Regístrate gratis y recibe en tu correo las principales noticias del día

Belén Cuesta: «Yo voy en busca del sur para no perder el norte»

YES

CEDIDA

Nos sorprendió en el papel de gallega en «Ocho apellidos catalanes» y para coger nuestro acento las pasó canutas. Un mérito más de esta sevillana que brilla ahora en «Perdiendo el norte» tras triunfar con Buenafuente.

05 mar 2016 . Actualizado a las 10:46 h.

Belén Cuesta (Sevilla, 1984) tiene tan buen rollo que a los cinco minutos de empezar a hablar con ella te contagia su alegría con una templanza a prueba de éxitos. Ella los ha tenido todos, en una carrera abierta al teatro, la tele y el cine. Su último taquillazo la descubrió como una gallega de lo más dulce que forzó con un acento para el que practicó a conciencia: «Mi preocupación era que no sonase paródico, lo hice con muchísimo respeto, ahora sé pronunciar 'unha' como nadie». Viendo su último trabajo, parece que el norte le trae suerte.     

-Ahora te vemos en una nueva serie, ¿te pones muy nerviosa cuando se estrena?

-Hombre, sí, hay un poco de nervios, y siempre piensas a ver cómo funciona, pero también con muchas ganas.

-Cuando un trabajo tuyo no tiene audiencia, ¿cómo reenganchas ese desánimo? 

?Porque las audiencias no estén a favor tampoco uno no se puede venir abajo, es así. No se puede uno agarrar al fracaso, es un trabajo, yo en general soy positiva, optimista. 

?¿Por qué te irías tú al extranjero?

-Pues por trabajo, por amor también y me iría por experiencias, por vivencias. Me ha tentado porque a mí me encanta viajar y tengo familia fuera, en algún momento que a lo mejor no ha habido tanto trabajo, pues me he ido fuera unos meses. Está bien poder vivir fuera y conocer a otra gente. 

-¿Adónde te irías?

-Me iría a Canadá, Estados Unidos, donde me dejaran trabajar.

-Eres de las que tiene entonces los pies en la tierra...

-No, no, yo creo que con la edad se ponen los pies en la tierra, pero ha habido épocas en las que me he ido tres meses a Nueva York, claro que cuando va pasando el tiempo eres más cauto.

-Eres muy joven y tienes un carrerón, cine, teatro, series... Has tocado todos los palos, eres una todoterreno.

-Creo que he tenido suerte en ese aspecto, y me han dejado estar en distintos sitios, me gusta mucho el teatro y disfruto muchísimo. Me encantaría hacer más géneros...

-Temes encasillarte como actriz de comedia. 

-No, no. Tampoco lo temo. Me gustaría hacer distintos personajes, los que vengan buenos serán.

-En «Ocho apellidos catalanes» hacías de gallega. ¿Quién te ayudó?

-Al principio me asusté muchísimo porque tenía que hacer de catalana y gallega, y lo hice con muchísimo respeto. Con el catalán estaba más segura, pero con el gallego me ayudó mucho Tamar Novas. Algunos amigos también del rodaje, una compañera que era gallega. Pero me pasé días hablando en gallego, con acento, iba a la farmacia y hablaba con ese deje, traduje todo mi texto a gallego para ver cómo sonaba, aunque luego lo dijese en castellano. Hice ese ejercicio para ser más consciente. 

-¿Qué te resultó más difícil? 

-La gheada, el 'unha' y mi preocupación mayor era que no quería que sonara como parodia. Yo le decía a Emilio, el director: «¿carallo sonará real?» [risas] Yo creo que al final fue natural, hubo que forzarla un poquito para el contraste del catalán al gallego, fue muy divertido. 

-Ya te puedes venir para aquí, que te acogemos sin problema. 

-[Risas] Me encanta. Yo feliz de ir a Galicia. 

-Pero es verdad que los humores son muy distintos, ahora que estás pegada a Manuel Burque lo notarás.

-Manuel es maravilloso, a mí me pasa que por ejemplo las chirigotas de Cádiz me hacen mucha gracia, pero entiendo que haya a otra gente que no. Sí hay diferencias, pero hay un punto en común. Manuel es una de las personas con las que más me río. 

-¿Contigo se cumple el tópico? ¿Eres la andaluza que se cuela en cualquier fiesta? 

-Sí, sí, es verdad que conozco muchos andaluces muchísimo más graciosos que yo, por supuesto, a mí se me da fatal contar chistes, pero sí me gusta pasármelo bien, divertirme y reírme. La comicidad viene de ahí.

-¿Cuándo has perdido tú el norte?

-Alguna vez aquí en Madrid que he pensado: ¡ay, dios mío, qué hago yo aquí! Pero tampoco lo he perdido mucho. Había un anuncio que decía hay que ir al sur para buscar el norte. Y eso es lo que hago yo. Cuando tengo un poco de bajón me voy a Málaga y ya encuentro luego el norte. Me recoloco. Yo voy al sur para no perder el norte. 

-Has trabajado con cómicos como Buenafuente, Rovira, Berto Romero, Corbacho. ¿Qué has aprendido de ellos?

-Ellos sobre todo me han fascinado. Siempre lo digo, Berto tiene esa rapidez y esa agilidad mental. Y estando en el programa se aprende muchísimo, con Buenafuente aprendí a estar más calmada, a entender al público, que a veces no se ríe, y hay que relativizar todo. Si no funciona un chiste pues se cambia y no pasa nada, no es nada grave. El público a veces cambia, con el mismo chiste no reacciona igual.  

-¿Tú has entendido la queja de Dani Rovira por el tema de los Goya?

-Yo se lo dije a Dani, estuvo estupendo, para mí fue una comedia muy efectiva la que hizo, pero las redes sociales son muy peligrosas. Creo que se equivoca dándole tanta importancia. Entiendo que lo amargue, pero no debe darle tanto peso. Hay gente muy desagradable, pero no hay que hacer caso. Porque igual que te critican te alaban. 

-¿A ti te ha pasado?

-Sí, haciendo En el Aire con Buenafuente nunca había hecho de mí, nunca me había expuesto tanto y con Twitter aluciné. Porque al segundo ya te están poniendo a parir. Y Andreu me aconsejó que no había que bajar a los infiernos, me dijo: «No puedes entrar ahí. No puedes engancharte». Yo soy seguidora de las redes, pero intento controlar esa parte.  

-Contigo pasa un poco lo de «Esta chica me suena pero no sé de qué». 

-[Risas] Sí, sí. Pero está guay, está siendo todo muy gradual, poco a poco.  

-¿Con quién te gustaría trabajar?

-Con Cesc Gay, me encanta su cine. No he sido muy mitómana, aunque de pequeña me encantaba Claire Danes por Romeo y Julieta, para matarme. Hoy soy muy fan de Juliette Binoche.