
BAUTIZADA POR LAS ESTRELLAS Ni el más célebre de los científicos especializados en el Universo pudo tener una ocurrencia mejor. Un astrónomo aficionado de Rianxo escogió este sideral nombre para su ahijada. Es «único», subraya Eclíptica.
21 mar 2015 . Actualizado a las 17:15 h.La astronomía ha inspirado muchos nombres: Estrella, Luna, Celeste, Sol? pero nunca uno tan genuino como el suyo. Se llama Eclíptica Órbita. A la mayoría les pareció que su nombre venía de otro mundo cuando la bautizaron hace 79 años en Rianxo. ¿De dónde quitaron semejante idea sus padres? La cuestión es que ninguno de los dos progenitores fue el responsable. Ellos mismos no daban crédito al nombre con el que su hija recién nacida había sido inscrita en el registro aquel complicado año, 1936. El responsable no podía ser otro que su padrino, un soñador en toda regla que tomó la delantera. José Saborido era el guarda forestal de los montes de esta localidad arousana. Intuimos que durante las noches de vigilia tenía muchas horas libres para observar el cielo y estudiar el movimiento de los astros. «De pequena ía a veces á súa casa. Había moitísimos libros. Sempre estaba estudiando. Eu fixábame nos aparellos que tiña. Todos moi estraños. Só recoñecía a bóla do mundo», describe con ese seseo tan propio y a la vez tan dulce de las tierras de Castelao Eclíptica Órbita Miguéns Lustres. La verdad es que nadie en su Asados natal, su aldea, la llama así. Ni Eclíptica ni Órbita. El cura se negó a anotar semejante nombre, tan poco cristiano. Mejor María, sentenció, que siempre queda bien. En el juzgado le preguntaron a José Saborido si estaba seguro de lo que iba a hacer. Él, por supuesto, no lo dudó.
Para no complicarse, en casa acabaron llamándola Maruxa. Intentaron más de una vez cambiarle el nombre, pero era un proceso muy costoso y complicado, «afortunadamente», dice Eclíptica. Hoy, camino ya de sus 80 vueltas alrededor del Sol, se declara muy «orgullosa» de su nombre «único». «Preguntei, busquei nos libros o que significaba. Sei que a eclíptica é algo así como unha liña que vemos no ceo? Si, iso, coma o lugar dende o que sae o arco da vella?». Se queda pensando, intenta continuar pero no se atreve y pide disculpas. «É moi complicado para min», añade. Sin embargo, no va nada desencaminada. El mejor regalo que le pudo dejar su padrino astrónomo fue ese. Ni a Copérnico, Newton, Kepler o Galileo se les pudo ocurrir un legado mejor para sus descendientes. A José Saborido debía inquietarle mucho el mecanismo que marca el desplazamiento de los cuerpos en el Sistema Solar. La órbita es la trayectoria que recorren los objetos sometidos a la acción gravitatoria ejercida por los astros. La Tierra gira por ejemplo alrededor del sol dibujando una elipse cuya vuelta completa dura 365 días y 5 horas. La Luna lo hace en torno a la Tierra. Tarda 28 días y marca nuestros meses.
«¿Onde estou, alá arriba?»
Maruxa no es la primera, hubo más casos de mujeres Órbitas. Lo que sí ninguna, probablemente, que también lo sea Eclíptica. El plano donde se encuentran el Sol y el resto de planetas. «Fun consciente do nome que tiña cando fun facer o meu primeiro DNI. Quedei asombrada. Ata entón non o tomaba en serio. Foi nese momento cando descubrín por que meu padriño nunca me facía agasallos pola Pascua. Enfadouse con meus pais porque nunca empregaban Eclíptica para referirse a min, ¡pero eu non tiña culpa!», comenta mientras no para de reírse. Tiene una vitalidad y una simpatía que enganchan. Unas ganas tremendas de disfrutar de este planeta que enamoraron a su marido, Xosé Romero. No se separa de ella. «Cando está enfadado chámame `¿Oístes??», sonríe. Eclíptica no siguió los pasos de José Saborido. «Sempre estou pendente da Lúa ?explica? cando vou plantar as colleitas e, segundo teña os cornos, á esquerda ou á dereita, tamén me axuda a adiviñar o tempo, pero nunca estudei esas cousas. El era un home moi sabio, completo, como dicimos aquí». Lo suyo fue la música. Junto a su marido, conocido gaiteiro, formaron el grupo Os Rosales, con el que recorrieron España. No fue fácil. En el 62 no estaba bien visto que una mujer se fuera de gira. Pero ella lo hizo. «A todo os lugares aos que ía o meu carné chamaba a atención. En Bruxelas non crían que fose galega». Con un nombre así estaba llamada a no ser una mujer corriente.
Eclíptica ha estado atenta a las noticias del eclipse de ayer. «Hai uns anos houbo outro. Cheguei a mercar unhas lentes especiais, oscuras, para poder velo». Con el tiempo le ha ido cogiendo más cariño a esto del cosmos. «A veces penso: ¿Onde estou eu? ¿Alá arriba? Se hoxe estivese vivo o meu padriño preguntaríalle: ¿Por que me puxeche este nome?».
En Rianxo hace un día espléndido que ella aprovecha para trabajar en la huerta, ya como una distracción. Casi a punto de terminar, Eclíptica Órbita nos hace una última confesión: «¿Sabes? Agora miro o ceo doutro xeito, cos ollos máis abertos, e digo para min: mira que lonxe chegaches sen apenas saír da casa».