«Mi madre es mi mejor amiga y el amor de mi vida»

ANA MONTES

YES

CEDIDA

Alcanzó la popularidad con «Tierra de Lobos» y ahora está a dos bandas en «Traición» y «Las chicas del cable». Acostumbrados a verle en la acción y el drama, Antonio Velázquez, que para nada se ve «un tío guapo». «Soy un chico de campo criado con necesidades», asegura.

17 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

SADF

Su mirada es de las que imponen. Pero hablar con él te pone en la tierra. Antonio Velázquez (Granada, 1981) es un tipo simpático de carne y hueso con una naturalidad que le viene quizás de haberse criado en un cortijo, con algunas necesidades y dos canales de televisión que le forjaron la imaginación y cree que también la vocación de ser actor. En su vida, marcada por las mujeres con las que se crio, han entrado personajes que ponen en valor su masculinidad, como el fallecido torero Paquirri o Aníbal Bravo (Tierra de Lobos) y su rol de sabueso, «o de bastardo», bromea, como el inspector Cuevas (Las chicas el cable) y Carlos (Traición). Quién le diría a este granadino, que emigró a Madrid con lo justo y todo el amor y moral de su madre, que ese sueño que imaginó iba a hacerse realidad con muchos más trabajos como las películas Tengo ganas de ti, Runner o Mi Gran Noche. Todo, volando a ras del suelo.

-«Traición» es un éxito de audiencia. ¿Nos enganchan las intrigas de familia?

-En esta familia está llevado al límite, pero en todas suele haber un punto turbio y, aunque no haya las puñaladas traperas de la serie, muchas situaciones hacen que la gente se reconozca. Y es que los guionistas beben de la crónica social y de lo que nos rodea. En todo caso, las familias dan siempre mucho juego.

?¿Y tú llevas bien las reuniones familiares? ¿Sueles salir airoso?

?Las llevo bien, somos una familia muy unida. Y toco madera para que sea así. Pero ahí está mi madre para unirnos a todos. Ella es mi mano derecha, mi mejor amiga, y el amor de mi vida. Yo me he criado entre mujeres, con dos hermanas, así que os entiendo muy bien.

?¡Muy bien! Siempre son bien recibidos los hombres que entienden a las mujeres.

?Yo me he criado en un cortijo en Granada y, aunque iba a un colegio que estaba en el valle, mi compañera de juegos, mi amigo y mi amiga era mi hermana mayor. Además creo que la forma de criarse en el campo y vivir la naturaleza ayuda mucho a los niños, y me ha servido para mis personajes más de campo, como Paquirri, porque al final todos los personajes pasan a través del actor.

?Así que a ti, cuando llegaste a Madrid, te parecería todo bastante desproporcionado...

?Sí, a pesar de que viviendo en el campo notas que tienes ciertas carencias, llegar a Madrid, vivir su estrés y estar en una habitación de 2x2, donde nadie se habla, y la comunicación es hola y adiós, me apabullaba.

?¿Cómo encajas la traición?

?Fatal. Yo no soy nada rencoroso, pero la traición, como la suelo entender, me duele, y mucho más la traición emocional de alguien de quien esperas algo. Aunque debemos aprender a no esperar nada de nadie, porque es quizás cuando nos traicionamos a nosotros mismos. En esta serie alguien de mi familia traiciona a mi padre y eso en la realidad ni yo ni nadie que tenga corazón podría perdonarlo.

?Trabajas con Ana Belén, toda una institución en el cine.

?Es maravillosa. Todo el reparto y yo nos llevamos increíble con Ana. Es muy difícil llevarse mal con ella. Tiene luz. En la serie mi archienemiga es ella y es también el grano en el culo que le ha salido a la familia Fuentes. Cuesta cuando tienes que mirar mal a alguien que te cae bien, pero somos profesionales, sobre todo ella, y te lo pone muy fácil.

?Trabajas también con un elenco estupendo, como Natalia Rodríguez (Claudia). Vuestro beso se hizo esperar, pero fue muy celebrado.

?Nuestra historia de amor, creada desde el minuto uno en el que nos miramos, es madura, no tiene nada de ñoña, y por eso la gente se ha identificado más, porque no ha habido que meterla con calzador, sino que se ha ido fraguando como un juego.

?La serie habla sobre los juegos de poder. ¿Crees que es fácil comprarnos?

?Sí, todo se puede comprar, pero no el honor; eso se tiene o no se tiene. Pero por desgracia en esta sociedad todo son intereses. Habría que mirar cada cosa en su contexto, pero, por ejemplo, no entiendo un país que tiene media hora de deportes en el informativo cuando casi no tenemos cinco minutos de cultura. La cultura está un poco abandonada en la sociedad y en los colegios.

?Tanto en «Traición» como en «Las chicas del cable» te toca investigar. ¿Te ven cara de sabueso?

