
En ella se encontraba la desaparecida casa consistorial
27 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Hoy en día, la bulliciosa plaza del casco histórico se ha convertido en un lugar de referencia para el ocio de buen número de vigueses y también forasteros, sobre todo, en época de buen tiempo. Pero, retrocedamos. No fue en sus orígenes el espacio abierto central de la villa, sino la que se denominaba plaza Vieja, que después pasará a llamarse plaza de la Leña (allí se vendía ese producto básico) y ahora plaza de Almeida, en memoria del militar portugués que tuvo protagonismo en la Reconquista, un guiño a nuestros hermanos lusitanos.
Próxima a la colegiata, lateral al camino que desde ella iba a O Berbés (rúa da Faixa y después Real) y enmarcada con casonas de postín, como ahora aun puede verse en el pazo, que en realidad es una torre con vivienda isabelina adosada, de hacia 1510, que fue del linaje de los Pazos y
Figueroa, el cual al presente acoge el Instituto Camões.
La villa de Vigo fue creciendo en altura, y se necesitaba un área más amplia que sustituyese a la primigenia, y así nació la actual. A lo largo de más de dos siglo se le conocía como plaza pública, plaza de la villa, o simplemente plaza. En la era absolutista (1814-1833) pasó a denominarse plaza del Rey, en honor al infausto monarca Fernando VII. Pero en seguida llegan al poder los liberales, que cambian el anacrónico y breve nombre por el de plaza de la Constitución, tal como la conocemos hoy, pues era válida, por genérica, para todas las Cartas Magnas que se sucedieron en la España del siglo XIX.
Pocas diferentes con la actual
El modelo y la planta cuadrangular remite a las plazas típicas castellanas de sabor renacentista
(Ocaña, Chinchón, Villanueva de los Infantes, Medina de Rioseco, etc.) pero con un tamaño menor y composición más sencilla. Afortunadamente, se conserva un plano de 1780, en cuya época la plaza presentaba casi la misma traza que ahora, aunque con algunas diferencias.
Donde hay amplias arcadas, antes había columnas, muy típicas de la época, y una estrecha callejuela hacia su entrada la comunicaba con la plaza de la Alhóndiga (hoy de la Princesa).
Entre los edificios destacaba la casa consistorial, una «torre» que en su día debió de ser un pazo, con balcón, para dejarse ver, y en su interior la sala capitular donde se reunía el juez-alcalde y los ocho ediles, sentados por riguroso turno de antigüedad; colgaba de sus paredes un cuadro de Santiago Apóstol, símbolo del señorío compostelano que el arzobispo ejercía sobre sus súbitos de Vigo.
En la parte inferior estaba el despacho del escribano numerario y de ayuntamiento; y en algún lugar se colocaba el «arca de las tres llaves» en la que se guardaban los documentos importantes para la municipalidad.
Tras el incendio del año 1851, y en el mismo solar se levantó el llamado Ayuntamiento Viejo (actual Casa da Cultura Galega), obra del arquitecto José María Ortiz, con doble fachada y estilo ecléctico, de 1861.
Vigo a mediados del XVIII, y antes, celebraba al año las ferias de S. Benito, la Traslación y Santa Lucía. Será la plaza donde tenga lugar el mercado de los sábados, en que se beneficiaban ganado, comestibles y textiles. En 1766, el arrendador de impuestos municipales manifestaba que se vendían «sobre un poco doce varas de lienzo, de cinco cuartas cada una, diez de estopa, y de tres a cinco de leras» [sic], entendiéndose eso cuando hace buen tiempo, y cuando no llega a venderse el número de cuatro varas, por no concurrir gente alguna a dicho mercado «como se ve poca cosa» y así tenía un ámbito muy local.
En un principio la plaza era un lugar señorial en el que campeaban los pazos hidalgos, algunos de cuyos escudos heráldicos aún pueden verse. Allí tomaron asiento los linajes de Pereira de Castro, Barros, Montenegro, Sanmillán y otros. Sin embargo, con el paso del tiempo se fueron abandonando, de manera que pasaron a ocupar sus bajos asoportalados los tenderos, como el alcalde Antonio Paz y sus hermanas, la suegra de Velázquez Moreno Brígida Pastera, etc.
En el año 1890, en la fachada de la sede del Liceo Artístico, donde naciera el almirante Casto Méndez Núñez, de ilustre prosapia, se colocó una placa conmemorativa, junto a un blasón de la época, que todavía hoy en día se pueden ver.
Historiador y miembro fundador del Instituto de Estudios Vigueses