
El agente más desfasado de «Cuerpo de élite» también tiene su experiencia en el mundo de la noche, aunque ahora vive mucho más relajado y entregado a su faceta de padre. Cuenta que iba para médico, pero le dio un vuelco a su vida: «Dije: venga, vamos a intentarlo». Y le salió más que bien.
03 mar 2018 . Actualizado a las 05:05 h.Nano es la palabra que más repite Ximo, su personaje en Cuerpo de élite. Un tédax que se quedó tocado de la ruta del bacalao y que no tiene mucho en común con él. Octavi se cuida, y mucho, para mantener ese cuerpazo que incendió las redes cuando colgó una foto desnudo para celebrar el éxito de la serie. Para cuerpo de élite, el suyo.
-Octavi, menudo exitazo con la serie. ¡Enhorabuena, nano!
-¡Ja, ja, ja! Muchísimas gracias, estamos todos muy contentos. Ahora a ver, esperamos que siga bien, pero yo creo que tenemos un producto en las manos que funciona y que puede enganchar mucho al público.
-¿Puede dejarle a uno tan tocado la ruta del bacalao?
-Jolín, madre mía, ya lo creo. Yo creo que Ximo ya viene un poco taradito de base, pero sí, sí, él vivió la ruta del bacalao con mucha intensidad y, tal y como era eso, poco le ha pasado.
-¿Fuiste tú mucho de fiesta o eras de los responsables?
-No, yo trabajé de noche durante tres años, eso sí que es verdad, pero salía más o menos como todo el mundo durante una época. Y luego ya, por trabajo, responsabilidades y tal... Me gusta salir, pero nada que ver con lo de Ximo, lo suyo es de otro nivel.
-Ya te veía yo muy suelto en las escenas en las que te pusiste de DJ en el primer capítulo.
-¡Pues eso era a las seis de la mañana e iba de café hasta las cejas porque me estaba durmiendo!
-Ximo es artificiero, pero al mismo tiempo es una bomba de relojería.
-Sí, él es muy bueno en lo suyo, se ha criado entre pólvora, ha sido su gran pasión junto con la música, pero es una personalidad muy impulsiva, y eso no es lo más recomendable para ser un tédax. Aún así, sigue siendo muy bueno y además que es un inconsciente y se acaba metiendo donde otra gente no se atreve a meterse.
-¿Te reconoces en eso?
-No, no, no. Yo creo que es uno de los papeles más distintos a mí de los que me ha tocado interpretar. Yo soy una persona bastante calmada, reflexiva y con un nivel de energía básico, mucho más bajo que el de Ximo. De hecho, al principio, ponerse a su nivel vital fue todo un reto.
-Bueno, «Cuerpo de élite» el tuyo. La que liaste con el desnudo que subiste a Instagram para celebrar el éxito de la serie...
-¡Ja, ja! Dios mío, parece que en las redes todo tiene mucho eco, pero si no se ve nada. Es reciente y va enlazado con el éxito de la serie, que es lo realmente importante, ¿no?
-Ya, ya, ya...
-¡Ja, ja, ja!
-¿Cómo se consigue esa forma física? No serás de los que pesan la comida...
-No, no peso la comida pero sí vigilo lo que como, porque uno tiene una edad. Siempre he hecho deporte, durante toda mi vida, y he cuidado mi alimentación. Y luego claro, se añade que si trabajas con tu imagen, quieres que se te vea bien.
-Sueles hablar de tu gran cambio.
-Sí, hablé en algún momento. Y cualquiera que haya entrenado con pesas más o menos en serio lo conocerá un poco, que primero te pones fuerte, te pones grandote y después afinas. Ese fue el proceso. Yo empecé a entrenar con 15 años, siendo muy flaquito, a los cinco años ya estaba muy grandote y pasado de peso, y con 21 ya me quedé marcado. Es el proceso de volumen y definición que más o menos pasa todo el mundo cuando hace culturismo.
-¿Eres culturista?
