
YO TENGO LA ALMENDRA que dejó en el plato el cantante de The Cure, Robert Smith, cuando vino a A Coruña en el 1998. Eso es ser fan. Como el que no se lava la mano que ha logrado tocar a su artista. Te llaman loco, te llaman friki. Tú les dices: «No, es pasión».
07 nov 2015 . Actualizado a las 05:10 h.Solo eres verdaderamente fan de alguien cuando has soltado alguna lágrima por tu artista favorito. El redondelano David Salgado fue bastante precoz en eso. Tenía siete años cuando, una Nochevieja de 1983, se quedó impactado con el estreno del videoclip de Thriller de Michael Jackson. Fue más tarde, con Bad, cuando empezó a empapelar su cuarto con recortes de revistas, posters y noticias de prensa. Acababa de cumplir once años y ya era «un fanático total» de Jackson.
Salgado empezó a trabajar en cuanto pudo para poder ir a verlo a los conciertos que dio en España. Oviedo, 1992; Zaragoza, 1996; Valladolid, 1997. Sabe lo que es dormir una, dos y hasta tres noches en la cola de un estadio para coger la primera fila. «Jamás olvidaré aquella sensación surrealista de ver un rostro que conocía bastante mejor que el mío, por primera vez, moviéndose y gesticulando solo, como si tu muñeco de toda la vida cobrase vida de repente», explica. En medio de todo esto, en 1993, salieron las primeras acusaciones contra Michael Jackson por presunta pederastia. La sombra de la duda jamás abandonará al artista, pero la afición de David «no cambió ni un ápice».
EL ARTISTA QUE ME CAMBIÓ
Uno puede ser incondicional pero, también, darse cuenta cuando su artista se equivoca o mete la pata. David Salgado se define a sí mismo como «un fan realista y poco amigo de las excentricidades y cambios de imagen de Jackson». Aún así, se ha pasado la vida defendiéndole. En marzo del 2009, cuando el artista anunció cincuenta conciertos en el estadio O2 de Londres, la venta de entradas se convirtió en una auténtica locura. Nuestro protagonista consiguió localidades para dos de los conciertos y, a pocos días de partir para Londres, el 25 de junio, ya de madrugada, se anunció la muerte de Michael Jackson. ¿Cómo lo vivió David? «Sin duda, fue uno de los momentos más angustiosos de mi vida. Me pasé toda la noche en vela, llorando e intentando encontrar alguna información que desmintiera lo que todo el planeta ya estaba comentando. A partir de ahí, la imagen de Jackson da un vuelco. Los homenajes se multiplican, sus discos se venden de manera astronómica y todos los que satirizaban mi afición parecen ser los primeros en recordarle con cariño y volver a escuchar sus discos».
Hoy en día, David Salgado tiene un auténtico santuario de Michael Jackson en su casa. Atesora toda la colección de vinilos, revistas, libros, muñecos... En el 2010 viajó con su pareja Marta a Los Ángeles. Visitaron las localizaciones de los rodajes de vídeos como Thriller, Beat it, sus estrellas de la fama, los estudios de grabación de sus discos, las mansiones donde vivió y, por supuesto, un viaje hasta Santa Bárbara para visitar la puerta de su ya histórico rancho Neverland. Tampoco se les quedó atrás la visita al cementerio donde reposan sus restos y, curiosamente, fueron los primeros fans a los que se les abrió la puerta de la cripta para ver su tumba.

En la actualidad, el fenómeno fan se ha renovado con youtubers y tuiteros, pero sigue habiendo incondicionales de cantantes, escritores y actores. Incluso hemos encontrado el fan de un coche. Aunque, si os decimos que es un Delorean, se entiende mucho mejor. Gustavo Rodríguez de Cos es un grandísimo aficionado al motor, en concreto, al mundo de los coches clásicos, pero se quedó prendado del Delorean con el que Michael J. Fox hacía los viajes en el tiempo en la saga de Regreso al futuro.
«Primero me volví loco con el coche; luego, vino la afición por la película», explica. Se acabó comprando un montón de objetos relacionados con esta producción cinematográfica. Al final, reconoce que se ha convertido en una especie de entendido en la materia. Pero lo que le apasiona de verdad es el coche. De hecho, el año pasado, logró comprarse un auténtico Delorean.
Aunque Gustavo Rodríguez vive y trabaja en Madrid, fue una empresa de A Coruña, XL Cars, cuyo gerente es Javier Lameiro, la que logró importar el coche desde los Estados Unidos para él. «Es una de las mejores inversiones de mi vida», explica Gustavo, quien reconoce que se lo pasa pipa con el coche. Lo saca los fines de semana aunque genera tanta atención, -porque todo el mundo lo reconoce-, que «hay que tener mucho cuidado con donde lo aparcas. Es como sacar un Ferrari».

Y así llegamos a Celia Pereira Porto, una auténtica fan del escritor Agustín Fernández Paz. «O libro co que me namorei del, desde o principio, foi Noite de voraces sombras. Comeza cun dos meus poemas favoritos, do poeta ourensán José Ángel Valente, gusto que comparto con Agustín». Con él comparte también la afición por el cine, «omnipresente na súa obra», especialmente en Fantasmas de luz e Amor dos quince anos, Marilyn.
Celia Pereira confiesa ser una amante de la literatura de todos los géneros y Fernández Paz le gusta especialmente, aparte de por lo bien que escribe, porque «ten a capacidade de envolverte na historia. Ademais, é moi frecuente que as súas obras falen doutras obras, así que tamén me gusta porque te leva a coñecer outros autores». A Celia Pereira le gusta tanto la literatura de Fernández Paz, que una vez subió al Twitter la fotografía de los muchos libros que ella tiene de él en su casa y el escritor, activo en esta red social, lo vio y le contestó algo así como: «Esa escolma de libros ben merece un agasaio». Cual sería su sorpresa cuando, a las pocas semanas, un día se encontró en su casa de Ourense un sobre acolchado en el buzón. «Era unha edición moi especial» -que le enviaba el propio Agustín Fernández Paz- «dun dos seus libros: Un radiante silencio cunha dedicatoria emocionante. Nunca subín tan rápido as escaleiras para contalo á familia!», relata.