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Viven en los mundos del «muppie»

Ana Abelenda, Tania Taboada

YES

PACO RODRÍGUEZ

LOS YUPIS MÁS CUQUIS Jóvenes, sobradamente preparados, realistas pero positivos, profesionales, adictos al deporte, la vida sana y las relaciones online. Urge la conexión con esta nueva tendencia urbana.

20 feb 2016 . Actualizado a las 05:25 h.

Les vemos venir. Y cómo. Corriendo, en bici con la GoPro, o bien con pies descalzos y una tabla bajo el brazo, dispuestos a pillar la ola. De millenium y yuppies viene su nombre. Vivimos en los mundos del muppie, una generación literalmente de novela, pues nació de la primera de Michelle Miller, The Underwriting. Hay quienes se han lanzado a decir que son solo «yuppies cuquis» -cuqui tiene una frecuencia notable en su vocabulario-, pero en YES creemos en la evolución de las especies, en que el tiempo futuro puede ser mejor.

ELLOS SON ASÍ

El muppie es en general sisi (sí estudia, sí trabaja), tiene entre 25 y 35, carrera, un máster o vistas a, un aspecto casual más de goretex que de croché, una vida sana y otra complementaria online. Aspira a mezclar pasión y trabajo, en el sentido más vocacional de la expresión, y a cumplir sus sueños sin evadirse de la realidad.  De hecho, uno de sus sueños es trabajar haciendo lo que les gusta.

En estas están Ana, Sara, Tamara y David. A sus 29, Sara ha estudiado Educación Infantil, trabajado como apoyo en varios colegios, prepara una oposición y quiere hacer un máster en formación de niños con necesidades especiales. Esta muppie real advierte el potencial de un mensaje positivo. «No importan las plazas que salgan [vemos a mano en su carpeta], solo necesito una». A los muppies «nos va mucho el rollo Mr. Wonderful», refuerza Tamara (33 años, educadora infantil). Hay que ser positivo e intentar vencer el desencanto, dice. «Parece que a la gente hoy le cuesta un gran esfuerzo cualquier cosa, levantarse, ir a una entrevista, animarse a echar una mano... A veces lo pequeño se ve como un trabajo inmenso. No sé, puede que las cosas estén difíciles, pero creo que no hay que dejarse llevar por la pereza». El esfuerzo es para Tami (su apelativo), como para Sara, una máxima vital. Seguidora de la Volátil, Tamara, que forma pareja de muppies con David,  tiene uno o dos clásicos en la mesilla. «Ahora estoy con El señor de las moscas, pero El Gran Gatsby es uno de mis preferidos, por lo que dice. Una cosa es hacerse rico, y otra, buscar tiempo para hacer cosas que te enriquecen como persona». Al igual que Tamara, Sara es de las que echan una mano porque sí, «porque hace que te sientas bien». No cuesta nada, asegura. «Solo supone un poco de tiempo, dar un poco de tu tiempo a otro, pero al final es beneficioso para ti». ¿En qué sentido? «Emocionalmente».

OBJETIVO FELICIDAD

Uno de los fuertes de estos muppies, vemos, es esa inteligencia que desafía los test de la razón. 

¿Nos vamos conociendo por dentro hoy un poco mejor? ¿Qué opina David (32 años, informático, responsable de sección en Fnac)? «Creo que esta generación está mucho menos pendiente de lo que piensen los demás. Hoy nos preocupamos más de ser nosotros mismos, de encontrarnos, de ser felices defendiendo lo que somos. Todas las tendencias que se ven, o la mayoría, apuntan a eso: la necesidad de ser libre, diferente... ¡y que se note! La diferencia hoy no se esconde, se enseña». ¿Es inmune el muppie al que dirán? «A veces por integrarte, quieres parecerte a otros», admite Sara, que a la vez defiende la necesidad de decirle al mundo «Soy yo, soy como quiero».

PACO RODRÍGUEZ

¿Hay diferencias entre chicos y chicas?, ¿ya está aquí el hombre metroemocional que habla de lo que siente sin pudor? «Creo que hay una evolución. Puede que haya desaparecido ese estereotipo del hombre duro que tiene que salvar su orgullo a toda costa», dice David, que ahora lee A pulso, la historia de superación de Gómez Noya, y prepara para marzo un viaje a Marruecos. Decidido a escalar el Atlas («más que escalar, será una expedición», cuenta) , revela que en el deporte le sorprendió el amor. ¿Cómo prendió la llama? «Los dos salíamos a hacer bici por Coruña. Ella me enseñaba rutas». David llegó de Madrid mejorando en su trabajo y enseguida contrajo la pasión por el surf que a Tamara le viene de familia. «El deporte nos ha unido, es uno de nuestros puntos fuertes. Yo a ella le contagié la afición por la bici y la montaña», dice él. El gusto por trabajar a gusto y realizarse en el oficio y el no a la bollería industrial («para bizcocho, ¡el casero!, el típico de yogur», dice Tamara) también unen a esta pareja muppie con una intensa historia detrás. Él se vino a Coruña cuando estaba decidido a dar el salto a Canadá. Aquí se conocieron, se gustaron. «Somos muy iguales». Pedalearon juntos hasta la cresta de la ola. Y cuando ella estaba decidida a romper una rutina de años y marcharse a Pamplona a trabajar... él le pidió que se quedase. Habló el amor.    