-Sí, entreno con pesas. Por aquel entonces se llamaba culturismo, hoy lo compagino con otras cosas, pero la filosofía del entrenamiento es esa.
-¿Eras un patito feo?
-Sí, más que nada porque ahora tengo 43 años y por aquel entonces tenía 20. Hace 23 años no había tanta gente que entrenara, además era joven para ser tan grandote y era un poco un bicho raro. Lo que sí que es verdad es que me ahorró muchas peleas en la discoteca. En cuanto había alguna movida con mis amigos y aparecía yo, todo el mundo se iba.
-Ya, pero me refería al antes, cuando decides ponerte a entrenar.
-Sí, antes, al principio de la adolescencia, era un chaval flaquito, mientras que de niño fui gordito. Cuando empecé a entrenar cambió todo y empecé a preocuparme por mi imagen.
-Tú estudiaste Medicina, te sacaste el mir, conseguiste la plaza, y lo dejaste. Anda que...
-Pues se cruzó casi por casualidad en mi camino el tema de la interpretación. Yo había hecho cosas de teatro en el colegio, pero luego tiré por el camino convencional. Estudié Medicina, y entre que acabé la carrera e hice el examen mir, que hay como un año, fue cuando empecé a hacer trabajitos de fotografía y de publicidad. Una productora me pasó el cásting de la primera serie que hice, que era Happy House, justo después de hacer el examen mir y antes de elegir la plaza. Me cogieron, empecé a rodar, aplacé un año la incorporación a la especialidad y después, cuando se acabó el plazo y tenía que elegir entre una cosa u otra, dije: «Venga, vamos a intentarlo, que esta es una cosa que se presenta pocas veces en la vida». Y desde entonces hasta ahora.
-Seguiste tu impulso.
-Sí, completamente.
-Pero cuesta pensar cómo se puede abandonar algo para lo que has estado tantos años luchando.
-Claro, la carrera son seis años, luego otro año para preparar el mir y después la especialidad, que ya no la hice. Era Psiquiatría. Vas tirando un poco con el piloto automático hasta que al final eliges. Yo en otros países no sé, pero creo que en España hay poca información sobre el futuro profesional, lo que significa y lo que es cada carrera. Yo estaba haciendo Medicina, pero quizás tampoco era lo mío. Bueno, a la vista está que no era lo mío cuando me salió la oportunidad y me cambié.
-Y cuando empezaste con «Centro Médico», ¿tuviste que sacar los apuntes para repasar?
-En Centro Médico refresqué muchos conocimientos, me resultó más fácil el rodaje. Fue un rodaje complicado, porque en el texto hay mucha información técnica, y la verdad es que tener los conocimientos previos me resultó de utilidad.
-Si vuelves la vista atrás, ¿hubieses hecho todo de la misma manera? ¿A día de hoy, haciendo balance, crees que has tomado buenas decisiones?
-Yo creo que sí, porque además el mundo universitario convencional me sirvió de mucho, el tener una disciplina de estudio y de trabajo. No cambiaría nada.
-¿Qué tipo de padre eres?
-Soy un padre divorciado, por motivos laborales no puedo estar tanto como me gustaría con ellos. Ellos viven en Barcelona, yo trabajo en Madrid, pero los fines de semana que me toca me voy para allá, voy a sus actividades extraescolares... Cuando el tiempo me lo permite, intento estar el máximo para ellos y ser un padre cercano, pero sin perder de vista que la paternidad obliga a mantener un orden y una jerarquía que no se puede obviar.
-Eso de ser amigos de los hijos hasta cierto punto, ¿no?
-Amigo hasta cierto punto, sí, sí. Quienes al final toman las decisiones tienen que ser los padres, es que es impepinable.
-¿Cuánto hace ya que te separaste?
-Pues tres año y medio.
-¿Y cómo tiene que ser la mujer que te convenza para volver a estar en pareja?
-Pues supongo que es básico que acepte este estilo de vida tan poco convencional pero, sobre todo, que me haga reír. El humor es básico en cualquier relación sentimental.