Elogio del loureiro, un árbol tan común como lleno de propiedades
VIGO CIUDAD

Muy presente en Vigo, atesora usos medicinales, gastronómicos e incluso como insecticida
02 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Cuando todo nuestro entorno empieza a pintarse de amarillo con la floración de muchas especies de árboles (principalmente la invasora mimosa y las invasoras vinagretas), tenemos también en flor, en esta caso de forma mucho más discreta, a los loureiros. Hace tiempo que teníamos pendiente hacer un elogio de uno de los árboles más reconocibles y utilizados de nuestro entorno.
El loureiro (Laurus nobilis) no necesita mucha descripción. Es un árbol de unos 10 metros de altura, hojas perennes y una copa muy densa. Como norma general, siempre que veamos un árbol, arbusto o planta que no presenta señales de ninguna hoja comida por algún bicho, o bien es una especie exótica o una tóxica; a veces incluso coinciden ambas características.
Nuestro primo, totalmente autóctono, difícilmente es atacado por los insectos, por lo que podemos deducir que efectivamente es tóxico. Pero que no cunda el pánico, pues la cosa tiene su explicación. Entre otras cosas, clarifica como quienes utilizamos el laurel en la cocina con frecuencia estemos vivos para contarlo. Sus hojas contienen cineol, que es un repelente volátil natural para los insectos más frecuentes, como pulgones, ácaros, moscas, polillas o mosquitos. Esa toxicidad (tampoco excesivamente peligrosa para nuestra especie) desaparece en las hojas secas, por eso se recomienda —además de porque se incrementa su aroma— su consumo en seco mejor que verde. Dicho sea de paso que macerando sus hojas verdes se consigue un ecológico y eficaz insecticida natural y unas hojas metidas en los armarios ahuyentan las polillas de manera semejante a las hojas de alcanfor.
Enumerar las propiedades del laurel es un proceso casi sin fin. El más conocido es su uso como aromatizante en la cocina, preferentemente utilizado, con permiso de la cocción de algunos mariscos, en platos cocinados a fuego lento (su sabor se desprende lentamente) como estofados o guisos y platos de cuchara. Pero además de ese sabor tan característico, el laurel nos aporta beneficios añadidos como controlar ligeramente el colesterol, reducir los gases y ayudar a que las digestiones sean ligeras y disminuyan la acidez estomacal y los espasmos intestinales. Tiene también propiedades antimicrobianas, de ahí que se use igualmente como conservante natural en platos marinados, encurtidos o vinagretas y, por supuesto, escabeches.
Otros de sus usos son los medicinales, donde, como siempre, recomendamos prudencia y asesoramiento profesional. En la ficha descriptiva del Ministerio de Agricultura se le atribuyen propiedades para el sistema respiratorio (favorece la expulsión de las mucosidades de las vías respiratorias y tiene acciones bactericidas, por lo que resulta adecuado en caso de bronquitis, faringitis, etc.), para el sistema circulatorio (contiene ácidos grasos insaturados, como el oleico y el linoleico que poseen acciones beneficiosas contribuyendo a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares), para el sistema excretor (suavemente diurético) y para el reproductor (ayuda a regular la menstruación). Se dice también que poner unas hojas de laurel bajo la almohada produce un efecto relajante que facilita el sueño. Esto último no cuesta nada probarlo.
En Vigo es un árbol común, en parte gracias a su utilidad. De entre todos, destacaríamos al grupo de ejemplares de Castrelos, que ya están rozando el siglo y medio de edad y los de los jardines del colegio Apóstol Santiago, ya centenarios. En la antigua Grecia y Roma la corona de Laurel era un símbolo de victoria. Que muchos hayan conseguido llegar a viejos en Vigo es toda una victoria.