La descubrimos en «Amar es para siempre», pero también sabe ya lo que es pisar con fuerza las tablas. Se ha convertido en la actriz revelación por su interpretación en «El Olivo» y sueña con trabajar con Almodóvar. ¿Cuál es tu fuerte?: «Soy muy macarra y tengo mucho carácter»
26 nov 2016 . Actualizado a las 05:15 h.Fue la escogida entre un cásting de cuatrocientas chicas y en la película deslumbra, además de por su carisma, por su frescura, su ternura y su toque macarra. «La última prueba la hice con Icíar (Bollaín) y fue guay, se portó muy bien, porque nervios había y unos cuantos. Recuerdo que me hizo hacer varios ejercicios de improvisación y fue divertido», asegura Anna Castillo (Barcelona, 1993). Y así esta joven de 22 años se hizo con el papel de su vida en El Olivo, la historia de una chica, un árbol, un abuelo y un viaje en la que conviven las sonrisas con las lágrimas. A pesar de su juventud, ya sabe lo que es trabajar en proyectos de renombre como Oro, el nuevo filme de Agustín Díaz Yanes, que compaginó con el rodaje de la versión cinematográfica de La llamada, la obra con la que se ha dado a conocer. Anna sabe que este es solo el comienzo de su aventura como actriz y que le queda un largo camino por recorrer en el que no faltarán las curvas ni los obstáculos: «Ahora estoy viviendo un momento precioso, pero todos los actores pasamos por malas rachas. Y ahí es cuando hay que resistir. Ser actriz me da la vida y con eso me quedo».
-Eres la chica de moda tras la película «El Olivo». ¿Cómo estás viviendo que todo el mundo hable de ti como la actriz revelación del cine español?
-Estoy muy contenta y muy agradecida por las palabras tan bonitas que están diciendo sobre mi trabajo en esta peli, pero hoy estoy de moda y mañana no. Todo pasa.
-De todas formas, menudo subidón, ¿no?
-Enorme, la verdad. Recuerdo que cuando me dieron la noticia confirmándome que el papel de Alma era mío, lo celebré por todo lo alto con familia y amigos. El guion me enganchó desde la primera página y el personaje me volvió loca, me moló muchísimo. El personaje de Alma ha sido uno de los mejores regalos de mi vida.
-¿No temes que se te suba el éxito a la cabeza? Porque ya hay voces incluso que dicen que puedes alzarte con el Goya a la mejor actriz revelación.
-No me va a dar tiempo de que se me suba a la cabeza, porque esto es para un ratito y ya. Además, mis padres me ayudan a relativizar y a mantener los pies en la tierra. Yo estoy súper orgullosa del trabajo realizado y ojalá Alma me regale nuevos e interesante proyectos. Yo lo que quiero es más curro. ¿Que gano el Goya? ¡De lujo!, pero si no lo consigo pues no pasa nada.
-Vayamos a la peli. ¿Qué te ha aportado Alma a nivel personal y qué te ha enseñado ella a ti?
-Me ha enseñado la valentía y el coraje que mucha gente le echa a la vida por conseguir lo que se propone, aunque a veces se equivoque y meta la pata. Y yo le di al personaje un punto de ternura que no tenía. Pero cuidado, yo no tengo el jaleo mental que tiene Alma. Está fatal, debería mirárselo. ¿Afinidades? Que yo también soy muy macarra y tengo mucho carácter.
-¿Y has visto El Olivo? ¿Cuál fue la primera impresión tras verte en la gran pantalla?
-La primera vez que vi la película lo pasé regulín, la verdad, y me agobié un poco. En ese primer visionado es inevitable fijarse en esas escenas en que no te gustas del todo y en las que podrías haber estado mejor. Es deformación profesional. La segunda vez que la vi, la disfruté más, incluso me emocioné.
-¿Cómo ha sido rodar con Icíar Bollaín?
-Fue una experiencia increíble y muy enriquecedora. Me lo pasé estupendamente. Me cuidó mucho y se portó fenomenal conmigo.
-¿Con qué director te gustaría trabajar?
-Repetiría otra vez con Icíar, porque aprendí muchísimo. Y me encantaría probar con Alberto Rodríguez, porque dicen que te exprime como actor, que saca lo mejor de ti y con Almodóvar por el mito que le rodea.
-¿Quiénes son tus referentes interpretativos?
-Me encanta como trabajan Natalie Portman y Shailene Woodley y de nuestro país me fijo mucho en Candela Peña y Laia Marull.
-Te hemos conocido por tu personaje de Dorita en «Amar es para siempre».
-Sí, esta serie ha sido mi mejor escuela durante dos años, porque el ritmo de rodaje es tan trepidante y tan cambiante, pues puedes grabar dos secuencias de risa y siete de llanto en el mismo día; allí descubrí cuáles son mis puntos fuertes y hasta donde llego. Una diaria te enseña a sacarte las castañas del fuego. Aprendes del tirón sí o sí.
-¿Ya de cría decías que de mayor serías actriz?
-Sí. De niña jugaba a ser otras personas. Me inventaba otras vidas en lugar de jugar a las cocinitas. Recuerdo que con nueve años participé como figurante en la película de El perfume y fue alucinante ver cómo rodaban, el vestuario, los decorados. Fue increíble. Siempre he tenido clarísimo que lo mío era actuar, porque es lo que me hace feliz y punto.
-¿Qué te gusta hacer cuando no ruedas?
-Ir al cine y al teatro, leer novelas de Elena Ferrante, cocinar y salir de fiesta.
-Una ilusión por cumplir.
-Vivir un año fuera de España. Me encantaría pasar una temporada en Roma o en Florencia. Me parece una experiencia vital alucinante y no me gustaría perdérmela.
-Y un sueño profesional... ¿Quizá ganar un Goya?
-¡Ja, ja, ja! Eso sería la bomba. Vivir de la interpretación siempre. No tener que trabajar de otra cosa jamás.