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Al calor de las terrazas de invierno

La Voz PATRICIA GARCÍA, TANIA TABOADA, CÁNDIDA ANDALUZ, BEGOÑA R. SOTELINO Y SANDRA FAGINAS

YES

ALBERTO LÓPEZ

Lo que se lleva ahora es cenar y tomar copas al abrigo de la estufa y tapados hasta arriba. YES sigue la tendencia «pa' fuera, pa' la calle» y recorre los mejores locales para recogerte al aire libre. ¿Te animas?

05 dic 2015 . Actualizado a las 19:08 h.

Las terrazas ya no son (solo) para el verano. Quién dijo frío. Siguiendo la estela de otras capitales de Europa los hosteleros gallegos han ambientado sus terrazas para reírse de los rigores del invierno. La receta es fácil: estufa y manta, como en casa de la abuela. Pero, claro, a las terrazas a lo que se va es a tomar algo y a vivir, amar y a reír. Las terrazas de París son el símbolo de la vida, por mucho que los fanáticos se empeñen en lo contrario. Allí uno come, se enamora y escribe historias. Desde las abrigadas terrazas de la plaza de la Ciudad Vieja de Praga se contempla el baile del reloj cubierto con mantas de pelo y un café caliente en la mano. En Londres los patios al descubierto se convierten en improvisadas terrazas con calefactores, mesas de madera, puestos de comida y djs. Porque se puede disfrutar en la calle a cero grados. 

AIRES NAVIDEÑOS

«Las luces, las compras y el ambiente de Navidad hacen que aumente la demanda de la terraza, aunque haga frío», cuenta Rubén Sánchez, responsable del restaurante Mamá Chicó, en A Coruña. Mesas de madera, velas, flores, estufas, doble toldo lateral contra el viento y hasta mantas. Así hacen confortables las cenas al aire libre en este local. Rubén cuenta que los gallegos se van animando poco a poco a hacer vida en la calle, a disfrutar del café mientras cae el día y se observa el paso de la gente. «Cuesta más entre los mayores, pero poco a poco se van cambiando costumbres».

MARCOS MÍGUEZ

En La Marina, con vistas al puerto de A Coruña, la hilera de terrazas invita a hacer vida en ellas aunque sea diciembre. «La terraza es lo más importante para nosotros, tenemos más mesas fuera que dentro», explica David Souto, encargado del restaurante Luchana. Ellos, bajo los soportales de piedra, ya han encendido las estufas exteriores. Tienen una cestita con mantas grises para que los clientes se tapen las piernas. 

MARCOS MÍGUEZ

Desde una de sus mesas, María Olveira, coruñesa y autora del blog de moda Cuca Olveira, explica por qué prefiere las terrazas en invierno: «Tienen más encanto, tanto por la decoración como por el ambiente que ofrecen. Sentir cómo cae la lluvia sobre el toldo mientras te tomas algo con vistas al mar no tiene precio».

AL AIRE LIBRE PERO CALENTITOS

¿Quién dijo que las temperaturas lucenses impedían en época invernal comer,  merendar, cenar, tomarse un vinito, unas cañas o una copa al aire libre? Con la existencia de Canela Bakery Coffee se rompe esta creencia. Este local, ubicado en la céntrica plaza de España, obliga a casi todo aquel que pasa por la zona a hacer una parada. No importa la hora, porque para cada momento hay un manjar. Para empezar el día con energía, el emblemático local ofrece una gran variedad de bizcochos y tostadas para mojar en el café o en el  chocolate; para comer o cenar dispone de una amplia carta de especialidades, como tallarines de pollo, fajitas, solomillo de cerdo, hamburguesa ibérica o verduritas; para los adictos a lo frío, cuenta con unos helados de yogur ecológico con toppings, y para el té merienda ofrece exquisitos cupcakes, tartas, tartaletas y muffins. Todo para chuparse los dedos y a cualquier hora del día. Da igual que el termómetro marque tres grados bajo cero, su terraza es tan acogedora y tan atractiva a la vista que invita a quedarse pese al frío. Dispone de calentadores, carpas y velitas por la noche, que dan calor al lugar y hacen que el cliente se decante por quedarse al aire libre, relajado y calentito. Además de pastelería, panadería, restaurante, coctelería y cafetería, el establecimiento ofrece la venta de productos ecológicos y una amplia y variada carta de especialidades. Este céntrico local se adapta a todo, tanto para ir con un grupo de amigos, para una comida formal o para una cena romántica en pareja. No es cuestión de estar en manga corta, pero tampoco es necesario el plumífero. Antes los que optaban por quedarse fuera tenían que luchar contra las condiciones climáticas por conservar su preciado sitio pero ahora, con  las terrazas de invierno, eso ha terminado. Una manera de no renunciar al aire libre ni en los meses más fríos.

