
Hablamos con el presentador del momento sobre su proyecto más personal: «Los del túnel», una película producida y protagonizada por él que retrata con humor la forma que tienen los españoles de afrontar las situaciones de crisis
28 ene 2017 . Actualizado a las 18:45 h.Lleva más de veinte años aportando espontaneidad a la televisión del país, desde sus inicios como reportero de la primera temporada de Caiga quien caiga junto al Gran Wyoming, pasando por el experimento de Camera café y ahora al frente de uno de los programas con más popularidad del momento, Ahora Caigo. Entre medias, Arturo Valls se ha ido metiendo en otros géneros, protagonizando y participando en series de televisión y en el cine. Pero tenía en la cabeza una película muy concreta y se decidió tirarse a la piscina. Ahora se estrena Los del túnel, un filme que protagoniza y que ha producido él mismo.
-¿Cómo nació el guion?
-Tenía una idea en la cabeza desde hace tiempo y cuando conocí a Felix Tussel, un productor jovencísimo recién salido de la facultad, vi en él una energía y una ilusión que me gustó. Así que le conté mi idea y le dije que quería encargar un guion. Nos dimos la mano y hasta hoy. Los guionistas son los del «Camera Café», ya les conocía. A ellos les encandilé porque sabía que lo iban a hacer así de bien.
-¿Y lo calcaron? ¿O hubo muchas correcciones de la idea original?
-Nada, yo les di libertad absoluta, soy defensor de los guionistas, de los directores, quería dejarlos sin excusas. He oído muchas veces a guionistas de series eso de «es que no me han dejado, me han impuesto este final, este tono, este chiste…», y yo no quería hacerlo. Las películas de fórmula existen y tienen que existir, porque son parte de la industria y porque llevan a la gente al cine; pero no es lo que quería hacer yo. Me apetecía hacer otro tipo de película, con un poquito más de alma.

-Lo que estaba claro era que ibas a protagonizarla tú...
-Hombre, ya que produzco... Es de esos papeles que te gustaría hacer y puede que nunca te lleguen, así que decidí crearlo yo mismo.
-Es una comedia pero muy dramática, yo no sabría cómo definirla. ¿Tú cómo lo harías?
-Pues eso es, bueno, que no se parezca a nada, que sea nueva, fresca, que aporte más allá de la risa, de la comedia. Yo creo que tiene varias capas, es una comedia que ofrece algo más, tanto como dramática no diría, pero sí es diferente, sobre todo muy nueva y muy sorprendente. La reacción del 80 % de la gente que la ha visto es la sorpresa, «no me esperaba esto», y estoy muy contento con el resultado.
-Hablas de la diferencia de los españoles y los americanos a la hora de afrontar una situación de crisis. ¿Tan diferentes somos?
?Yo creo que sí, nuestra idiosincrasia nos lleva más a un restaurante, irnos a comer un asado y unas croquetas cuando los americanos lo hablarían en un polideportivo, sentados en círculo haciendo una terapia de grupo. Nosotros somos más de restaurante, de quedar los jueves y tomarnos un gin tonic.
-Y como humorista, ¿ves también muy diferente el humor americano y el español?
-Yo siempre he defendido que el humor es algo universal y que, aunque hay cosas muy locales, hay humor bueno y malo; y hay cosas que hacen que la gente se ría en cualquier lugar. Hay quien me ha dicho que la película es de la que se puede hacer un «remake».
-¿Crees entonces que es una película que se podría exportar?
-Se suele decir que la comedia viaja mal, precisamente por eso, porque nos reímos de cosas más locales, pero en este caso los perfiles son muy reconocibles.
-¿Crees que has conseguido quitarte la etiqueta de humorista en esta película?
-Creo que la gente se puede sorprender con esta interpretación. Pero tampoco es una cosa que me obsesione, no lo he hecho para demostrar que puedo hacer algo serio. Hay secuencias en las que provoco la risa y otras en las que me da el bajón. Este es un trabajo que tiene más recorrido.

-¿Qué te aporta el cine?
-Creo que es una de las pocas disciplinas artísticas más completas; interviene tal número de gente que es alucinante, seis semanas en las que no hay otra cosa… Vivir esa experiencia desde el minuto uno es pura droga. El cine es alucinante, otra dimensión.
-¿Y a la hora de interpretar? ¿Es más difícil el cine o la televisión?
-Es igual. La tele exige igual ser un poco más sutil, el cine muestra más detalle, pero al final lo que te pasa por dentro te pasa igual. En cuestiones técnicas hay muchas diferencias, pero la esencia es la misma.
-¿Es difícil lograr un programa que funcione, con toda la oferta televisiva que hay?
-Sí, por supuesto, y ya no solo por la oferta televisiva, también por las plataformas online, los youtubers… «Ahora caigo» es un gran logro, cinco años y seguir tan en forma es un éxito.

-¿Qué sabor te deja la ignorancia de algunos concursantes?
-La gente se viene arriba apuntándose al cásting y luego pasan estas cosas. Es cierto que a veces te traicionan los nervios, piensas en el millón y medio de personas que te están viendo y te bloqueas. Pero en aquel caso era un poco doloroso, es lo que pasa cuando se presta tan poca atención a la cultura y a la educación, es un síntoma más de la sociedad en la que vivimos.
-¿Hay un guion muy cerrado o te permiten improvisar?
-Todo es improvisación, no hay prácticamente guion, solo nos preparan unos chistes, pero el resto va saliendo.
-¿Qué queda del Arturo Valls de los primeros programas de «Caiga quien Caiga»?
-Yo creo que mucho, no quiero perder ese lado juguetón, espero que quede algo. Pero uno lleva ya más de 20 años en esto, lo que hace que relativices mucho los éxitos, los fracasos.
-¿Te quedan ganas de repetir como productor de otra película?
-Pues ya estamos pensando en la siguiente, ha sido una experiencia tan enriquecedora y estimulante que ya queremos repetir.