Aquí no hay playa, ¡hay playón! YES te propone siete arenales en los que todos los servicios están al alcance de la mano. Adiós resort del Caribe, hola litoral gallego.
12 ago 2017 . Actualizado a las 16:59 h.Que no te den gato por liebre. Son muchos los gallegos que una vez llega el verano ponen a maquinar sus cerebros y agudizan su ingenio a la caza de las mejores ofertas que les permitan realizar un viaje donde el paraíso playero esté servido sin moverse apenas del hotel. Pero ¿qué pasa si todos los servicios que buscamos en un arenal están al alcance de nuestra vista? No hace falta ser un halcón para encontrar zonas en las que disfrutar de una jornada de sol con chiringuito, pedaletas, duchas, zonas verdes o aparcamiento. En YES te enseñamos esos lugares que, sin ser recónditos, pasan muchas veces desapercibidos precisamente por estar al lado de casa. Pero a partir de ahora, pasarán del jet lag para dejarte impresionar por arena made in Galicia. Y las hay para todos los gustos y colores, niños y mayores, y para aquellos a los que los deportes acuáticos les parecen un must imprescindible.
Algunos llevan años dejándose empapar de las bondades de estos arenales, y ahora quieren enseñarle a todo el mundo lo que se está perdiendo. Los vemos en la playa de Santa Cristina, en A Coruña. Las apariencias de Lucía, Alejandro, Elsa, Carlos e Inés -que no se pierden una- no engañan. Seguro que os estaréis muriendo de envidia, aunque sea de la sana..., pero es que en esta playa lo más normal es ver a muchos disfrutar dándole a las pedaletas. Y ellos no iban a ser menos. «Siempre intentamos ir a playas escondidas, en las que no haya mucha gente y que sean tranquilas pero, a veces, el cuerpo pide otra cosa», cuenta Lucía, que aclara que hay que variar un poco para que el verano sea más movidito. Si no que se lo digan a Inés, que siempre que puede aprovecha todas las ocasiones playeras. «Cuando vamos en grupo intentamos pasarlo lo mejor posible», dice quien trata de exprimir cada experiencia antes de que llegue el duro invierno y tenga que vivir de cálidos recuerdos. Para gustos, colores, y aquí hay donde escoger.
Por bares... en Santa Cristina que no sea. «Lo que más apetece es ir a tomar algo para acabar el día con un buen saborcillo», explica Elsa. Estamos de acuerdo. Ahí la vemos, encima de las pedaletas, como una reina al sol pisando fuerte. Eso sí, la cosa se complica cuando hay que elegir al que le toca pringar pedaleando. Pero bueno, de lo malo siempre hay que sacar algo positivo, así que uno puede quedarse con el consuelo de que lucirá unas piernas bien tonificadas... y el paseíto, tras haber pillado unos rayos de sol -con protección, eso sí-, habrá merecido la pena.
AQUÍ HAY «MAREAS VIVAS»
En el corazón de la Costa da Morte existe un arenal muy frecuentado por vecinos y turistas. Es la playa de Laxe, un paraje con dunas abrazado por la aldea marinera más famosa de la televisión gallega, el Portozás de Mareas vivas. Laura Ramos, de 13 años, es vecina de esta localidad y afirma que para ella es «un orgullo» poder disfrutar de un arenal con ese entorno. «Para min está moi ben porque me queda preto da casa e aínda que vivas na outra punta de Laxe podes ir sempre andando», explica. Asegura que va a esa playa «desde ben pequena, todos os días do verán que fai bo tempo», sin excepción. El entorno de este arenal de más de 1,3 kilómetros es muy natural, de modo que, a pesar del turismo «non hai nin chiringuitos nin pedaletas». Pero Laura se conforma con las duchas.
DE LUJO EN CABÍO
Seguimos en ruta por el litoral con más servicios. Esta otra playa es perfecta para pasear al atardecer. Fran y sus amigos lo saben. Él aprovecha sus vacaciones para escaparse siempre que puede a la playa de Cabío, en A Pobra. A menos de una hora en coche de Santiago, donde reside, su grupo lleva años pasando las tardes ?prefiere comer en casa, comenta? disfrutando de los 130 metros de su arena fina y su tranquilidad, dos de las características que más valora de esta playa. «Es muy resguardada y en Galicia eso es importante porque muchas veces hace viento», comenta el joven. Él, además, no perdona un helado en uno de los chiringuitos cuando empieza a apretar el apetito.