ALBERTO LÓPEZ

BAJO CER0 EN OURENSE

Disfrutar de una terraza en invierno en la capital ourensana es casi un ejercicio heroico. Con temperaturas que juegan entre los grados negativos y positivos, tomar una consumición en la calle está casi solo permitido para los fumadores o en los casos en los que en el interior del local el aforo esté completo. Por eso, a los empresarios no les queda otra que colocar grandes estufas que ayuden a llevar lo mejor posible el trago. En la capital ourensana, estos artilugios han empezado a instalarse. Los hay de diferentes estilos. De los básicos a los de diseño, aunque en todos los casos la finalidad es la misma. «Para los que tenemos un local pequeño poner estufas en las terrazas es indispensable. Si no nadie podría soportar estar en el exterior», afirma un hostelero del centro de la capital. Lo de cenar al aire libre es más difícil y la mayoría de los clientes eligen las terrazas para tomarse un pincho o alguna bebida, pero no permanecen demasiado tiempo. 

La mayor parte de los empresarios las encienden una vez que anochece y prefieren que durante el día los pequeños rayos de sol que se cuelan entre la niebla calienten las zonas. Siempre que aparezcan. Aunque, una vez que se instale el invierno en la ciudad, a partir del mes de enero, muchas permanecerán encendidas durante todo el día. En Ourense saben de aclimatar las terrazas. Hasta no hace muchas semanas eran los ventiladores (algunos con agua incluida) los que hacían más llevadera una jornada veraniega en la capital. Aunque los hosteleros suelen esperar a que lo demanden los clientes, o a ver las terrazas vacías, cada vez son más los que se apuntan a la moda del calor artificial en la calle una vez que los termómetros empiezan a bajar. Y si antes eran contados los locales, ahora es raro el que no lo instala. «Estamos aquí porque fumamos, pero si no también estaríamos porque invita a quedarse?, afirma una mujer en una de las terrazas del centro.

Santi M. Amil

MANTAS DE DISEÑO EN VIGO

Cafés vigueses como Detrás do Marco (que se llama así porque está en un callejón en la parte de atrás del Museo de Arte Contemporáneo, Marco), conocen muy bien desde sus inicios esta moda de hacer vida social a la intemperie. Ilduara Romero es la encargada del local y como además de las labores de gestión hostelera tiene grandes dotes de creatividad, es la autora de las nuevas mantas que acaban de estrenar, porque tristemente, las que tenían antes han desaparecido. Vamos, que se las han robado. Pero no van a castigar a justos por pecadores y la joven se ha puesto manos a la obra para abrigar a los que llegan y ha tenido en cuenta la época, por eso les ha dado un toque navideño a las nuevas mantitas. Ilduara, que está encantada con su trabajo, confirma que llevan años, los cuatro que llevan abiertos, cubriendo las necesidades térmicas de los clientes. 

Desde que inauguraron el café, el público se decantó por las mesas de fuera y llueva o nieve (es un decir, porque en Vigo, nevar, nevar, no nieva mucho), allí se plantan. El establecimiento tiene un ambiente juvenil y abierto, como su propio espíritu, en el que además se cultiva una importante vertiente cultural. Exposiciones, presentaciones de libros, conciertos... Como ellos, muchos otros establecimientos vigueses se han  apuntado a esta tendencia dando a la gente cobertura. Y nunca mejor dicho. A los que les da grima ponerse encima una tela que a saber tú quien se ha puesto antes encima, tienen más problemas a la hora de acomodarse, ya que para estar calentitos necesitan situarse lo más cerca posible de las estufas. Lo saben bien en la zona de Montero Ríos. El paseo al lado del mar está plagado de bares con terraza, pero esa agradable brisa marina te congela las ideas si sopla el viento del norte, por lo que los hosteleros son buenos clientes de los vendedores de las estufas-seta que hacen décadas descubrieron los parisinos. En Detrás do Marco han optado por otros modelos no tan aparatosos que se cuelgan en el techo y son fáciles de mover.   

Oscar Vazquez

NO IMPORTA SI CAEN CHUZOS

Los chicarrones de Carballo no solo salen a tomar algo a la terraza aunque caigan chuzos, sino que lo hacen ¡en manga corta! Los calores a veces salen de dentro, pero tampoco importa si no. Porque aquí, en el DLuxe, la noche pinta de lujo. No solo por los ambientes tan delimitados que tiene (y que se dividen por edades e incluso con un club de fumadores) sino porque la terraza está acondicionada de tal forma que el tiempo que haga fuera no afecte a la clientela. «La terraza está totalmente adaptada para el invierno ?explica José Manuel Castro, uno de los socios? por eso es una de las opciones cada vez más concurridas en el local también de noche». Lo sabe bien Alberto (en la imagen con chaleco vaquero) que insiste en que la tendencia ahora es sentarse al aire libre: «Normalmente tomamos las copas en la terraza, no somos fumadores, pero nos gusta más estar aquí». Ellos son habituales del fin de semana (alaban su amplio aparcamiento), pero lo disfrutan también al mediodía, con los rayos del sol si se dejan ver. Desde hace cuatro años, este local se ha sumado al gusto que impera en la calle con el mejor abrigo. Ante la duda, ¡terraza y manta!

Ana Garcia