el consignatario de buques Enrique Mülder recoge diversas escenas alicatadas. Están situadas en diversos puntos de esta joya del modernismo vigués, afeada por la presencia de unos toldos pertenecientes a un local de hostelería.

El símbolo original de la sociedad Círculo, Cultural, Mercantil e Industrial de Vigo, conocido por los vigueses como el Mercantil, lució el casco de Mercurio hasta hace unos años, que su directiva decidió cambiarlo. Ahí estaba el casco alado apoyado en un ancla y un engranaje industrial, y con las dos serpientes enfrentadas. La sociedad, fundada en la última década del siglo XIX, era la representación pública más destacada de ese conjunto de la población viguesa dedicada a los transacciones mercantiles. Como recuerdo de aquel pasado, todavía se puede ver aquel antiguo escudo de la sociedad viguesa en la sede provisional que ocupó en Marqués de Valladares.

Ya perteneciente a otra época, y con otro contexto, el edificio de Seguros Aurora Polar, en la esquina de Urzaiz con República Argentina, también presenta un relieve escultórico que alude a ese comercio marítimo, aunque lo enfoca a través de los seguros. Este edificio fue proyectado por Jenaro de la Fuente Álvarez a finales de los años cincuenta del pasado siglo. Para la confección de los distintos relieves que presenta la fachada contó con el buen hacer del escultor vigués Camilo Nogueira.