Lolita Flores: «Yo soy muy obediente, aunque no lo parezca»

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CEDIDA

Confiesa que está en un momento muy dulce, tranquila en lo personal y enfocada en una única pasión: sus hijos. Feliz con su vuelta al teatro, en «Asamblea de Mujeres» hace un guiño a su madre -«Si me queréis, seguidme»-. «Me acuerdo de ella todos los días, era una sabia», apunta.

05 nov 2016 . Actualizado a las 09:50 h.

Los años le están dando la oportunidad de centrarse en lo que quiere y quitar de en medio aquello que no le gusta, así que tal vez por ello Lolita Flores (Madrid, 6 de mayo de 1958) solo desea hablar de teatro. Ha regresado a los escenarios con Asamblea de mujeres, que pronto se representará en Galicia, en donde da vida a Praxágoras, una líder dispuesta a tomar el control de la ciudad de Atenas. De la mano de Juan Echanove, el director, esta «chirigota» mete el dedo en la llaga de la situación política actual.

-La obra que estás representando reivindica el poder de las mujeres. ¿Has sido muy revolucionaria?

-No, no. Yo creo que la primera vez que soy revolucionaria en una serie de cosas es aquí, haciendo de Praxágoras.

-Te consideras, entonces, una mujer conservadora.

-No, no, tampoco. Lo que pasa es que no tengo espíritu de líder, por supuesto que tengo mis pensamientos, me gustaría reivindicar muchas cosas, pero yo me dedico al arte, no a la política.

-Has crecido en un clan de mujeres. ¿Sois las chicas las que tenéis más arranque?

-Bueno, lo que pasa es que somos más simplemente [risas]. Date cuenta de que en mi casa estaban mi padre y mi hermano, y luego tres fieras. Después han venido los niños, pero cuando nos juntamos la familia, en general somos más hembras que varones.

-Viajas mucho, ¿eres de estar siempre pendiente, de buscar esa protección?

-No es cuestión de protección, es cuestión de que no puedo estar sin ellos, es una necesidad. Yo soy madre antes que nada, y hermana, y soy tía y sobrina... Entonces tenemos nuestra profesión, pero necesitamos siempre saber unos de otros.

-Yo no sé si por tu trayectoria, el cine o el teatro te han rescatado en determinados momentos. ¿Lo sientes así?

-Yo he tocado todos los palos. Lo mismo estoy en Tu cara me suena, que en teatro, que canto y me voy a América, o hago algo de cine, o una serie... Mi profesión es un abanico abierto y cuando me llaman y es algo que me gusta, lo hago.

-¿Cuál dirías que ha sido el punto de inflexión en tu carrera?

-No, en esta carrera se empieza todos los días de cero. No hay un día en que digas: «hasta aquí he llegado». Es de lo que vivo y lo que me gusta. Al contrario, yo lo que doy es muchas gracias a Dios y al Universo por todo lo que tengo. Soy una privilegiada, hago lo que me gusta y encima me da para comer. Y tengo el beneplácito del público, así que quejarse no está en mi agenda.

-Como dice la película de Campanella, no se puede cambiar de pasión. ¿La tuya?

-Mi pasión son mis hijos, pero luego es la música, el teatro, el cine. Es lo que sé hacer. Y es lo que quiero seguir haciendo hasta que me muera.

-En una entrevista confesaste que tu madre te aconsejó: «Tú tira para adelante, pero cuando estés al borde del precipicio retrocede dos pasos».

-Sí, eso me lo decía siempre a nivel personal. Ella era muy sabia.

-¿Te acuerdas diariamente de ella?

-Sí, todos los días, pero no tengo un momento específico.

-En la obra haces un guiño y dices: «Si me queréis, seguidme». ¿Idea tuya?

-Sí, surgió. Se me ocurrió medio en broma, y Juan Echanove ya quiso definitivamente incorporarlo.

-¿Qué significa Echanove para ti?

-Además de admirarlo enormemente como actor, cuando me llamó me alegré muchísimo, porque los dos perdimos a gente en el camino y eso nos unió en un momento de la vida. Y yo tenía una espinita clavada porque quería ofrecerle algo a Juan, estar con él de alguna manera. Y al final me lo puso delante él, es un director fabuloso y te da mucha fuerza.

-En esa línea de trabajo, ¿eres de proponer mucho o más de aceptar?

-Yo soy muy obediente, aunque no lo parezca, soy muy disciplinada a la hora de subirme al escenario.

-¿Con quién tienes ganas de trabajar?

-Hay mucha gente, tanto actores como directores. Me encantaría volver a trabajar con Juan Antonio Bayona, lo hice hace tiempo. Me gusta mucho lo que hace. Pero yo estoy muy abierta, soy muy del arte, y cuando me llaman directores para primeras películas siempre digo que sí, hay que apostar por la gente que empieza.

-En este camino ¿qué cosas habrías querido cambiar?

-Muchas, muchas. Sobre todo personales, me encantaría que mi madre, mi padre y mi hermano estuvieran aquí viendo crecer a mis hijos. Pero por otra parte creo que todo lo que he hecho me ha llevado adonde estoy, y estoy en un momento muy bueno de mi carrera. Y en lo personal, si hubiera cambiado algo, igual no tendría estos dos hijos que tengo. Así que prefiero dejarlo como está.

-Haces un monólogo muy largo. ¿Te ha costado esa memorización?

-Sí, sí, y me ha costado mucho. Porque yo soy más visceral, no tengo esa vena política, y me ha costado meterme. Pero si tú al cerebro le das caña, el cerebro te devuelve también caña. Es un ejercicio, cuanto más estudias más memorizas y más se te queda.

-¿Trabajas mejor con presión?

-No, no. Yo creo que no hay nadie que trabaje bien así, la presión en ninguna parcela de la vida es buena.

-Me decías antes que estás en un momento muy dulce, ¿la edad cómo te ha asentado?

-Estoy en un momento muy dulce profesionalmente, personalmente también porque estoy tranquila, tengo salud y el trabajo me da para vivir, así que con eso ya está. Yo creo que el momento dulce es cuando tienes las cosas que deseas, aunque no sean todas, y vives con tranquilidad, también por la edad. Ya sabes muy bien lo que quieres, y lo que no quieres lo quitas de en medio.