
¿CÓMO ESTÁ POR AHÍ? Esta era la pregunta que funcionaba hace unos años para saber de primera mano si calentaba, o no, Lorenzo. Antes descolgabas el teléfono, ahora el sol sale por el móvil. Pero ojo, no por cualquier ventana...
03 jun 2017 . Actualizado a las 10:05 h.Existe una frase muy famosa que sirve para explicar la dificultad que entraña un pronóstico del tiempo: «El aleteo de una mariposa en Brasil puede crear un tornado en Texas». Quizás le suene. Es la esencia de la Teoría del Caos que indica que una pequeña perturbación en las condiciones iniciales puede alterar por completo el resultado final. No es que los meteorólogos se equivoquen mucho, que no lo hacen, el problema es que trabajan con un sistema, la atmósfera, que es tan complejo como caótico, sobre todo en las latitudes medias, donde se encuentra Galicia.
Por si fuera poco este es un problema sin solución. La tecnología que pueda aparecer en el futuro nos ayudará, como mucho, a ganar un par de días pero siempre habrá un límite a partir del cual el pronóstico pierde mucha fiabilidad. A día de hoy una previsión de más de tres días hay que cogerla con pinzas.
Luego resulta que el pronóstico diario está lleno de matices. A veces demasiados para la gente que requiere una información muy precisa. Como hombre del tiempo, me enfrento a planteamientos como: ¿Podrías decirme qué tiempo habrá mañana, a esta hora y en este lugar concreto? Siempre me mojo pero muchas veces me queda una sensación de no decirlo todo o haber pasado algo por alto. Una previsión casi nunca está tan clara como para reducirla a un solo comentario.
Cuando hay sol y calor, por ejemplo, hay que prestar atención al viento. Durante una jornada de influencia anticiclónica y sin nubes el Nordés puede ser un auténtico fastidio. Por no decir que las nieblas a veces aparecen sin previo aviso para fastidiarte el plan de playa. Y qué decir del famoso icono del huevo frito. ¿Qué debemos esperar cuándo vemos un sol y una nube? Pues depende. Si son nubes bajas impedirán el paso normal de los rayos del sol, el ambiente será húmedo y las temperaturas no serán tan altas. Sin embargo, si son nubes altas el sol será protagonista y la sensación térmica mucho más agradable. ¿Y si al huevo frito le sumamos además el símbolo de lluvia? En ese caso tendremos precipitaciones intermitentes. Con un poco de suerte es posible que ni te enteres de que llueve. Pero si te coincida un chaparrón espera unos minutos a cubierto. Saber diferenciar entre lluvia y chubasco puede ahorrarte una mojadura. Al menos hoy tenemos a nuestro favor la inmensa cantidad de información que nos acompaña en nuestro móvil y que puede ayudarnos a conocer las condiciones atmosféricas en un determinado lugar. El primer consejo, en este sentido, es no hacerle demasiado caso a las aplicaciones. Las previsiones que ofrecen están elaboradas con modelos matemáticos, no hay intervención humana. Yo siempre recomiendo la de MeteoGalicia, porque al menos las predicciones están hechas por los profesionales de la agencia gallega que conocen muy bien los detalles de nuestra meteorología.
Otra herramienta muy útil para disponer de un pronóstico fiable es Twitter. En esta red social hay muchas cuentas de expertos o aficionados a la meteorología que informan diariamente sobre los cambios en el estado de la atmósfera. Hay servicios que incluso te permiten interactuar y preguntar a los profesionales. Ellos sí que harán hincapié en esa información extra que es necesario tener en cuenta. Además, muchos usuarios suben fotos del lugar donde se encuentran. Así que otra opción muy recomendable es entrar en el hashtag del sitio que quieres visitar. Seguro que alguien estará informando in situ, al menos, sobre el estado del cielo. En definitiva, Twitter te permite profundizar en esta ciencia que determina tanto nuestra vida. Aprender a descifrarla tiene grandes aplicaciones en el día a día, por ejemplo a la hora de vestirnos. Pero convertirse en un experto pasa por la observación y la investigación. Así que la mejor forma de predecir el tiempo es, en realidad, la curiosidad.
ILUSTRACIÓN: MARÍA PEDREDA