ALBERTO LÓPEZ

     Los muppies están en la onda deportiva. Eso les permite desconectar. Running, natación y bicicleta están entre los favoritos de Ana, 35 años, que ha hecho del deporte su profesión. «Vivo pegada al Smartphone y a las zapatillas», admite esta muppie superactiva con clínica propia en Rábade. «Yo intento hacer ejercicio todos los días -dice Tamara, con la vista en un medio ironman para septiembre-. David me inspira en esto del deporte». A él le gusta desde muy pequeño: «Me evade, me desconecta, me hace sentir bien, libre». El deporte, advierten Tamara y David, hace los problemas mucho más pequeños: «Lo más importante es que la rutina no te engulla». 

Sara hace ejercicio al menos tres veces a la semana, porque le ayuda a ver las cosas de otra manera: «No quiero quedarme parada, en casa, hacer algo además de trabajar y estudiar». 

Ana, diplomada en Fisioterapia, es técnico en Prevención de Riesgos Laborales, tiene dos máster, y vive, como decía, pegada a un  Smartphone. Es un decir, y otra de las características de una generación que usa a diario, varias veces, redes sociales como Facebook, Twitter e Instagram para relacionarse, informarse y compartir.

¿RELACIONES A LA CARTA?

Los muppies no están obsesionados con el futuro. ¡Carpe diem! Ana vive el día a día, «sin hacer grandes planes», disfrutando de las pequeñas cosas. Si bien «pensar en el futuro es inevitable», opinan Sara y Tamara. Hablan del siempre en el ahora. Del amor a lo que hacen y del amor-amor.  ¿Ha cambiado el sentimiento en los tiempos del Facebook? «Yo creo que una relación hay que vivirla como si fuera para siempre, porque si no te pierdes cosas, dejas de hacer cosas por la otra persona», afirma Tamara. «Pero antes era mucho más complicado encontrar pareja que ahora -dice-; yo tengo amigas que la han encontrado con aplicaciones como Badoo o Tinder. Y a veces hasta acaban en matrimonio». «A mí, personalmente, me hace un poco de gracia, me parece un poco como un mercado de carne», opina David. Los muppies nos ilustran sobre las posibilidades de estas aplicaciones que te dan la opción de seleccionar una pareja afín. «Esos perfiles, que te orientan si buscas una persona deportista, viajera, parecida a ti en gustos y aficiones, te simplifican las cosas, ahorran mucho trabajo, pero son solo un primer paso», dice Tamara. «Puedes buscar novia desde casa sentado en el sofá», señala David. 

Dejemos la cara más personal e íntima para ocuparnos de tendencias. ¿Se viste el muppie despacio aunque tenga prisa? Esta generación da importancia a su aspecto, pero no a costa de todo. Hoy hay donde escoger, apuntan Sara y Tamara, «cogiendo un poco de allí y de allá puedes montar tu propia personalidad». «Cada uno se viste como quiere y como se siente feliz», dice Sara. Ana se apunta a los vaqueros de última generación y las bambas. Los muppies se distinguen por un estilo casual, deportivo que prefiere pisar fuerte con comodidad. Les importan más el estilo y la calidad, especialmente en ropa deportiva, que la marca de moda. «Quizá sí llevas marca en calzado o en complementos, como unos pendientes», dicen. 

Trabajan como viven, de forma natural, buscando el lado bueno de las cosas, y entienden que a veces la flauta suena sin esfuerzo, pero que la buena suerte, si se decide a llegar, les pille trabajando. «Me gusta lo que hago -dice Tamara-. Trabajar a gusto es vital para mí», explica quien trabaja «no con vendedores de libros, sino con libreros de verdad». Es algo que comparten Ana, Sara y David. Pero puestos a soñar, Tamara montaría «algo propio, ¡un método Yustessori!», dice en un guiño a la pedagogía con más tirón del momento, Montessori (¿será porque es la que sigue el príncipe George?). Sara sueña ser «maestra», vivir rodeada de niños, haciendo lo que le gusta. David se lanza a imaginarse al frente de un negocio de restauración. 

STOP RUTINA!

Volvamos a tocar tierra. ¿A este generación activa y proactiva puede la rutina irle bien? Partimos de la base de que hay rutinas necesarias, ¿no? «Hay gente que necesita una rutina para sentirse segura. Yo lo respeto -se moja David-, pero a mí me machaca». ¿El tedio envejece? «Yo creo que sí, la rutina hace que te pierdas cosas». «En ciertos momentos está bien, pero hay que abrirse a lo nuevo, a la sorpresa», opina Sara. Tamara dice no tener gran problema con la rutina («¡La necesitas para preparar un maratón!»). «Pero es bueno romperla con viajes y cosas nuevas», propone David.

Los muppies dan la cara. Y tienen un mensaje tal que así: Qué rico te hace lo que te hace feliz.