Los manjares veraniegos que ofrecen las playas de la comunidad cuentan también entre sus asiduos con el madrileño Alfredo Villalba, que desde hace 25 años elige la playa de Covas, en Viveiro, para pasar el verano. Una de las preferidas por las familias. «Siempre repito, a veces también en Semana Santa y alguna Navidad», afirma. Casi siempre va acompañado de su familia. Allí es donde sus tres hijos tuvieron su primer contacto con el mar, «de aguas muy frías y que les ha hecho muy resistentes y despiertos», señala. Como ingeniero industrial que se fija en todo, lo que más le llamó la atención fue la ausencia de sombrillas, además de «un clima benigno, aguas frescas, cero masificación y mucha paz». Echa en falta más concursos de castillos en la arena y algún refugio contra la lluvia, pero nada más.
PON RUMBO AL SUR
Entre los reyes de arena y agua del verano gallego no podemos olvidar los 2,5 kilómetros de playa que forman A Lanzada, una de las más famosas, celebradas y concurridas de Galicia. Sus encantos hechizan a más de uno de los muchos turistas que vienen cada verano hasta la comunidad, y es que cuando uno conoce su magia, ya no la deja escapar.
Esto les pasó a Sandra y Jose a los que podéis ver en la foto (página siguiente) con los pies en la arena ¡y en el cielo! Volando alto. «Nosotros vivíamos en Coruña pero nos mudamos a Sanxenxo y no podemos estar mejor», cuenta Sandra, a lo que Jose asiente sonriendo. «Como en casa en ningún sitio, pero hay lugares que te marcan y dejan huella». El paisaje que les rodea, el entorno de la playa de A Lanzada, hace que sintamos más rápido que deprisa que en su corazón este arenal de premio tiene un sitio especial... ¡kilométrico! «Aquí no te aburres, el hecho de que dé a mar abierto la hace perfecta para la práctica de deportes acuáticos. Hay dos escuelas en las que puedes hacer surf, paddle surf, ir en kayak y practicar buceo», comenta Sandra. Y olvídate, las preocupaciones se quedan a un lado. Para aparcar no necesitamos hacer rompecabezas. «Nada más llegas tienes un párking enorme y casi nunca problemas para encontrar sitio. El primer chiringuito que se ve nada más sales del párking abre de noche. Tiene muy buen rollo», cuenta Jose, que además deja claro que para cerrar la jornada playera hay que irse con buen cuerpo. Y, claro, pide salsa. Esa que se consigue con una buena compañía, una cervecita y esas vistas al mar.
A POR LAS OLAS
Nuestro recorrido costero vuelve a marcar rumbo al Norte. No te bajes de estas letras, que nos vamos a la zona de Ferrol. La playa de Doniños es una de las grandes joyas no solo en la época estival. Muchos gallegos de diferentes puntos de la comunidad relacionan directamente este arenal con el mundo surfer. No van muy desencaminados, pues uno de los extremos del arenal, Outeiro, está especialmente concurrido por quienes practican este deporte acuático y hay varias escuelas de surf donde uno puede iniciarse en esta práctica o perfeccionar su técnica.
Ahora bien, quien prefiera tirar de helado y refresco y darse de lleno al dolce far niente, tiene un chiringuito estupendo en el que practicar el deporte del merendismo. ¡Arriba! Doniños no es la playa más recomendable para los niños por el oleaje del arenal y, de hecho, principalmente acuden jóvenes, pero cada vez hay más familias que se animan, controlando a los menores, a vivir esta experiencia por su arena blanca. Ojo, spoiler: quien la pisa dice que el adjetivo que mejor la define es «paradisíaca». Para más inri, su aparcamiento evita quebraderos de cabeza y un estrés más que impropio para un día de playa.
NO HAY VERANO SIN SAMIL
No podemos cerrar esta larga jornada al sol que nos hemos pegado en YES sin acercarnos a Samil, un clásico popular, la playa familiar más famosa de Vigo. Con más de un kilómetro de longitud, este arenal es el favorito de muchos vigueses, está lleno de vida y a un paso del centro de la ciudad. Para María Rodríguez, de 24 años, siempre ha sido una referencia, aunque las complicaciones de la vida adulta no le permiten ir tanto como ella quisiera. «Vou a Samil dende que teño memoria. De pequena ía moito, case todos os días». Recuerda que cuando era más joven «adoitaba ir con toda a familia, especialmente cos meus curmáns», aunque ya hace años que va con sus amigas. Aun así, subraya que es una playa idónea «para ir con nenos». Es consciente de la ubicación privilegiada de esta playa, ya que considera que el entorno «é inmellorable, enmarcado sempre polas Cíes». «O que máis me gusta é a súa accesibilidade e a posibilidade de ir a outra das praias que están preto se non dou atopado aparcamento», señala. Cuando se le pregunta por su servicio playero favorito piensa directamente en las terrazas que rodean Samil, y especialmente en una. «¡É un gusto rematar a xornada de praia e ir tomar un bocata ao Camaleón!».
Lo de los bocatas es otra larga historia. De momento, más arena. Tú decides en qué playa no... ¡playón!