?No lo sé. Más bien los directores me ven cara de bastardo y de policía (risas). En la segunda temporada de la serie, el inspector Cuevas entra para investigar un robo y seguirá ayudando a Ángeles porque entiende que, en una sociedad donde la mujer no tiene ni voz ni voto y está en continua lucha aceptando todo, un hombre que maltrata a una mujer es un tío que no se merece vivir.

?¿Y qué encontramos de Antonio Velázquez si tiramos del hilo?

?Encontraréis a ese niño del campo criado con necesidades pero que ahora, y mirando hacia atrás, todo lo que no entendía, como por qué tenía que trabajar en el cortijo cuando los demás niños jugaban, lo entiendo y agradezco a mis padres. Y es que ahora sí me apetece mucho volver a ese campo y no de retiro espiritual precisamente.

?¿Qué necesidades pasaste?

?Pues mira, teníamos que arreglárnoslas con lo que teníamos. Por eso mi padre nos enseñó a trabajar con las manos, porque si había que levantar un muro, se levantaba. A veces la gente me pregunta por películas o series que yo no he visto y se sorprenden porque soy actor y no las conozco. Pero en mi casa solo entraban los canales de TVE, la 2 y Al Jazeera, porque desde mi casa en Granada se veían los picos de África y por algún lugar se colaba [risas]. Pero es que además lo último que veía era la tele, porque teníamos placas solares y enseguida se descargaban, y la poca luz que teníamos era para las noches.

Javier Lizón

?¿Así que tirabas de imaginación?

?Pues sí, yo creo que eso ayudó a que se me desarrollara la imaginación. El campo y la soledad me ayudaron. Y seguramente es el motivo por el que he terminado siendo actor.

?¿Y cómo de alto te gustaría volar?

?Volar no mucho, porque todo el que vuela alto al final pierde la perspectiva. En España me gustaría hacer una carrera larga y bonita, porque además las plataformas como Netflix nos ayudan a difundir nuestro trabajo en muchos países. Pero personalmente solo quiero ver feliz a mi familia, estar con ellos, a la gente que quiero.

?¿Estás ahora recogiendo las mieles del esfuerzo?

?No sé si son las mieles, pero si crees en algo y lo persigues, al final te llega. Es verdad que yo luché mucho y mi familia nunca me pudo ayudar económicamente, pero moralmente era rico, era multimillonario gracias a toda la moral que me dio mi madre para estar en Madrid y no sentirme dejado ni abandonado. Entonces prepararte era muy caro, y cuando veo que hay chicos que llegan y no le dan valor creo que deben tener cuidado, porque las escuelas están llenas de gente que sueña con hacer cualquier papel. Cuando las cosas cuestan y vienes del barro, lo ves así. Aunque cada uno tiene sus experiencias y no vas a ser mejor actor o peor por haber vivido una situación u otra.

?¿Nunca te viste emigrando para abrirte paso en otro mercado?

?No, ya con venirme a Madrid me parecía una emigración, me parecía muy lejos, aunque estemos a cinco horas [risas].

?Juegas el rol de seductor. ¿Hasta qué punto sientes la obligación de mantener el tipo?

?Pues yo no me siento un tío guapo, de verdad te lo digo. No estoy todo el día cuidándome ni en el gimnasio, pero practico todos los deportes. Me fascinan. He jugado muchísimo al fútbol, monto a caballo, corro casi todos los días, cojo la bicicleta, esquío y todos los deportes de riesgo me gustan. Lo que sí me enseñaron es a ser un papel en blanco para que el director y el guionista puedan escribir en él. Por eso cuando me tocó hacer de Paquirri me fui dos meses a torear. Hasta ahora todos los papeles que me han tocado tenían que tener un físico, un entrenamiento, pero estoy deseando hacer otro tipo de papel que no vaya por ahí, aunque me encuentro en un momento físico donde la acción me gusta.

?¿Llegaste a conocer a alguien de la familia de Paquirri?

?No. José Antonio Canales, que colaboró también en la película, fue el que me guio en la tauromaquia y estuvimos grabando en Zahara de los Atunes. Porque una de las cosas más bonitas que tenemos los actores es poder meternos en las vidas de las personas. Haber corrido por los parajes donde él lo hizo, haber entrenado en el polideportivo de su pueblo... Todas, cosas para la transformación en el personaje, fue como meterme en su piel.

?¿Qué tal te sienta la comedia?

?Yo empecé en comedia con José Luis Moreno y pasé por algunos papeles como Buscando el Norte y Aída, en televisión. Me encanta la comedia porque todos tenemos un lado cómico. No me gusta la comedia histriónica, sino más las sitcoms, donde las situaciones son graciosas y eso hace que los personajes también lo sean, pero no que el actor intente hacer el tonto. Y justo ahora sobre la mesa de casa tengo el guion de una comedia disparatada que rodaré en verano con Paco Arango, un hombre increíble, como yo digo: un niño en cuerpo de adulto.